Leer en papel o no

La asociación entre verano y libros siempre me ha resultado un poco forzada. Esos artículos que recomiendan lecturas de verano, como si uno necesitara tiempo libre para leer. Viene bien, claro, no voy yo a decir que no. Pero creo que no conozco a nadie que lea tres libros más en unos meses si no tiene una adicción regular a lo largo del año.

Estos días he leído a Moeh Atitar y a Ramón González Ferris sobre el tema de la acumulación de libros y aquel debate tan recurrente sobre si es necesario dejar el papel. Hemos designado a las bibliotecas decoración necesaria de una casa que nos resulte familiar o de un huésped deseable (e incluso sexy), pero hay que aceptar que dedicamos muchísimo lugar a los libros, y esto en épocas en que el espacio que tenemos en casa cada vez es más escaso. Cuando he tenido que meter en una maleta mi vida para venirme a vivir a otro hemisferio he tenido automáticamente claro que muchos libros podían ocupar un lugar inamovible en mi alma pero no iba a ser posible trasladarlos toda la vida.

Conozco una persona que al darse cuenta de que normalmente no relee libros, sólo mantiene en su casa los libros que está leyendo en ese momento. Cuando los termina los regala o incluso los pone en la basura si no le gustan. Puedo entender la lógica de esto y aún así ese pensamiento me causa un inevitable escalofrío. Soy de las que no releo, pero aún así el marycondismo me asusta un poco. Nunca he contado la cantidad de libros que tengo en casa, y al leer a Ramón, que ha cifrado los suyos en una sana cifra de 2.500 he empezado a pensar si debería hacerlo.

Recuerdo pasar hace unos años por esta misma disquisición interna del papel-digital, aunque no me duró mucho. Coincidió con la llegada a mis manos del Kindle Paperwhite. Lo cito con nombre y apellido porque creo que es una de mis posesiones más queridas. Esta sí que es una máquina perfecta.

Tener un Kindle significó para mí una multiplicación exponencial de la cantidad de libros que leía, algo que ya he contado por aquí. El tener cientos de libros a mano, con la simplicidad del único click de Amazon para comprar (son muy listos en eso), y poder llevar literalmente esa cantidad de libros todo el tiempo conmigo hizo que mis horas de leer se multiplicaran automáticamente. Confieso ser de esas que va andando y leyendo el Kindle, pero sólo con libros que me gustan mucho.

Que nadie crea que he renunciado al derramamiento de savia innecesario. Suelo comprar libros de papel si me gusta la encuadernación, o si son de amigos. Hay libros que valen por su edición, porque el objeto tiene un significado emotivo especial, porque los recuerdos son dulces e invencibles. Y al regalar, regalo libros de papel, claro. Ramón cuenta ese momento tan bonito que es cuando has hablado de un libro con un amigo y puedes sacarlo de tu biblioteca y dárselo. Sabes perfectamente que estos libros muchas veces no vuelven pero no te importa demasiado, porque eso será que se han gustado.

¿Por qué nos gustará tanto hablar de libros? En la página de los libros que estoy leyendo voy apuntando los que termino, y en mi Goodreads están con la puntuación que les he dado.

Libros que leí en 2018

Twitter and Tear Gas, Zeynep Tufekci

Confesiones, Henry Marsh

Hope in the Dark, Rebecca Solnit

Life 3.0, Being Human in the Age of Artificial Intelligence, Max Tegmark

Deseo de ser punk, Belén Gopegui

Tierra de campos, David Trueba

El fruto prohibido, Liv Strömquist

Milk and honey, Rupi Kaur

The Vagina Monologues, Eve Ensler

El feminismo lo cambia todo, Silvia Clavería

Madrid, 1987, Fernando Trueba

La desaparición de Stephanie Mailer, Joël Dicker

The Death and Life of Great American Cities, Susan Jacobs

Sharp, The Women Who Made an Art of Having an Opinion, Dean Michelle

Ordesa, Manuel Vilas

Bad Feminist, Roxane Gay

#republic, Divided democracy in the age of social media, Cass R. Sustein

Marilyn, Gloria Steinem

El filtro burbuja, Eli Pariser

La hora violeta, Sergio del Molino

El eco de los disparos, Edurne Portela

Solitude, Michael Harris

Nada, Carmen Laforet

Todos nuestros ayeres, Natalia Ginzburg

En el punto de mira, de Baltasar Garzón

Deshaciendo errores: Kahneman, Tversky y la amistad que nos enseñó cómo funciona la mente, Michael Lewis

La fantasía de la individualidad, Almudena Hernando

Cuatro siglos del periodismo en España, María Cruz Seoane, María Dolores Saiz

El blanco móvil del periodismo, Miguel Ángel Bastenier

Número Cero, Umberto Eco

Últimas noticias sobre el periodismo, Furio Colombo

Caminar, William Hazlitt & Robert Louis Stevenson

Cómo ser una mujer y no morir en el intento, Carmen Rico-Godoy

What Happened, Hillary Rodham Clinton

El Segundo Poder, Margarita Riviere

El triángulo de la Transición, Ana Romero

Morder la manzana, Leticia Dolera

Elogio de la bicicleta, Marc Augé

Papel Mojado, Mongolia

El fin de una época, Iñaki Gabilondo

El sentir de las mujeres, Nativel Preciado

Mastering Bitcoin, Andreas Antonopoulos

Los que sueñan el sueño dorado, Joan Didion

Lenguaje, poder e identidad. Judith Butler

Algo más que periodistas, Félix Ortega y M. L. Humanes

The Passion according to G.H., Clarice Lispector

El acoso moral, Marie-France Hirigoyen

El muro invisible, Politikon

El estilo del periodista, Alex Grijelmo

La vida interior de las plantas de interior, Patricio Pron

Las sinsombrero, Tania Balló

Antología esencial, Roberto Juarroz

A writer’s life. Gay Talese

Women and Power. Mary Beard

Fire and Fury: Inside the Trump White House, Michael Wolff

La revolución blockchain, Don Tapscott

The Sense of an Ending, Julian Barnes

Otros libros leídos en años anteriores se pueden ver en mi Goodreads

Libros que leí en 2017

Las chicas, Emma Cline

Fierce attachments, a memoir. Vivian Gornick

El periodismo es un cuento, Manuel Rivas

The year of magical thinking, Joan Didion

La vida de un periodista. Ben Bradlee

You just don’t understand. Women and men in conversation. Deborah Tannen

Everyday sexism. Laura Bates

Boomerang. The Meltdown Tour. Michael Lewis

Quién quiere ser madre. Silvia Nanclares

Secrets and lies. Digital Security in a Networked World. Bruce Schneier

La guerra contra las mujeres. Rita Laura Segato

Poesía completa. Paul Auster

Capital erótico, Catherine Hakim

Obras completas, Oliverio Girondo

Wonder Woman, el feminismo como superpoder, Elisa McCausland

Cada mesa, un Vietnam; Enric González (editor)

20 poemas para ser leídos en el tranvía, Calcomanías, Oliverio Girondo

El violento oficio de escribir, Rodolfo Walsh

Poesía completa, Paul Auster

Fortunas del feminismo, Nancy Fraser

Fariña, Nacho Carretero

Los amores difíciles, Ítalo Calvino

Vigilar y castigar, Michel Foucault

La noche de la pistola, David Carr

The Power, Naomi Alderman

Los cínicos no sirven para este oficio, Ryszard Kapuscinsky

Mujeres tenían que ser. Felipe Pigna

El amante, Marguerite Duras

Manual para mujeres de la limpieza, Lucia Berlin

Cerca del corazón salvaje, Clarice Lispector

La sociedad que seremos. Belén Barreiro

Los hombres me explican cosas, Rebecca Solnit

La reinvención del New York Times, Ismael Nafría

10 ingobernables. Historias de transgresión y rebeldía. June Fernández

El género en disputa, Judith Butler

La España vacía, Sergio del Molino

La dominación masculina, Pierre Bordieu

Profesionales del periodismo. Hombres y mujeres en los medios de comunicación.  Marisa García de Cortázar, María Antonia García de León.

Lean in, Sheryl Sandberg

Feminismo para principiantes, Núria Varela

Género y comunicación. Juan F. Plaza

Sapiens, de animales a dioses. Yuval Noah Harari

Una historia personal, de Katharine Meyer Graham

Chaos Monkeys: Obscene Fortune and Random Failure in Silicon Valley,  de Antonio Garcia Martinez

A sangre y fuego, por Manuel Chaves Nogales

Sin noticias de Gurb, Eduardo Mendoza

La guerra de las salamandras, Karel Capek

Teoría King Kong, por Virginie Despentes

La mujer loca, por Juan José Millás

Public Opinion, por Walter Lippmann

Habibi, por Craig Thompson

Blankets, por Craig Thompson

El ojo desnudo, de Antonio Martínez Ron

Feminist Fight Club, de Jessica Bennett

Patria, de Fernando Aramburu

El mundo deslumbrante, por Siri Hustvedt

Otros libros leídos en años anteriores se pueden ver en mi Goodreads

Libros que leí en 2016

Ha sido un buen año de lectura.

Política Moral, de George Lakoff

La sociedad de coste marginal cero: El Internet de las cosas, el procomún colaborativo y el eclipse del capitalismo, de Jeremy Rifkin

Colapso, de Jared Diamond

En movimiento. Una vida, por Oliver Sacks

Los detectives salvajes, por Roberto Bolaño

De vidas ajenas, de Emmanuel Carrère

En el principio… fue la línea de comandos, por Neil Stephenson

Mitologías, por Roland Barthes

Historias del calcio, por Enric González

La mujer rota, por Simone de Beauvoir

Las partículas elementales, por Michel Houellebecq

Historia y utopía, por Emile Cioran

Hablando del asunto, por Julian Barnes

Historias de Roma, por Enric González

Historias de Londres, de Enric González

Not that kind of girl, por Lena Dunham

Historias de Nueva York, de Enric González

Cómo me hice monja, por César Aira

Newpaper: cómo la revolución digital transforma la prensa, por Albert Montagut

Un antropólogo en Marte, por Oliver Sacks

El Peligro De Creer, de Luis A. Gamez

Una muñeca rusa, por Adolfo Bioy Casares

El descubrimiento de la Tumba de Tut-Ankh-Amon, por Howard Carter

Instrumental, de James Rhodes

Yes Please, de Amy Poehler

Alucinaciones, de Oliver Sacks

Armas, Gérmenes y Acero , de Jared Diamond

High Output Management, por Andrew S. Grove

Ready Player One, por Ernest Cline

El hombre que confundió a su mujer con un sombrero, de Oliver Sacks

Una Habitación Propia, de Virginia Woolf

Si Me Necesitas, Llámame, de Raymond Carver

Alta Fidelidad, de Nick Hornby

Elon Musk, por Ashlee Vance

Bossypants, por Tina Fey

Coño Potens, por Diana Junyent Torres

On The Map: Why the world looks the way it does, por Simon Garfield

Los innovadores: Los genios que inventaron el futuro, de Walter Isaacson

Sociedades comparadas: Un pequeño libro sobre grandes temas, por Jared Diamond

¿Por qué es divertido el sexo?/ Why Is Sex Fun?, por Jared Diamond

Richard Yates, por Tao Lin (y cubierta de Javier Arce)

Open, memorias, por Andre Agassi

The Sense of Style: The Thinking Person’s Guide to Writing in the 21st Century, por Steven Pinker

Limónov, por Emmanuel Carrère

Laughable Loves, por Milan Kundera

Esto no es una historia de amor, por Jose A. Pérez

What If?: Serious Scientific Answers to Absurd Hypothetical Questions, por Randall Munroe

Bartleby, The Scrivener, por Herman Melville

Otros libros leídos en años anteriores se pueden ver en mi Goodreads

Libros que leí en 2015

Demasiada felicidad, por Alice Munro

Medicina sin engaños: Todo lo que necesitas saber sobre los peligros de la medicina alternativa, por J. M. Mullet

Fuego y cenizas. Éxito y fracaso en política, de Michael Ignatieff

Ja. La Ciencia De Cuándo Reímos Y Por Qué, de Scott Weems

La soledad de los números primos, Paolo Giordano

The Hell of it All, Charlie Brooker

La ciudad de los prodigios, de Eduardo Mendoza

Cosas que me contó un pajarito: Confesiones de una mente creativa, por Biz Stone

Cryptonomicon, de Neal Stephenson

Memes, de Jaron Rowan

How to Be a Woman, de Caitlin Moran

Bitcoin: La caza de Satoshi Nakamoto, de Preukschat, Busquet, Ares

Manual del ciberactivista digital, de Javier de la Cueva

La Naturaleza del Software, de Eduardo Díaz

Principios y algoritmos de concurrencia, de Ricardo Galli

Aprende Git: … y, de camino, GitHub, de JJ Merelo y Pablo Hinojosa

The Checklist Manifesto: How To Get Things Right, de Atul Gawande

Turing’s Cathedral: The Origins of the Digital Universe, de George Dyson

La Lengua De Las Matemáticas Y Otros Relatos Exactos, de Fernando Álvarez

La aventura del tocador de señoras, de Eduardo Mendoza

La Oculta, de Héctor Abad Faciolince

Predictably Irrational: The Hidden Forces That Shape Our Decisions, de Dan Ariely

Gone Girl, de Gillian Flynn

The Martian, de Andy Weir

When Computers Were Human de David Alan Grier

Otros libros leídos en años anteriores se pueden ver en mi Goodreads

Las cinco reglas de Botsford para editar un texto

Redacción de The New York Times, 1942. Fuente: Wikipedia

Las memorias de periodistas, escritores, corresponsales y demás fauna de los medios me fascinan. Gardner Botsford fue editor del New Yorker. En sus memorias, “A Life of Privilege, Mostly«, (Una vida de privilegio, en general), Botsford resume el trabajo del editor en cinco reglas, junto con algunas vivencias con las que todo el que haya cumplido funciones de editor en una redacción le resultarán muy fáciles de identificar con las propias. ¿Quién no ha tenido un Wechsberg?

 

A principios de 1948, la entrega de «Carta desde París» y «Carta desde Londres» se trasladó desde el domingo a un día más civilizado de la semana, y a mí me trasladaron con ella. Otra persona pasó a encargarse de las noches de domingo y empecé a dedicar la mayor parte del tiempo a editar largas piezas factuales: «Perfiles», «Reportajes» y textos de ese tipo. Seguí editando a Flanner y Mollie Panter-Downes –de hecho, a partir de entonces edité todo lo que cualquiera de los dos escribiese para la revista–, y también me asignaron a varios escritores de primera clase del New Yorker, con muchos de los cuales formé alianzas permanentes. Eso implicaba menos tiempo con los escritores de menor calidad con los que había empezado, los Helen Mears y Joseph Wechsberg. Helen Mears era una escritora olvidable; a Joseph Wechsberg lo recordaré siempre. Era un incordio, un Mal Ejemplo y un rito de paso para cada editor junior. Para empezar, era checo y en realidad nunca aprendió inglés. (Aquí hay una observación biológica de Wechsberg que he conservado intacta a lo largo de los años: «Sin los largos hocicos de los abejorros, los pensamientos y el trébol rojo no pueden ser fructificados».) Además, había empezado como escritor de ficción (ahora es más conocido, si es que se le conoce por algo, por algunos relatos que publicó en la revista antes de la guerra) y, cada vez que los datos que necesitaba resultaban elusivos, se los inventaba. Como su escritura estaba desvinculada de la gramática, el vocabulario y la cordura (ver arriba), podía escribir muy deprisa, y no había nadie más prolífico que él. Sandy Vanderbilt siempre decía que había editado más a Wechsberg que yo, y que había editado más a Wechsberg de lo que el propio Wechsberg había escrito, por culpa de una pesadilla recurrente en la que trabajaba en un manuscrito implacable e interminable de Wechsberg que seguía supurando por mucho que Sandy trabajara, pero cuando fuimos a la morgue y sacamos el archivo de Wechsberg, ninguno de los dos podía recordar quién había editado qué, o, para ser más precisos, quién había escrito qué. Lo que nos molestaba era que Wechsberg era inmensamente popular entre los lectores, lo que quería decir que nosotros éramos inmensa, aunque anónimamente, populares entre los lectores. Cuando llegaron algunos editores que eran todavía másjuniors que yo –Bill Knapp, Bill Fain, Bob Gerdy y un par de figuras más transitorias–, les asignaron a Wechsberg y yo quedé libre al fin. No totalmente libre, por supuesto.

Como la revista publicaba cincuenta y dos números al año, la mayoría de los cuales contenía (entonces) al menos dos piezas factuales, era demasiado esperar que los escritores de primera fila pudieran satisfacer esa demanda. Eso abrió la puerta a escritores de segunda línea y yo (como Sandy, Shawn y todos los demás) tenía que echar una mano. Era el tipo de trabajo que me llevó a una serie de conclusiones sobre la edición.

Regla general n.º 1: Para ser bueno, un texto requiere la inversión de una cantidad determinada de tiempo, por parte del escritor o del editor. Wechsberg era rápido; por eso, sus editores tenían que estar despiertos toda la noche. A Joseph Mitchell le costaba muchísimo tiempo escribir un texto, pero, cuando entregaba, se podía editar en el tiempo que cuesta tomar un café.

Regla general n.º 2: Cuanto menos competente sea el escritor, mayores serán sus protestas por la edición. La mejor edición, le parece, es la falta de edición. No se detiene a pensar que ese programa también le gustaría al editor, ya que le permitiría tener una vida más rica y plena y ver más a sus hijos. Pero no duraría mucho tiempo en nómina, y tampoco el escritor. Los buenos escritores se apoyan en los editores; no se les ocurriría publicar algo que nadie ha leído. Los malos escritores hablan del inviolable ritmo de su prosa.

Regla general n.º 3: Puedes identificar a un mal escritor antes de haber visto una palabra que haya escrito si utiliza la expresión «nosotros, los escritores».

Regla general n.º 4: Al editar, la primera lectura de un manuscrito es la más importante. En la segunda lectura, los pasajes pantanosos que viste en la primera parecerán más firmes y menos tediosos, y en la cuarta o quinta lectura te parecerán perfectos. Eso es porque ahora estás en armonía con el escritor, no con el lector. Pero el lector, que solo leerá el texto una vez, lo juzgará tan pantanoso y aburrido como tú en la primera lectura. En resumen, si te parece que algo está mal en la primera lectura, está mal, y lo que se necesita es un cambio, no una segunda lectura.

Regla general n.º 5: Uno nunca debe olvidar que editar y escribir son artes, o artesanías, totalmente diferentes. La buena edición ha salvado la mala escritura con más frecuencia de lo que la mala edición ha dañado la buena escritura. Eso se debe a que un mal editor no conservará su trabajo mucho tiempo, mientras que un mal escritor puede continuar para siempre, y lo hará. La buena escritura existe al margen de la ayuda de cualquier editor. Por eso un buen editor es un mecánico, o un artesano, mientras que un buen escritor es un artista.

Vía el blog de Fernando García Mongay

Libros que leí en 2014

2014

La brecha digital de género, de Iker Merchán

Qué ven los astronautas cuando cierran los ojos, de Antonio Martínez Ron

Cuando Google Encontró A Wikileaks, de Julian Assange

Azteca, de Gary Jennings

The Glass Cage: Automation and Us, de Nicholas Carr

Computing: A Concise History (MIT Press Essential Knowledge), de Paul E. Ceruzzi

Manual de Periodismo de Datos Iberoamericano, editado por Felipe Perry y Miguel Paz

El pequeño libro rojo del activista en la red, de Marta Peirano

Free as in Freedom: Richard Stallman’s Crusade for Free Software, por Sam Williams (PDF gratuito)

Hatching Twitter by Bilton, Nick (2013)

On Writing: A Memoir of the Craft, de Stephen King

31 noches, de Ignacio Escolar

Thinking, Fast and Slow, de Daniel Kanehman

Cosmicómic, de Amedeo Balbi y Rossano Piccioni

Disparos, de Mario Tascón y Fernando Tascón

No Place to Hide: Edward Snowden, the NSA, and the U.S. Surveillance State, por Glenn Greenwald

The Undercover Economist Strikes Back: The Economy – A User’s Manual (English Edition), de Tim Harford

The Undercover Economist (English Edition), de Tim Harford

Nosotros caminamos en sueños, de Patricio Pron

The Signal and the Noise: Why So Many Predictions Fail-but Some Don’t, de Nate Silver

The Sopranos and Philosophy: I Kill Therefore I Am (Popular Culture and Philosophy), de Richard V. Greene

Precision Journalism: A Reporter’s Introduction to Social Science Methods, de Philip Meyer

Contra aquellos que nos gobiernan (La muchacha de dos cabezas), de Lev Tolstoi

Hackers: Heroes of the Computer Revolution – 25th Anniversary Edition, de Steven Levy

The Data Journalism Handbook, de Jonathan Gray, Lucy Chambers y Liliana Bounegru

Otros libros leídos en años anteriores se pueden ver en mi Goodreads