2016

Noche malvarrosa

Contundente, intenso y supongo que triste algunos días pero estoy feliz con mi 2016. No creo que deberíamos pedirle menos a un año. Lo empecé en el mismo lugar donde lo termino, al lado del mar, visitando a mi familia y compartiendo días de aire fresco y visión de naranjas.

Empecé 2016 leyendo a Randall Munroe y a Herman Melville: ciencia, sociología y relatos han predominado en mi Kindle este año. El libro que acabo de terminar es Política Moral, en el que Lakoff explica cómo los modelos de crianza inciden en la visión política de progresistas y conservadores, y me ha gustado poder entender más a unos y a otros y revisar mis ideas. El año en el que casi tenemos unas terceras elecciones sido un año muy político, de los que nos gusta vivir en las redacciones, y me ha tocado estar en dos de dos digitales muy leídos y ciertamente referentes en estos temas: en eldiario.es durante la primera mitad del año y en Vozpópuli la segunda. Cada vez leo más y hablo con más personas para entender los cambios que vivimos, en lo político, en lo social, en los medios en última instancia. No estoy ni cerca. Pero es apasionante.

La decisión de saltar a otro medio llegó en un buen momento de mi vida, y me hizo conocer otras aristas y abrir la mirada a una redacción digital similar y diferente a la vez. Sacar cambios adelante nunca es fácil pero lo estamos logrando, gracias a un equipo increíble.

Por el cambio de empresa he conocido a mucha gente nueva este año y he compartido buenos momentos con ellos. En Vozpópuli hemos formado un equipo de periodistas que me hace llenar de ilusión cuando pienso en 2017.

2016 también me trajo amigos que me hacen reír mucho desde nuestros grupos de WhatsApp, Mattermost, Telegram, da igual. He entrevistado a gente talentosa y he superado mi desafío de leer al menos 35 libros este año (¡he leído 52 según Goodreads!). He dado algunas charlas sobre privacidad, una Ignite Talk, he aprendido sobre seguridad en las comunicaciones y vigilancia, producto y periodismo de datos; he escrito mucho más, aunque no he publicado la mayor parte.

He viajado a varias ciudades que curiosamente empiezan con C: Cairo, Cartagena (de Indias), Córdoba (de España). Este año me he comprado una bici y he vuelto a usarla a diario, también volví a nadar todas las semanas. He desactivado más las notificaciones que otros años y casi no me puedo creer que durante 10 meses no tuve el email en el móvil voluntariamente. Si estuviéramos en 2003 debería escribir un post con esto.

En 2016 he tomado decisiones que había postergado durante bastante tiempo, algo que cuesta pero siempre libera. Ha sido un año igual de montaña rusa que algún otro, y sin embargo me he sentido más segura de decir no y más llena de energía para lo que sí quise hacer. Este año también he volado.

En 2016, además de tantos famosos que han sido parte de nuestra generación, ha muerto mi última abuela viva. No podemos evitar sentirnos un poco más solos y más golpeados en esta historia. Pero también más responsables de una época y un momento que nos toca vivir. Y que no cambiaría por nada del mundo.

Yo no creo demasiado en las fechas como límites, esos trazos que uno marca para convencerse que a partir de una hora un año se ha terminado y todo será diferente. Hace poco hablaba con alguien de mi costumbre, sin embargo, de hacer un balance mental cada vez que se termina el año, o los primeros días de enero. A veces lo escribo y a veces no, pero desde que recuerdo en mi mente esto sucede. Nunca me propongo el balance, surge espontáneamente, es una especie de momento mental anual. Algunos dirían que han sobrevivido a 2016, para mí además ha sido un añazo. 2017, vámonos. Feliz año a todos.