Internet en Latinoamérica en una charla de ascensor

O the «anti-elevator pitch«. Siempre se dice que lo más interesante de los eventos suele ocurrir en los pasillos. En el EBE esto no fue una excepción, porque pudimos extendernos sobre muchas de las ideas que habían surgido en las conferencias. Como cámaras sobraban, en medio de una de estas charlas, que fue en un ascensor, se nos ocurrió filmar y el resultado está aquí (gracias Leo Lambertini).

Eduardo Arcos, de Hipertextual; Mariano Amartino, de Denken Uber, Christian van Der Henst, de Maestros del Web, es decir tres que de internet saben un rato, y yo intentando moderar, compartimos nuestras experiencias y nuestra visión de esta industria, como latinoamericanos que observan su evolución a uno y otro lado del Atlántico.

El Evento Blog, el networking, los emprendimientos en Latinoamérica, la diferencia entre las culturas y los desafíos que esto supone para el desarrollo de empresas en internet, la ambición en épocas de crisis y las expectativas a futuro son algunos de los temas de los que hablamos.

Como elevator pitch quizás quedó un poco extensa, pero la discusión es interesante, y creo que muy necesaria para ir acortando brechas. Cuenten qué opinan.

Decir amigo en internet

Si es difícil definir a un amigo normalmente, la discusión se ramifica vastamente cuando hablamos de redes sociales online. La facilidad con la que facebook por ejemplo habla de amigos puede resultar invasiva para quienes están modo offline, pero lo real es que todo tiene relación con su contexto y si hay algo en internet es variedad de contexto.

Muchos bits han corrido en conversaciones sobre la netiquette de las redes sociales: si se debe o puede hacer tal cosa y sobre todo, si en un lugar tan plural, sin reglas y abierto como Internet, hay alguien que tenga autoridad para decir cómo debemos actuar los usuarios.

Podríamos decir que no hay consenso, sino más bien usos mayoritarios con sus motivaciones y fundamentos, pero que todos esos usos son válidos en cuanto sirvan a alguien. Por lo menos esa es mi visión. Y me parece muy interesante explorarlos.

El otro día, Sonia Blanco se preguntaba en twitter por qué tendría que agregar a alguien en su facebook que no se tomaba la molestia de presentarse y la discusión seguía luego por el blog de Juan Luis Polo.

Como cada vez que alguien aporta puntos de vista sobre los usos sociales en internet, la conversación me pareció fascinante. Apunté aquí varias cosas que me quedé pensando, y prometí que iba a dejar posteadas:

He aprendido a tener cuidado cuando uso la palabra amigo, y tengo muy en cuenta si mi interlocutor conoce y utiliza redes sociales antes de pronunciarla. Creo que varios tienen una confusión con esto.

En internet solemos llamar amigos a mucha gente con la que conversamos y en la que confiamos, con la que trabajamos diariamente y compartimos parte de nuestra vida, y sin embargo para mí eso no significa que sean amigos en el sentido más profundo de la palabra, que se refleja cuando uno habla de «mis amigos». El ser realmente amigo de alguien es algo casi mágico que se produce en un momento de una relación, simplemente sucede, y va mucho más allá de las afinidades y las circunstancias. Definitivamente no es el sentido de «amigo» al que se refiere facebook, y cuando éste intenta hacernos creer que tenemos 400 amigos, sabemos que no es cierto.

El mito de ponerle cara a alguien: Está muy bien quedar con la gente que conoces en internet, es muy divertido porque hay afinidades y te evitas las charlas introductorias e intercambiar un montón de información que ya has leído, pero también puedes ser perfectamente amigo de alguien y no haberlo conocido en persona. Hay gente que utiliza esto como criterio para agregar o no a gente a los servicios, lo que yo encuentro un poco arbitrario. Muchas veces conocemos más los pensamientos y sentimientos de gente que se expresa en internet que de los conocidos que nos rodean físicamente.

-Simplificar las relaciones trayendo los esquemas antiguos nos priva de la riqueza de las redes en internet. Las redes sociales virtuales son diferentes de las redes sociales reales (offline), más complejas y ricas en matices.

– Esa diversidad de las redes sociales tiene que ser aprovechada usando sus puntos fuertes, si no, nos limitaríamos a clonar agendas. Aquí es donde yo hago distinciones, y mi grado de amplitud en aceptar a gente depende un poco de los servicios. Dejando de lado que los amigos y demás gente que nos cae bien la agregamos en todos los sitios (también entra aquí amigos de amigos), si no te conozco, puede que te agregue en una red y en otra no. Justamente porque algunas me permiten ser más pública, o porque dedico otras a mi grupo más íntimo.

Ejemplo: En LinkedIn o Plaxo no te agregaré si no te conozco o he trabajado contigo o tengo buenas referencias tuyas, en Last.fm seguramente te agregue sin conocerte, sólo porque pienso que podrás recomendarme buena música y no quiero perdérmela.

Twitter es un caso aparte: yo sigo a gente por muchos motivos, pero a varios de mis followings los voy cambiando de tiempo en tiempo, sólo porque no puedo seguir a todos a la vez, y a otros los leo por web o rss.

Presentarse o no: Muchos comentan que les choca que la gente abuse de un click sin escribir unas líneas para presentarse. A mí también me pasa, si escribes unas líneas es más difícil que decida ignorarte. Pero creo que simplemente, no funciona así la mayoría de las veces: primero, porque no hay tiempo de buscar la dirección de email de un usuario y escribirle un email cuando el servicio no tiene esta facilidad (Facebook la tiene, twitter no). Segundo, porque si todos los seguidores de los diferentes servicios que usamos lo hicieran, no tendríamos tiempo de leer el correo.

Tercero, porque normalmente te agrega alguien justamente porque quiere conocerte, de eso se trata, y además probablemente tú no lo conozcas a él, y no pueda decirte más que “leo tu blog” o algo así. A veces resulta muy fácil presentarte cuando tienes un puesto, o una empresa, o ya eres algo conocido, pero si no lo eres, también tienes derecho a conocer gente, ¿no? ¿Y qué más halagador que el hecho de que alguien desconocido se interese por lo que dices, te escuche y a veces hasta te conteste?

La socialización en internet sigue caminos diferentes a los tradicionales, y así funciona. Si cuando entramos en twitter (por ejemplo) hubiésemos estado con pretensiones y modos de antes de internet quiero saber quién tenía más de 300 conocidos online. Yo por lo menos, no. Y de aquí han surgido grandes amigos, dicho en ese sentido en el que hablé más arriba.