Facebook, tenemos un problema

Muchos quieren ver a Facebook arder. También a Cambridge Analytica, qué duda hay. Hay una fila masiva para poner en duda el triunfo de Donald Trump, y otra en Europa para cuestionar el del Leave en el Brexit. Pero el gran problema que se ha revelado esta semana excede a una sola compañía, por más grande que sea; a un solo presidente, por más que sea el del país más poderoso del mundo; y a un proceso político en la Unión Europea. Estamos teniendo un problemón con nuestra democracia, la privacidad y la libertad de nuestros ciudadanos. Todo eso junto y mezclado.

Explico por qué hoy en un largo análisis para El Huffington Post.

Cómo ser una chica en Internet

Sucedía tanto que ya no lo veías. En todos los eventos tecnológicos eras de las pocas chicas que andaba por ahí. Probablemente hubieses pensado que a las otras no les interesaban estos temas. Eso, si te hubieras preguntado por qué había tan pocas mujeres. Pero enseguida te hubieras dado cuenta de que no era eso. Lo peor no era la respuesta, lo tremendo era que no alcanzabas a hacerte la pregunta.

O te invitaban a mesas de chicas, y te sentías incómoda pero no terminabas de entender por qué, te decían que deberías estar agradecida de que te invitaran. El organizador al final era un tipo majo, había pensado en ti. Escribías en tu blog sobre eso y al publicar te sentías una ingrata despreciable. Otros también lo creían porque luego te caían críticas, y eso siguió sucediendo en otros congresos, más grandes, más importantes, más conocidos, pero ya no volviste a escribir sobre ellos para no dejarlos mal.

Yo me movía en un mundo que admiraba a Silicon Valley. No era impensable cuestionarlo, es que en algunos grupos de gente si no pensabas de esa manera, si no veías las cosas como ellos, estabas fuera.

En este número de La Marea, dedicado al #MeNeither (A mí tampoco), han planteado a varios hombres notables una serie de situaciones que a las mujeres nos son terriblemente familiares. ¿Alguna vez al expresar su opinión con firmeza le han recriminado que es un mandón? ¿Ha sido acosado sexualmente? ¿Suele sentir miedo al volver a casa solo de noche? ¿Cree que alguien asocia su éxito profesional a relaciones sexuales con mujeres con poder? Cada “no” que dicen es un flash que debería abrirnos los ojos y mostrarnos en qué consisten los privilegios de ser hombre todavía hoy.

En este número me preguntan por mi experiencia en entornos tecnológicos y me meto con el Mobile World Congress, pero sólo porque es un evento donde se pueden ver muchas de estas cosas más fácilmente, y también el más mediático y que más a mano tengo. Lo que cuento ahí sucedía tantas veces y en tantos otros congresos que era mi normalidad, hasta que un día decidí dejar de preocuparme por lo que dijeran y llamar a las cosas por su nombre, aunque no fuera cool.

En este número de La Marea: Cómo ser una chica en Internet

Sin excusas

El oficio de periodista trae incluido de serie el mito del reportero apostado bebiendo en un bar, o el reportero de guerra. Históricamente ha sido un oficio de hombres, sobre todo por la tardía incorporación de mujeres a la universidad y al trabajo. Estudios sobre la profesión hace casi 30 años señalan porcentajes bajísimos de mujeres en puestos directivos. Los encuestados, profesionales del periodismo, decían que esto cambiaría con el tiempo, aunque los mismos investigadores advertían tras unos años que ese cambio no estaba yendo lo rápido que debería.

Hoy tenemos las redacciones repletas de mujeres (más de un 60 % según la APM) y sin embargo seguimos con porcentajes de vergüenza de mujeres directivas: los hombres ocupan las tres cuartas partes de los cargos de máxima responsabilidad gerencial y dos terceras partes de los puestos de toma de decisiones sobre contenidos. Ni entramos en la brecha salarial. Esto tiene que cambiar. En estos momentos ya no hay excusas para las mujeres en las redacciones.

Escribí sobre el tema para Agenda Pública en el dossier sobre desigualdades de género de este 8 de marzo.

Invisible army

But why would she do that? Die to prove a point? Every great cause has martyrs.
Every war has suicide missions and make no mistake, this is war.
One half of the human race at war with the other.
The invisible army hovering at our elbow, tending to our homes, raising our children.
Ignored, patronised, disregarded.
Not allowed so much as a vote.
But an army nonetheless, ready to rise up in the best of causes.
To put right an injustice as old as humanity itself.
So you see, Watson, Mycroft was right.
This is a war we must lose.

— Sherlock s03e04 The abominable bride

El seguimiento del teléfono de Diana Quer reabre el debate entre seguridad y privacidad

Rueda de prensa de Diana Quer

El antiguo debate seguridad versus privacidad ha aparecido esta semana en la rueda de prensa en la que la Guardia Civil dedicó casi dos horas a explicar de manera muy detallada por qué han tardado más de un año en esclarecer el crimen y detener al presunto asesino de Diana Quer.

El coronel de la Unidad Central Operativa (UCO), Manuel Sanchez Corbí ha agradecido la estrecha colaboración de las empresas de telefonía, y ha dejado en claro la importancia que tuvo en esta investigación el análisis de los datos de geolocalización de los teléfonos móviles de víctima y sospechoso.

“Si las compañías no hubieran conservado los datos no hubiéramos resuelto el caso. Aprovecho para decir que en la Comisión Europea hay un debate para que en aras de la privacidad, las compañías no guarden los datos. Me parece perfecto. Habrá casos que no se resuelvan. Los datos hay que guardarlos”.

Lo de “me parece perfecto” iba en tono irónico. Sánchez Corbí se refería a la obligación que ha establecido el Tribunal de Justicia de la UE de modificar la regulación de retención de datos, cuya directiva europea fue derogada en 2014 y que establecía que todos los datos de comunicaciones electrónicas de todos los ciudadanos debían ser guardados por al menos un período de dos años. El Tribunal entiende que una conservación masiva de datos como esta tiene que estar motivada, o al menos ser por tiempo limitado, por lo que la retención con carácter preventivo no estaría permitida como ahora.

En España, la ley 25/2007 de 18 de octubre obliga a la conservación de los metadatos de comunicaciones móviles (entre los que se encuentran los de geolocalización) durante 12 meses y sigue vigente a pesar de la derogación de la directiva europea. En diciembre de 2016, una segunda sentencia del Tribunal europeo ratificó la anulación de la directiva de retención de datos y volvió a cuestionar las legislaciones nacionales que continúan vigentes.

La conservación masiva de datos

En la mezcla de sensibilidades que produce el esclarecimiento de este caso que ha tenido en vilo a la sociedad durante casi un año y medio, puede costar poner en perspectiva lo que implica la conservación preventiva de todo tipo de datos de la ciudadanía.

Las reformas legales previstas que cuestiona el coronel se refieren a un terreno donde se intenta proteger a nivel colectivo uno de los derechos fundamentales del ser humano: el derecho a la privacidad. Así lo establecen la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en su artículo 12; el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, adoptado por la Asamblea General de Naciones Unidas, artículo 17; la Directiva Europea 95/46 CE de 24 de octubre del Parlamento Europeo y la Constitución española, en el artículo 18. La historia nos ha enseñado que la vigilancia de la sociedad a nivel masivo está relacionada estrechamente con regímenes autoritarios y de control, y que este tipo de poder nunca ha resultado en el progreso de esas sociedades sino más bien todo lo contrario.

Sergio Carrasco, abogado experto en tecnología, ve sensata la resolución del Tribunal de Justicia de la UE. Consultado por Vozpópuli, dice que “el problema aquí es que estamos hablando de la conservación masiva de datos, es decir la conservación completa de datos de todas las personas y además por un período no corto, estamos hablando de dos años al menos. Conservar absolutamente todos los datos durante períodos tan grandes no se encuentra justificado”. Esto es lo que se sigue haciendo actualmente en España pero que las reformas legales de la UE no permitirán en un futuro.

Hay diferentes tipos de datos y también son diferentes las formas de conseguirlos para un investigador: no es lo mismo “pescar” en una cantidad masiva de datos obtenidas de modo preventivo (aunque sea con orden judicial), que los procedimientos habituales comprendidos por la ley en los que un juez puede ordenar un seguimiento o vigilancia de las comunicaciones de un sospechoso.

Fuentes policiales han asegurado a Vozpópuli que lo que los investigadores quieren es que los datos de la operadoras telefónicas se guarden «cuanto más tiempo mejor». Y cuando el juez y el fiscal lo crean necesario, que se pueda acceder a ellos.

«En este momento, la forma de actuar es esta: cuando se tiene una sospecha se piden los datos a las compañías telefónicas, que entonces guardan los datos. Pero en las investigaciones hay casos en el que las pistas se descubren, por ejemplo dentro de tres años, y entonces te contestan que ya no los tienen». Según las mismas fuentes, “hoy en día en la telefonía se guardan muy poco tiempo los datos, y cada vez menos por temas de privacidad. Sólo se guardan si los piden los jueces o fiscales, y si no, se destruyen. Por eso queremos que se guarden durante el mayor tiempo posible”.

Carrasco ve posible utilizar otros mecanismos para la investigación, como por ejemplo la lista de llamadas, que por temas de facturación, ya se tiene, sin que sea necesaria la retención total de los datos. “Se ha dejado caer lo del anonimato en redes sociales, ahora lo del tema de la conservación de datos, y al final lo que se quiere, haciendo referencia a casos concretos -cuya solución final al final no tiene tanto que ver con lo que proponen-, pues es crear una percepción social de la necesidad de conservar estos datos”, concluye.

Más control judicial

José Luis Escobar es un abogado valenciano que participó en la acusación en el “caso petroleras”, en el que se investigaba el pacto de precios de Repsol, Cepsa, Disa, Galp y Meroil.

Escobar está a favor de obligar a las empresas a conservar datos a modo preventivo, para cuando necesiten ser recuperados para investigaciones, como las de corrupción. En casos donde se requiere judicialmente la información de cuentas bancarias, si han pasado más de 5 años, los bancos no entregan esa información, porque no están obligados. “Es muy habitual”, dice Escobar. “Los tienen, porque sé que cuando los clientes los piden se los dan”.

Al igual que la Guardia Civil, Escobar está a favor de la conservación total de datos. ¿Qué nos diferencia como sociedad de un régimen totalmente autoritario que tiene acceso casi total a lo que piensan y dicen sus ciudadanos? “Primero, seguridad judicial; segundo, la ley, que se cumpla; y tercero, control judicial. Eso nos diferencia”, responde Escobar. Para todo ello la garantía es cómo se accede, cómo se ve ese rastro y que haya un riguroso control del poder judicial, ya que siempre habrá gente que tenga acceso a esos datos. Ese es el problema que ve Escobar: “actualmente en España nadie sabe quién tiene acceso y qué hace con esos datos, por ejemplo con Sitel, lo cual es gravísimo”.

Sitel es el sistema por el que las fuerzas de seguridad del Estado pueden acceder a contenidos y metadatos de las comunicaciones, en los casos en que la ley contempla y previa autorización judicial. Hasta ahí la teoría, porque existe la sospecha de interceptaciones previas a la autorización judicial para obtener indicios que justifiquen posteriormente la petición del “pinchazo”.

Las dudas siempre han existido: en 2009 miembros del PP acusaron a Pérez Rubalcaba, entonces ministro del Interior, de usar Sitel con fines políticos, a raíz de grabaciones relacionadas con el caso Gurtel. La falta de control judicial en parte del proceso hizo que en 2010 dos magistrados del Supremo, Manuel Marchena Gómez y José Manuel Maza Martín, cuestionaran la legalidad del sistema.

Para Escobar, está claro que con las tecnologías actuales se puede recoger y custodiar los datos, pero no se puede dejar eso a la policía, sino que todo tendría que estar bajo control judicial, “además mediante un auto y bien justificado”.

Unas garantías jurídicas que, según lo que dice, no parece que tengamos en España. “Con Sitel por ejemplo, debería haber una ley orgánica -porque el objeto es un derecho fundamental, el derecho a la intimidad, que regule quién y cómo puede ver esos datos. Pero en España esa ley no existe. Está siendo suplida mal que bien por la jurisprudencia”.

¿Hacia una sociedad orwelliana?

Han pasado unos años de las revelaciones del espionaje masivo a ciudadanos que fue denunciado por Edward Snowden y una gran mayoría ha tomado conciencia de la importancia de la privacidad de nuestros datos personales en la era de internet.

Pensadores como Daniel Solove sostienen que la privacidad promueve y alienta la autonomía moral de los ciudadanos, un requisito fundamental de una democracia. Renata Ávila es una abogada especializada en nuevas tecnologías y derechos humanos. Considera que la conservación de datos para investigaciones a posteriori “es una medida no necesaria, desproporcionada y contraria con los estándares internacionales de derechos humanos. Guardar los datos de todos y acumular dossiers de todos los ciudadanos es orwelliano. Tu gobierno, con los metadatos de tu teléfono, puede saber exactamente dónde estuviste y cuánto tiempo, por años”, grafica.

Ávila señala una tendencia al aumento de la retención de datos por motivos de seguridad. “El ejemplo más reciente es Italia donde sin mayor debate aumentaron la retención de datos a seis años, el año pasado, a pesar de oponerse no solamente grupos de derechos civiles, sino las empresas, en las que impone un costo innecesario y mayor responsabilidad de custodia”.

La falsa dicotomía que tan bien funcionó después de los atentados del 11S en Estados Unidos, seguridad versus privacidad, parece volver con cada caso sensible. Como sociedad, ¿estamos dando más importancia más importancia a la seguridad que a la privacidad? Carrasco cree que no en general pero sí en casos concretos. “Después de un acto de terrorismo o de uno tan mediático como Diana Quer, lo que piensa la sociedad es que hay que darle más importancia a la seguridad. Lo que buscan es eso, crear esa falsa dicotomía, que o estás seguro o tienes privacidad”.

Escobar observa el hecho de que haya tantas cámaras en la calle y cree que sí hay una tendencia a primar la seguridad sobre la intimidad. Advierte que solamente se pueden prescindir de estos derechos fundamentales en los estados de excepción y de sitio de la Constitución.

“Es un tema muy serio. Yo sí que me alarmo cuando oigo que Estados Unidos ha estado espiando a Merkel y también a Rajoy. Eso ya es un casus belli. Sin embargo Rajoy no dijo nada. Dijo: no tengo nada que ocultar, pero no es eso. Es que lo tuyo es tuyo y los demás no pueden entrar a menos que tú lo autorices. Y siendo un presidente de gobierno, tu interés es el de todos”.

Recuerda que le causó alarma que eso no fuera objeto de escándalo nacional a nivel jurídico. “Pareció que como los EEUU tienen capacidad para hacerlo, es normal. Pues no, no es normal, es un hecho delictivo”, subraya.

Este artículo se publicó originalmente en Vozpópuli el 3/1/2018

Libros que leí en 2017

Las chicas, Emma Cline

Fierce attachments, a memoir. Vivian Gornick

El periodismo es un cuento, Manuel Rivas

The year of magical thinking, Joan Didion

La vida de un periodista. Ben Bradlee

You just don’t understand. Women and men in conversation. Deborah Tannen

Everyday sexism. Laura Bates

Boomerang. The Meltdown Tour. Michael Lewis

Quién quiere ser madre. Silvia Nanclares

Secrets and lies. Digital Security in a Networked World. Bruce Schneier

La guerra contra las mujeres. Rita Laura Segato

Poesía completa. Paul Auster

Capital erótico, Catherine Hakim

Obras completas, Oliverio Girondo

Wonder Woman, el feminismo como superpoder, Elisa McCausland

Cada mesa, un Vietnam; Enric González (editor)

20 poemas para ser leídos en el tranvía, Calcomanías, Oliverio Girondo

El violento oficio de escribir, Rodolfo Walsh

Poesía completa, Paul Auster

Fortunas del feminismo, Nancy Fraser

Fariña, Nacho Carretero

Los amores difíciles, Ítalo Calvino

Vigilar y castigar, Michel Foucault

La noche de la pistola, David Carr

The Power, Naomi Alderman

Los cínicos no sirven para este oficio, Ryszard Kapuscinsky

Mujeres tenían que ser. Felipe Pigna

El amante, Marguerite Duras

Manual para mujeres de la limpieza, Lucia Berlin

Cerca del corazón salvaje, Clarice Lispector

La sociedad que seremos. Belén Barreiro

Los hombres me explican cosas, Rebecca Solnit

La reinvención del New York Times, Ismael Nafría

10 ingobernables. Historias de transgresión y rebeldía. June Fernández

El género en disputa, Judith Butler

La España vacía, Sergio del Molino

La dominación masculina, Pierre Bordieu

Profesionales del periodismo. Hombres y mujeres en los medios de comunicación.  Marisa García de Cortázar, María Antonia García de León.

Lean in, Sheryl Sandberg

Feminismo para principiantes, Núria Varela

Género y comunicación. Juan F. Plaza

Sapiens, de animales a dioses. Yuval Noah Harari

Una historia personal, de Katharine Meyer Graham

Chaos Monkeys: Obscene Fortune and Random Failure in Silicon Valley,  de Antonio Garcia Martinez

A sangre y fuego, por Manuel Chaves Nogales

Sin noticias de Gurb, Eduardo Mendoza

La guerra de las salamandras, Karel Capek

Teoría King Kong, por Virginie Despentes

La mujer loca, por Juan José Millás

Public Opinion, por Walter Lippmann

Habibi, por Craig Thompson

Blankets, por Craig Thompson

El ojo desnudo, de Antonio Martínez Ron

Feminist Fight Club, de Jessica Bennett

Patria, de Fernando Aramburu

El mundo deslumbrante, por Siri Hustvedt

Otros libros leídos en años anteriores se pueden ver en mi Goodreads

El Gobierno de Trump se dispone a acabar con la neutralidad de la red

Donald Trump vs. la neutralidad de la red

No es retórico decir que esta tarde puede empezar el fin de la internet que conocemos. Uno de sus principales fundamentos puede acabar hoy, el día en que la Comisión Federal de Comunicaciones presenta en el Congreso su informe para terminar con las leyes de la neutralidad de la red, y dibujar un nuevo escenario donde operadores, gigantes tecnológicos, medios, proveedores de contenidos y usuarios tendrán que establecer nuevas relaciones con reglas de juego diferentes.

Ajit Pai, exabogado de Verizon que ha sido elegido por Donald Trump para dirigir la Comisión, quiere eliminar la normativa actual. Obama, con los Demócratas controlando la FCC, logró en 2015 aprobar las leyes de la neutralidad de la red y definió el acceso a la banda ancha como un servicio público, al igual que la electricidad y el teléfono.

Esto significa garantizar que todo el tráfico sea tratado por igual, y dar acceso a comunicaciones, información, cultura y oportunidades económicas para todos, al prohibir a los operadores bloquear o ralentizar el acceso a sitios web particulares. Operadores de banda ancha y telefonía como Comcast y AT&T se han opuesto a considerar internet un servicio público alegando que significa una intromisión del Estado y menos incentivos para mejorar el servicio.

La preocupación por la posibilidad de que operadores puedan bloquear el tráfico lleva varios años de batalla por parte de los usuarios de internet y asociaciones de consumidores, ya que esta práctica suele suponer abrir una puerta para la llamada internet de dos velocidades, en la que los participantes pequeños, medios o startups, se quedan fuera de las autopistas de pago, que estarán reservadas a los gigantes tecnológicos.

Ya hubo casos en los que los operadores han intentado o logrado intervenir en el tráfico de la red en su favor. Por ejemplo en 2007, la Associated Press reveló que Comcast estaba bloqueando o ralentizando el compartir archivos. AT&T bloqueó Skype y otros servicios para hacer llamadas por internet en el iPhone hasta 2009.

Saltarse la neutralidad también supondrá que cualquier operador del mundo pueda ofrecer paquetes con ofertas de zero-rating. Esta práctica, también conocida como tasa cero, significa que ciertos contenidos de internet se entregan al usuarios final a un costo considerablemente reducido o de forma gratuita, como la polémica oferta que Vodafone presentó hace unos meses. Vendida como algo beneficioso para el consumidor final, en realidad implica una discriminación hacia los medios o compañías más pequeñas proveedoras de contenidos en la red. Una oferta anterior similar de la misma operadora había sido denunciada por Xnet, que se encuentra esperando respuesta del Ministerio de Industria, Turismo y Agenda Digital.

La intención de la administración Trump de desarticular las leyes de la neutralidad de Obama se conocía desde marzo de este año, y en abril Pai ya había propuesto limitar el concepto amplio de la neutralidad de la red. Sin embargo ha sido hace unas semanas en la carrera hacia la votación en el Congreso cuando activistas y usuarios se han levantado en múltiples protestas contra el hombre de Trump en la FCC.

Los tres miembros republicanos de la FCC, incluyendo a Pai, han dicho que votarán por la propuesta para dejar sin efecto las leyes de la neutralidad, que prohíben a los proveedores de servicios de internet bloquear o cobrar más a los sitios web por un mejor acceso de sus usuarios. También dejaría sin efecto la consideración de internet como un servicio público. El voto de los tres ganaría al de los dos comisarios (demócratas) restantes.

En los últimos días, la FCC ha recibido una marea de 22 millones de comentarios de los ciudadanos a la propuesta, según el Registro Federal, el diario oficial del Gobierno. Según programas que han analizado el contenido, un 98% de los comentarios manifiestan su rechazo a la propuesta de Pai.

La masividad de envíos y el posible uso de tecnologías para duplicarlos (spambots) o incluso provocar envíos “fake” han hecho que un miembro de la FCC, miembros del Congreso y fiscales generales del Estado pidan que la votación se aplace hasta que los comentarios puedan ser analizados. Pai ha declarado que no pretende hacerlo.

Este artículo se publicó originalmente el 14/12/2017 en Vozpópuli

Foto: Gage Skidmore, CC BY-SA 2.0 https://creativecommons.org/licenses/by-sa/2.0, via Wikimedia Commons