Meterse en jardines

Meterse en un jardín es una de esas expresiones de mi adultez, de cuando vine a vivir a España, que me encantan. Porque hay peligro pero también algo de aventura. No te metes a la jungla, te metes a un jardín. Casi como ser periodista.

Este año me invitaron a Naukas a hablar del futuro. Pensé “qué guay”, pero cuando me preguntaron “¿cómo ves el futuro de los medios? ¿Podrías hablarnos de eso?” inmediatamente me dí cuenta de que me había metido en un jardín.

Estaba leyendo por esos días a Jane Jacobs y se me ocurrió que las ciudades se enfrentan a problemas similares a los del entorno digital en el que convivimos tantas horas.

Si los parques y los espacios públicos online tienen arquitecturas, ¿por qué no dejar de invertir tanto tiempo en campañas cortoplacistas de clicks? ¿Por qué no diseñamos para descubrir los beneficios que Jacobs descubrió en aceras, jardines y parques?

El código no es algo sólo de ingenieros. El periodismo debe buscar espacios donde las diferencias enriquezcan, donde el medidor no sea un contador de clics impulsivos, sino un fuelle que anime al conocimiento y al debate.

Está en juego el acceso a la información pública y el uso de los datos que generamos. Ambos pueden ser usados para fortalecer nuestras democracias y resolver nuestros grandes problemas, o para todo lo contrario.

Más en la tribuna que yo quería titular como este post, pero que para El País lleva «El futuro de los medios«.

Her: La singularidad era esto

Primero pensábamos que el futuro tendría coches voladores, luego lo vimos en las pantallas transparentes de Minority Report, y ahora con Her nos damos cuenta de que en el futuro la tecnología es insípida y además ni siquiera la singularidad es emocionante.

Fotograma de Her, de Spike Jonze

La infinita soledad de la protagonista de Lost in Translation se muestra en Her, pero en aquella historia se trataba de cómo alguien que estaba en pareja se sentía solo y ahora se trata de cómo alguien solo se siente dentro de una relación. En ambos casos lo irreal, lo socialmente aceptado y el vacío existencial son parte fundamental de una vida donde el diseño Apple-ish está por todas partes. Invariablemente ambas suceden en ciudades masivamente habitadas, donde sus protagonistas caminan desoladamente aislados en medio de multitudes.

(A partir de aquí posibles spoilers) Me siento culpable de haber tenido sospechas de que Siri- perdón, Her- fuera la crítica tecnófoba cansina de siempre a los que van mirando el móvil. Jonze ha sido muy listo y nos ha mostrado un mundo donde no es necesario mirar la pantalla del móvil para estar conectado, y por eso a veces la película parece una gran oda a Siri. Pero creo que la grandeza de Her va mucho más allá de la tecnología, porque toma el ecosistema de redes, internet y smartphones para mostrarnos algo que estaba mucho más acá: la soledad, la complejidad de las relaciones humanas y por qué no, el valor de las cartas, especialmente la última que escribe Theodore. Donde digo carta también digo email, obviamente.

Pese a que nadie indica expresamente que eso es el futuro – no hay fechas, la tecnología que se usa cotidianamente allí ya existe-, todos lo intuimos en los primeros segundos de película. O queremos pensar que es el futuro porque aún no hemos llegado ahí. Y en ese futuro la singularidad ya no consiste en que los robots quieran dominarnos sino en que se aburren de nosotros y deciden abandonarnos. Sin dudas, parece mucho peor. Devuélvannos los coches voladores.

La música de Arcade Fire, inspiradora. La fotografía, impecable. La película para mí ya se lleva un 10 sólo por el cuadro en el que Theodore está sentado y un búho baja detrás en una pantalla gigante.

Me gustaron estas reseñas:

Todo ángel es terrible, Marta Peirano para JotDown
Why Her Will Dominate UI Design Even More Than Minority Report, Kyle Vanhemert para Wired

The future of the Internet

The Internet has gone through fits and starts – in particular the dot com crash of 2000 disillusioned many – but every year we see it transform industries that previously sauntered along blissfully denying its existence. Already transformed: music, news, advertising, telecom. Being transformed: finance, commerce, TV & movies, real estate, politics & government. Soon to be transformed (among many others): healthcare, education, energy.

Predicting the future of the Internet is easy: anything it hasn’t yet dramatically transformed, it will. People, companies, investors and even countries can’t stop this transformation. The only choice you have is whether you join the side of innovation and progress or you don’t.

Chris Dixon, Predicting the future of the Internet is easy: anything it hasn’t yet dramatically transformed, it will.

Ovejas eléctricas

¿Y si soñar con tecnología pudiera ser el disparador de las posibilidades negadas por otras épocas, por otros siglos, por una educación que exigía reglas y objetivos para cada una de las cosas que planeábamos? ¿Y si el dinero dejase de ser un fin? ¿Y si las redes y los bits también vinieron a mostrarnos que los límites y prejuicios están en nuestras mentes ochenteras? ¿Nos atreveríamos a soñar con ovejas eléctricas?

Extreme Sheep LED Art (via BaaaStuds)

Lo ví en Mala Mujer