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Home, de Edward Sharpe and the Magnetic Zeros, cantado por padre y su hija.

Un safari por el Social Media

Todavía no sé cómo tomarme que Christopher Marks ponga mi entrevista dentro de un documental con ese título (broma); lo cierto es que este jovencísimo realizador acaba de terminar un documental llamado The Social Media Safari, donde entrevista a gente como Stephen Fry, Chad Hurley (fundador de Youtube), Gerd Leonhard, Jon Schoendorf y editores de medios como The Guardian o Channel 4 UK.

Todos ellos comentan cómo las redes sociales están impactando en la prensa, la publicidad, la distribución de la cultura, las ONGs. Cómo las asociaciones y entrepreneurs que trabajan por ejemplo en África, están aprovechando las redes sociales para comunicarse en países donde el ancho de banda es escaso pero permite que la gente que accede a internet esté comunicada eficazmente.

Chris también incluyó en su documental una de nuestras charlas sobre las formas de uso de internet en países como Argentina, donde hay aún baja penetración del ADSL pero eso no incide en la alta actividad online de los usuarios en ese país, que utilizan recursos como blogs y redes sociales para expresar opiniones sobre temas políticos y sociales.

Podemos escuchar al gran Stephen Fry hablando de la necesidad de conexión que tenemos los seres humanos, que es incluso anterior al lenguaje, entre otras opiniones del resto de los entrevistados:

Joe Schoendorf, strategic partner of the World Economic Forum:

I think we are in the absolute beginning of the best of times. Out of 6.6 billion (people in the world), 3 billion are under 25. People under 25, on the main, do not remember being alive and not being online. Everyone here remembers when you went online.

Vicky Taylor, Commisioning Editor, New Media at Channel 4 UK

Liveblogging is a very efficient way of doing a story. (…)
No, we’re not trying to make money. Our first step is: be sure we have the best product, that people like it, and that’s a quite ongoing process, we haven’t got there.

Alan Rusbridger, editor in chief at The Guardian

The last 5-10 years have brought extraordinary changes to newspapers industry, the most obvious change of course is the fact that we are not just a newspaper.

El documental dura 50 minutos. Si tienen un rato les aconsejo que lo vean porque da un pantallazo sobre la realidad de las redes sociales en todo el mundo desde la visión de diferentes productores y usuarios.

La boda que fue viral

¿Se acuerdan cuando los vídeos de las bodas eran lo más aburrido del mundo? Como bien dijo rubendomfer, éste debería ser el video de Chris Brown. Y lo más interesante es que como leo hace un rato, esta canción, Forever, salió hace un año y de repente se encuentra en el Top 10 de los charts de iTunes (#7 en el momento de escribir esto).

De repente toda la estrategia de Youtube de borrar las canciones a las discográficas que así lo solicitan deja de tener mucho sentido, ¿verdad? Y nos vuelve a abrir los ojos a la realidad de que el uso abierto y libre de la música de hecho incrementa las ventas.

Por qué Susan Boyle no es viral (y la industria tiene que cambiar el chip)

Llámenme insensible pero lo más conmovedor de Susan Boyle no es la historia de Cenicienta que maneja detrás sino los números que muestran la propagación alucinante que puede sufrir un mensaje en nuestra era de redes y todo lo que tienen estos para decirnos sobre los nuevos modelos de distribución de la cultura.

El video de 7 minutos colgado en Youtube ha quebrado todos los récords de visionado en una semana -al momento de escribir este post, 14 días después de publicado, 43.6 millones de visitas y subiendo-, incluso de algunos que llevan varios meses, como la imitación de Sara Palin por parte de Tina Fey (8.7 millones) o el discurso de la victoria de Obama la noche de su elección (4.8 millones de visitas en este momento). Pero es que según Visible Measures, que mide estadísticas de varios sitios que comparten videos, todos los videos con Susan Boyle, incluyendo sus entrevistas en televisión, han generado un total de 85.2 millones de vistas. Julie Supan, portavoz de Youtube, dice que en sus cuatro años en la compañía no recuerda un video que rankeara de esta manera.

El Washington Post recoge estas y otras estadísticas, como las de su página en Wikipedia que sumaba 500 mil visitas a una semana de su creación, o los datos de su página en Facebook, que sumaba cientos de nuevos miembros cada pocos minutos y en una semana pasó de 150 mil miembros a más de un millón.

Pero mucho más interesante es el análisis de Henry Jenkins, , que evita llamar virales a estos procesos, sino que habla de spreadability, y la diferencia detrás de eso es la intención. Dice Jenkins:

The difference between «viral» and «spreadable» media has to do with the conscious agency of the consumers. In the viral model, nobody is in control. Things just go «viral.» In the Spreadability model, things spread because people choose to spread them and we need to understand what motivates their decision and what facilitates the circulation.

While she originated on British broadcast television, her entry into the American market was shaped more by the conscious decisions of 87 plus million people who choose to pass her video along to friends, families, work mates, and fellow fans than by any decision by network executives to put her on the airwaves in the first place.


En estos días en España estamos hablando mucho de la cultura y de los posibles nuevos modelos para distribución de contenidos, y datos como éste ponen de manifiesto de qué estamos hablando. Los usuarios ya son parte de esa distribución de los contenidos, nos guste o no:

We have to understand the Susan Boyle phenomenon as occurring at the intersection between broadcast media (or to use Amanda Lotz’s term, television in the post-network era.) In other words, this is convergence culture at work.

The Susan Boyle phenomenon would not have played out the same way if there wasn’t YouTube, if there weren’t social networks, if there weren’t Twitter. Indeed, the very similar video of Paul Potts making a similarly surprising success on the same program generated nowhere near the same level of circulation a year ago (though it may have also prepared the way for the public’s interest in this story). What allowed the Susan Boyle video to travel so far so fast was that it could travel so far so fast.

En el mismo análisis se menciona ese plus de audiencia ganada a los medios tradicionales: el vídeo se distribuyó sin derechos de comercialización en el resto del mundo, simplemente porque no había forma de hacerlo. Quien hubiera querido consumir ese momento no tenía forma de comprarlo: el programa no fue distribuido comercialmente fuera del Reino Unido, ni en Hulu, ni en iTunes, ni con la misma inmediatez, ni con la recomendación de un conocido que decide compartir ese contenido.

Aunque los productores del video podrían haber monetizado las visitas, según Wired, decidieron no hacerlo, porque no se trataba de eso. Jenkins cree que tanta spreadability incluso puede significar más una responsabilidad (liability) que una baza (asset), porque el interés de las personas es efímero, y si Susan Boyle grabase un disco, para el momento en que ese disco saliera al mercado ya no existiría el mismo interés que hace que la gente busque sus datos en Wikipedia.

Susan Boyle, la mujer que paradójicamente no sabía lo que era Youtube, nos está haciendo ver muchas cosas. Entre ellas, que todavía tendemos a transladar los antiguos modelos de promoción y publicidad a la nueva forma de difusión de la cultura, queremos encajar eso en el fenómeno de las conversaciones grupales, queremos números rápidos.

Ya no habrá virales, nunca los hubo si creíamos que el contenido se transmitía casi involuntariamente. Que contagioso significaba carente de decisión. Las decisiones de la multitud cuentan, y cuentan más que nunca.