Habla el último indio

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No sé por qué ni cómo sobrevivo
ni cuál es la razón que me sostiene,
ni de dónde proviene y me mantiene
la parte de tristeza que recibo.

Tengo la libertad y soy cautivo
el corazón me tiene y no me tiene,
vengo desde los dioses y no viene
ningún dios a decirme que estoy vivo

Apenas si perduro, si comprendo
el triste oficio de seguir latiendo
en mitad del silencio y el despojo

Dadme al menos un agua y una arena,
una ilusión, una verdad, un ojo.
Quiero mirarme adentro de mi pena.

Gustavo García Saraví