Aún sin Tor en Las Naves

Alison Macrina, responsable del Library Freedom Project, instalando un nodo Tor en el Internet Freedom Festival 2016

Cuando hice esta foto, Alison Macrina, la responsable del Library Freedom Project (LFP), estaba feliz. Ese día habían logrado vencer otro obstáculo: conseguir un cable que necesitaban para terminar con la instalación de Tor en Las Naves, durante el Internet Freedom Festival.

Desde que llegó a Valencia para esta conferencia sobre privacidad y libertad de expresión en internet, se sentaba con su equipo a continuar con la instalación y cada día algo nuevo impedía que pudiera terminar su tarea. Pude hacerle una foto sonriente, pero finalmente ese día cuando terminaba la jornada volví a verla para preguntarle si ya teníamos nodo y me dijo que no había podido instalarlo.

El centro cultural Las Naves, que depende del Ayuntamiento de Valencia, anunciaba a finales de enero la decisión de instalar un nodo de salida Tor en su biblioteca, como una forma de apoyar la libertad de lectura y privacidad de sus lectores. La lucha por los derechos de los lectores por parte de bibliotecarios tiene una larga historia y la primera biblioteca en instalar un nodo Tor fue la de Lebanon, en Estados Unidos. Probablemente la segunda en el mundo ya no sea la de Valencia, ya que desde el Library Freedom Project señalan que han continuado con las siguientes en cola tras varios intentos infructuosos por conseguir respuesta desde Valencia.

La iniciativa de instalar un nodo Tor en una biblioteca pública en Valencia vino de parte de los organizadores del Internet Freedom Festival (IFF), cuyo director, Pepe Borrás, señala que «aparentemente, el nodo de Tor no se pudo instalar durante el IFF ‘por un mantenimiento de la red no comunicado previamente por el proveedor de Internet que da servicio al centro de Las Naves’, según me hizo saber el responsable de la red del centro.»

Según Macrina, sin embargo, los problemas logísticos fueron varios y consecutivos: «tuvimos una serie de pequeños incidentes que se hacían difíciles de resolver porque teníamos poco acceso al departamento técnico».

¿Qué tipo de incidentes? «Primero no teníamos un teclado, luego el cable para conectar el monitor no era del tipo que correspondía, luego los puertos ethernet que me habían señalado para utilizar estaban mal etiquetados, luego la instalación en aquel ordenador con Debian no funcionaba porque no reconocía el disco duro (tuvimos que cambiar el disco para arreglar esto), y finalmente el último día la compañía que provee la conexión estaba haciendo mantenimiento por lo que no tuvimos acceso a la red», enumera.

Los técnicos del Library Freedom Project volvieron a Estados Unidos después del festival, y hasta hace poco estaban esperando que la biblioteca les diera acceso a un ordenador virtual para poder hacerlo de forma remota. Pero a pesar de haberlo solicitado varias veces aún no han obtenido respuesta y han continuado su trabajo con el resto de bibliotecas que les habían pedido apoyo.

Ni nodo de salida ni nodo intermedio

Otro cambio de planes que hubo fue que los técnicos de la LFP se dieron con que no sería posible instalar un nodo de salida, y tendrían que conformarse con un nodo intermedio.

A pesar de que Macrina envió los requisitos meses antes de llegar a Valencia, cuando llegó a Las Naves vio que no tenían la infraestructura necesaria para un nodo de salida, que requiere su propia dirección IP, por lo que se dedicó a intentar instalar un nodo intermedio. Finalmente tampoco fue posible.

Promesas incumplidas

Los obstáculos parecen ir más allá de lo técnico o lo logístico, algo que confirmé con una charla con el responsable actual de Las Naves. Rafael Monterde es el encargado a nivel técnico de la fusión de las fundaciones públicas InnDEA y Valencia Crea. Esta última es la que ha gestionado Las Naves hasta ahora.

Monterde ratifica su voluntad de instalar el nodo Tor en la biblioteca, no ya el intermedio sino el nodo de salida, pero considera que esto tiene «un componente pedagógico y legal complicado». Le pregunté por qué: «Hay que hacer entender a otras partes de la administración y a otros actores también privados, que no estamos haciendo un agujero para violar la ley ni nada como eso. Hay mucha mala publicidad al respecto».

¿Qué falta para que ese nodo se instale? Monterde responde que tienen «que hacerlo viable». Según él, la decisión no la toma sólo él sino que debe ser consensuada: «al ser público, tanto el equipamiento como la propia gestión, requiere que haya una coordinación en todas las decisiones que tomamos. Evidentemente puede haber una punta de lanza, porque somos la parte de innovación pero eso tiene que ir acompañado de otras decisiones administrativas y jurídicas».

Monterde afirma que están «siendo cuidadosos», y reconoce que «esto es difícil de entender para gente que lo ve desde fuera, los compañeros que nos lo propusieron».

Cuando le pregunté por los próximos pasos que faltan o en qué fecha podría estar instalado el nodo, Monterde no concretó datos: «Fecha cuando hablamos de procesos administrativas es complicado. Ahora lo que estamos haciendo internamente es valorar desde el punto de vista jurídico, cuáles son los riesgos que estamos afrontando y cómo gestionarlos. Y eso requiere de un análisis que lamentablemente la administración va por detrás de la innovación tecnológica».

En esos días Monterde estaba siendo cuestionado por una comisión nombrada por el concejal que las coordina, Jordi Peris. Después de que el Ayuntamiento de Valencia decidiera despedir a 11 trabajadores, las contrataciones para las vacantes de dichos puestos fueron dirigidas por Monterde y su posición a lo largo del proceso de contratación es lo que se encuentra en tela de juicio.

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