Dado que siempre el periodismo ha tendido a cuestionarse y a repensar sus métodos y sus fines, sería curioso que no lo hiciera en una época de tantos cambios en la distribución de la información y elaboración de la noticia. La despampanante irrupción de Twitter como abrumador canal de datos y eficiente red de comunicación supone un nuevo desafío en los límites que el periodismo tradicional ha puesto al definir sus conceptos.
¿Hasta qué punto los tweets son periodismo? ¿Y si el tuitero es un periodista? ¿Deberíamos considerar a Twitter una fuente válida? ¿Es periodismo lo que no sigue un proceso editorial propiamente dicho? ¿De qué depende la veracidad y la fiabilidad de un tweet? ¿Cuando retuiteamos, deberíamos verificar la información?
Hay quienes se ciñen a los conceptos del periodismo más tradicional, como Scott Cohn, corresponsal senior de la CNBC, quien sostiene que «los tweets no son periodismo», argumentando que el periodismo consiste en reportar hechos basándose en un proceso editorial.
Pero otros coinciden con Alfred Hermida, quien considera que Twitter es parte de la emergencia del «ambient journalism» y que ese proceso editorial también se da, pero de una manera distribuida y colaborativa en el social media, es decir, fuera de las estructuras formales del periodismo.
Los sistemas de conciencia social (awareness systems) son sistemas de comunicación mediados por ordenadores que intentan ayudar a las personas a construir y mantener un estado de conocimiento sobre las actividades, contexto o status de otros, aún cuando los participantes no están en el mismo lugar, según Markopoulos. (Más información).
Varios autores, entre ellos Boyd, coinciden en hablar también de conversación ambiental (ambient conversation), una corriente de mensajes emitidos por Twitter que permite a los individuos estar informados periféricamente de los debates que se producen, sin ser participantes activos de los mismos.
Ese tipo de información social, terriblemente útil para fijar contexto a los datos, tiende a llegar llena de ruido en canales como Twitter, por lo que Hermida propone como línea de acción para el periodismo a futuro el desarrollar aproximaciones y sistemas que ayuden al público a regular ese flujo de información, proveyendo de herramientas que tomen en consideración este nuevo modo de circulación de las noticias. Los periodistas serían «hacedores de sentido», más que simples reporteros.
Para mí es evidente que hay periodismo en Twitter, así como hay también entretenimiento, música, diálogo cotidiano, ruido, política. Un tweet es información verificable en muchos casos y podemos acercarnos a descubrir su veracidad o la calidad de su información; una fuente es más o menos fiable según ciertas características, y Twitter como plataforma no es periodismo ni deja de serlo, sino que es un canal a través del cual nos llega un stream ambiental de información. Twitter es una forma más en que la información se está distribuyendo y a la vez es esa corriente de conversación ambiental que nos acerca el contexto de los hechos.
Twitter se ha integrado ya, con su velocidad y riqueza en alertas informativas, como medio de consulta de muchas redacciones. Esos awareness systems están haciendo que la noticia no sea algo que el periodista presenta empaquetado y atado, una «historia», sino que los hechos sean acercados y puestos en relación por el periodista como parte de una conversación en la que todo el contexto y los comentarios posteriores serán parte de la historia. Estos sistemas amplios, asíncronos y permanentemente activos están permitiendo a la sociedad mantener un esquema mental de noticias y eventos a su alrededor. Somos parte de esa conversación, como periodistas y como público. Tendremos que aprender a hacer periodismo en estos nuevos horizontes.
Foto: William Brawley