Necesitamos más código abierto en la carrera por la IA

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Algo que está pasando con las nuevas AI generativas es un doble estándar que están manejando. Estas compañías hablan la innovación que traen con el desarrollo de la IA, pero no devuelven ese conocimiento a la sociedad; y hablan de futuro sin hacer caso a los daños que causan hoy. He leído en un foro un debate en el que se preguntaban si OpenAI no debía quitar la palabra Open de su nombre porque estaba siendo un fraude que implicaba que les queda algo de abiertos.

El CEO de Stability AI, Emad Mostaque, habla de «democratizar la IA». Y todos los que repiten ese discurso no dejan nunca en claro si hablan de democratizar el uso de la IA, el desarrollo de la IA, los beneficios económicos de la IA o la gobernanza de la IA. Lo han estudiado en Oxford.

La semana pasada publiqué un tema que llevaba siguiendo hacía varias semanas: cuál es el rol del código abierto en el boom de la IA. Muchos piensan que estamos ante una tecnología demasiado importante para dejarla en manos de un pequeño grupo de empresas.

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Foto de Jan Kroon

Narrativas falsas en la prensa económica

Laffer napkin: narrativas falsas en la prensa económica

Las narrativas falsas también existen en la prensa económica, y alguna, como aquella que explicó Arthur Laffer dibujando en una servilleta en una cena con Dick Cheney, que ilustra este artículo, ha ejercido su influencia durante casi 50 años, y llegó a configurar políticas fiscales de Reagan y Tatcher. Actualmente, la hegemonía del liberalismo no necesita tanto de bulos como de narrativas que ayudan a reforzar argumentos en favor de ciertos grupos de interés.

Capitan Swing ha publicado «Pescar el salmón», un libro de Yago Álvarez Barba en la que analiza las narrativas falsas en la actual prensa salmón (como se le llama a la prensa económica en España por el color con el que antes iban tintadas sus páginas en papel), explicando varias técnicas de manipulación y desinformación tremendamente vigentes. He hablado con el autor y he publicado «Narrativas falsas en la prensa económica: bulos, mentiras y estadísticas».

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Fantasías escapistas de los multimillonarios ante el apocalipsis

Un director general de una agencia de bolsa explicó en una reunión en la que estaba Douglas Rushkoff que casi había terminado de construir su propio sistema de búnkeres subterráneos. Casi enseguida preguntó: “¿Cómo puedo mantener mi autoridad sobre mi fuerza de seguridad tras el evento?”. El “evento” es un eufemismo con el que estos multimillonarios llaman al colapso medioambiental, la agitación social, la explosión nuclear, la tormenta solar, al virus imparable o al sabotaje informático malicioso que vendrá a llevar todo al carajo. El problema es que creen que la única vía para huir de esto es el dinero y la tecnología. Y para unos pocos.

Douglas Rushkoff contó esta anécdota en su último libro, publicado en español por Capitán Swing, y se remonta a los primeros tiempos de internet para explicar cómo la relación de la tecnología con el capital cambió a partir del desplome de las puntocom, hasta llegar a una búsqueda ciega del crecimiento. El resultado es que la innovación tecnológica ya no se entiende tanto como una forma de ofrecer productos y experiencias mejores y más satisfactorias a la gente, sino más bien como otro medio de redoblar la dominación y la extracción. 

Escribí sobre Rushkoff y su libro en «Douglas Rushkoff: el autor que escribe sobre el plan B de los multimillonarios para el apocalipsis y al que mencionó Yolanda Díaz» para Newtral.

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El gran scraping de la web de las IA generativas: ¿fair use o robo a los creadores?

Fair use AI scraping

Los grandes modelos de lenguaje como ChatGPT o Stable Diffusion han sido posibles gracias a la extracción masiva de datos de la web pública. Varias demandas de los creadores de contenido se basan en el derecho de autor, mientras las empresas de IA argumentan que hay fair use, uso legítimo.

El scraping es una parte de la minería de datos, avalada por las leyes europeas, pero con excepciones. Hay muchas cosas a definir para saber si el movimiento de las empresas de IA al entrenar sus modelos con media web puede ganar las demandas. Entre ellas, dirimir si una IA «copia» o «lee», si «aprende» o «reproduce».

“Si un redactor del Wall Street Journal leyera artículos del New York Times sobre un tema y luego escribiera su propio artículo, siempre que sólo copiara hechos e información pero no la expresión, no habría violación de los derechos de autor. Entonces, ¿por qué habría una infracción en el caso de la IA?”, le leí esto a Jeremy Paul y enseguida lo contacté para que me explicase por qué entonces el New York Times está evaluando demandar también a OpenAI y por qué estos cerraron un acuerdo con Associated Press.

David Maeztu me dijo que si existe reproducción (copia de la obra en un soporte que permita la obtención de copias) no se puede copiar sin autorización del autor, así que sólo quedaba hablar un desarrollador que me explicase si en el entrenamiento o en el scraping hay copia o no. El resultado es este reportaje sobre el dilema del fair use en relación con la IA que hemos publicado en Newtral, y este artículo sobre el scraping y cuándo es legal.

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Jóvenes audiencias, nuevos lenguajes: reflexiones desde Cartagena

Tuve la suerte de participar en el XXII Foro Eurolatinoamericano de Comunicación, celebrado en Cartagena de Indias entre el 24 y el 26 de octubre. El evento, organizado por la Asociación de Periodistas Europeos (APE), la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) y la CAF-Banco de Desarrollo de América Latina, reunió a periodistas jóvenes y emprendedores de toda Iberoamérica. Fue una experiencia enriquecedora en lo profesional y lo personal. Me encantó estar allí compartiendo aprendizajes con tantos colegas y proyectos innovadores de medios latinoamericanos que están transformando la manera en que se hace y se entiende el periodismo.

Participé en el panel “La juventud como audiencia”, moderado por Flavio Vargas (CAF), junto a Álvaro González de Radiónica (Colombia), Rafael González y Daniel Mountain. Durante la conversación, hablamos de algo que para mí es fundamental: cómo conectar con las audiencias jóvenes desde un periodismo que no solo informe, sino que también escuche, dialogue y emocione. En Vozpópuli, donde trabajo como jefa de Producto, apostamos por medir no solo el tráfico, sino también el tipo de interacción que genera cada contenido. Nos interesan las métricas cualitativas porque nos ayudan a entender cómo se relacionan nuestros lectores con lo que publicamos, y qué los mueve a compartir, a comentar, a volver.

También compartí cómo usamos herramientas de analítica en tiempo real para adaptar los contenidos a lo que está ocurriendo en ese preciso momento, y cómo las redes sociales deben dejar de ser vistas únicamente como canales de distribución para convertirse en espacios de cocreación. Las audiencias —especialmente las más jóvenes— quieren formar parte de la conversación. No buscan solo informarse, sino también participar. Y eso implica que el periodismo debe estar dispuesto a abrirse, a escuchar, a replantearse constantemente sus formatos y su lenguaje.

Una de las grandes riquezas del foro fue el intercambio con colegas que están creando nuevos medios en contextos muy diversos. Ver de cerca proyectos como Chequeado en Argentina o La Silla Caribe en Colombia me reafirmó en la idea de que el periodismo emprendedor no es una moda, sino una respuesta real y necesaria a los desafíos actuales: la desinformación, la polarización, la pérdida de confianza. Estos medios jóvenes no solo ofrecen información rigurosa y verificada, sino que además están experimentando con modelos sostenibles y con formatos narrativos frescos, creativos y profundamente conectados con sus comunidades.

Las conclusiones del encuentro reflejaron precisamente eso: que hay una generación de periodistas que no solo se adapta, sino que innova; que no solo se forma, sino que emprende; y que entiende su papel social con responsabilidad. La lectura de la Declaración de Cartagena de Indias cerró el foro con un llamado claro: fortalecer un periodismo joven, independiente y comprometido que enfrente con rigor los discursos manipuladores y defienda la verdad como bien público.

Volví de Cartagena con muchas ideas y una certeza: el futuro del periodismo está en la conexión real con las audiencias. No se trata solo de alcanzar a los jóvenes, sino de entenderlos, de hablar con ellos y no solo para ellos.