Email is simple, really

Un vídeo instructivo para que cualquiera pueda aprender a enviar un email. Aparentemente en los 80′ tu médico te podía enviar directamente la receta, algo que no hemos logrado hacer llegar a nuestros días. Este vídeo es del programa «Database» de Thames TV, en Reino Unido, y fue emitido el 7 de junio de 1984.

El patrón del mal: una serie bien verraca

Pablo-Escobar-The-Druglord_590x330

Me quedan 10 capítulos para terminar la serie colombiana de Pablo Escobar, «El patrón del mal», y me acabo de dar cuenta de que he suspendido todo otro TV show, película y mucho de lo que pudiera ocupar mi tiempo libre para consumir frenéticamente los 103 capítulos que llevo. Lo había advertido Casciari pero pensaba que exageraba, como todo argentino 😉

El mayor delincuente de Colombia era además un multimillonario que gastaba 2.500 dólares por mes sólo en gomitas para atar los fajos de dinero. Su hermano, que llevaba la contabilidad, contó que tenía que descontar un 10% de sus ingresos anuales en billetes que se destruían a causa de la humedad o las ratas. Ganaba 21.000 millones al año de los que descontaba más de 2.000 millones en ese concepto. Tenía tanto dinero que literalmente, le sobraba, porque no podía gastarlo. Escobar vivió prófugo y con miedo a la extradición hasta su muerte.

Pablo Escobar es de esos tipos malos fascinantes, al nivel de Tony Soprano. Pero el personaje es mucho más humano que Rubén Bertomeu, el empresario corrupto de Crematorio, y más ingenuo que el Frank Underwood de House of Cards, aunque más sanguinario que todos estos. Sabes que Escobar es el generador de tanta muerte y desgracia, pero tu odio es racional. En algunos momentos de la serie parece que lo entiendes y eso te horroriza. Lo odias y quieres que ganen los buenos, pero estás metida en su carrera hacia adelante. Y ya no entenderás nada, como cuando ves a un sicario que le pide protección a la virgen antes de ir a matar.

Y en ese momento también lees por ahí que la serie que muestra a un Escobar tan humano fue producida por la sobrina de Luis Carlos Galán, el candidato asesinado por Escobar; que los guiones, fueron supervisados por Camilo Cano, hijo del director del periódico que asesinó Escobar; y que la escenógrafa debió recrear una escena en la que mataban a su propio abuelo.

Es una serie en la que a cada escena vas recordando lo que leíste en los periódicos, y donde muchos de los crímenes tienen una entrada propia en la Wikipedia, porque sucedieron realmente. Digamos que la historia te ha espoileado el espectáculo. La ves poniendo pausa y buscando en internet nombres y datos. La realidad es tanto más complicada e interesante que la ficción, y no puedes más que entender la gravedad de la tragedia que vivió Colombia en aquellos años. La serie cuenta la historia de Escobar desde que era niño hasta su muerte, contando los hechos políticos que vivió el país. La serie se centra en Escobar, su familia y su entorno, el Cartel de Medellín y muestra cómo el narcoterrorismo organizó una red de sicarios que asoló al país.

Una de las cosas que más me asombran de la realización es que meten imágenes reales, discursos en audio y vídeo de algunos sucesos que recogió la televisión: imágenes de atentados, declaraciones de los protagonistas, audios telefónicos, discursos de los funcionarios que fueron grabados. Asombrosamente logran que el contraste entre lo real y la representación sea irrelevante. Uno sabe que todo eso ocurrió, aunque al comenzar cada capítulo una placa advierta que los hechos históricos están rodeados de escenas de ficción.

Por otro lado las caracterizaciones de los personajes son asombrosamente rigurosas. A pesar de que no se corresponden exactamente los nombres con los personajes en todos los casos, en los que pude encontrar imágenes reales, el casting es impresionante: Andrés Parra («ya no era Andrés sino Pablo Escobar«, dijo en alguna entrevista); Popeye (llamado «El Marino» en la serie, los que vieron la serie, vean esta entrevista en la cárcel y díganme si no es un gemelo); el candidato Luis Carlos Galán, Diana Turbay.

Años de producción de telenovelas han dejado su huella y a pesar de que «Pablo Escobar, el patrón del mal» fue una de las mayores producciones colombianas en televisión y está rodada en HD, no termina de sacudirse el sabor a culebrón que le dan ciertos cortes de música, y sólo por eso creo que la serie no es muy conocida en España. No hagan caso al prejuicio. Está muy bien rodada, tiene unos exteriores envidiables, con buenos diálogos y un ritmo que no te deja tomar aliento ni un momento.

No dejo de recordar a Medellín cuando la conocí en 2013, esa ciudad tan luminosa y tranquila, su gente y sus barrios, y yo en ese viaje no conocía tantos detalles de lo que había sucedido en esas calles. Punto extra para todos los vocablos y frases colombianas que uno aprende en el transcurso de la serie. ¿Sí o qué? ¡Muy verraco eso, hermanos!

Medellín, vista desde Santo Domingo

El Ministerio del Tiempo y las mil Españas

El Ministerio del Tiempo

Ví el primer capítulo y me fascinó. No hay spoilers, siga leyendo tranquilo, aunque aún no sepa por qué terminará viendo esta serie. «El Ministerio del Tiempo» es una serie fantástica y de aventuras que se basa en hechos de la historia de España. El propio Ministerio del Tiempo es una institución secreta de la que sólo tienen conocimiento presidentes, reyes y quienes trabajan en él, y tiene como misión preservar la historia de España.

“No podemos decir que no podría haber sido mejor, pero tan mala no es, y no somos quiénes para cambiarla, por lo que tenemos que mantenerla así porque es lo que nos ha hecho que lleguemos hasta aquí”, algo así explica su director a los recién llegados. La premisa –en la que Lucía ve el rancio orgullo españolista– oculta a primera vista mucho más de lo que sugiere inocentemente. A lo largo de toda la serie aparecerá cierta tensión en desafiar esa filosofía y esa misión constantemente, tanto para beneficio colectivo como para beneficio personal de los funcionarios del Ministerio que tienen acceso a las Puertas del Tiempo.

He pensado mucho qué es lo que más me engancha de la serie. Se ha dicho que El Ministerio del Tiempo gusta porque ensalza la figura del funcionariado español, porque allí se habla de España en singular, como si fuera una sola y sin acentos, y que en España gusta porque nos recuerda lo españoles que somos. Yo detesto los nacionalismos, ese orgullo idiota de haber nacido en un trozo de tierra y creer que es mejor que otro. Los conozco, los padezco, tanto el argentino como el español. Cada vez que caigo en ellos, como en un perfume dulce y reconfortante, huyo: las fronteras y las banderas son útiles para administrar, pero los seres humanos somos iguales en lo que importa. Y justamente me parece que El Ministerio del Tiempo se ríe de eso: reconoce esas señas de identidad que los españoles ostentan como propias y de paso hace un chiste con eso. Se han ganado a la audiencia, y aprovechan para tirar del anzuelo. Y mientras hablan sobre reyes, guerras, armas, también hacen crítica social, mostrando cómo se ven las cosas en una y otra época. La ciencia ficción muchas veces ha abierto caminos para que nos cuestionemos nuestra realidad desde el panorama que nos da otro mundo distópico: esa misma crítica social creo ver en algunos diálogos de MdT, y me encanta.

Los jevis de Gran Vía

A quienes nacimos afuera nos muestra de dónde vienen tantos rasgos españoles, nos los muestra jugar y competir entre ellos a lo largo de la historia. No vemos dos, vemos las mil Españas. Y aún así, paradójicamente, es una serie que tiene que luchar contra su estigma de ser española. Cada vez que la he recomendado, me decían lo mismo: “Oí buenas cosas de ella, pero es que me da mucha pereza ver una serie española”. Y también el asombro: “¿de verdad es tan buena siendo española?”. Estoy convencida de que si no la ha visto más gente (aún) es porque ese prejuicio les juega en contra. Los hermanos Olivares y el gran equipo detrás de este producto acaban de demostrar contundentemente que la ficción en este país puede estar al mismo nivel de las mejores series internacionales.

Hay muchísimas cosas que me gustan de la serie, no creo que termine de poner todas en este texto. La elección de los actores, la mezcla de la Historia (siempre con mayúsculas y tan intocable) con el humor, la simpatía de los personajes. Hay escenas muy logradas. Emociona, sorprende, hace reír. El guión es tan bueno, que a pesar de que los actores a veces declamen algunas líneas como si estuviesen en un teatro, logra sobreponerse y crear escenas geniales. Los guiños a la audiencia son constantes, pero no burdos ni obvios. El papel de las mujeres de la serie es maravilloso: Amelia e Irene son las jefas de las misiones, así, de entrada. Las mujeres son protagonistas íntegras, no son amantes o esposas. Son quienes van adelante y quienes rompen las reglas o se atreven a tener las suyas propias. Y finalmente otro detalle que me llama mucho la atención: escuchar a alguien hablando de vos sin ser argentino, escuchar cómo sonaba el vos de España en el Siglo XVI en la voz de Alonso de Entrerríos. Otras cosas que me gustan están descriptas en la reseña de Jot Down (ahí sí hay spoilers).

García Lorca en El Ministerio del Tiempo

Ví la serie en un par de días, tras volver de Argentina. Alguien prof_falken pidió que entrevistáramos a Javier Olivares, su creador, para el Pregúntame, y quise ver de qué se trataba esto. Ese día compartí un viaje de vuelta de Burgos con Antonio (@aberron, ¡gracias!) y le pregunté qué era y me dijo algo así como “Un Doctor Who español”. Sin creerme demasiado su entusiasmo busqué el primer episodio, y en el camino me encontré con mil millones de comentarios en redes, foros, páginas en Facebook y Twitter, millones de fanfics, un Tumblr oficial. Y lo mejor es que no tuve que descargarme nada porque toda la serie está en el servicio A la Carta de RTVE.

La app móvil para verlo con Chromecast es una idea excelente, si funcionase bien. En principio todo va bien hasta que decides pausar, si hiciste eso perdiste: se cuelga la aplicación, hay que comenzar otra vez. Y no solo abrir la app otra vez, sino ver de nuevo todo (!!) porque no funciona bien la función de adelantar/volver atrás. El otro problema es que algunos capítulos se ven en HD y otros no, también una pena, porque ha sido filmada cinematográficamente y sería bueno disfrutarla así.

El éxito del Ministerio del Tiempo

Last but not least, una de los aspectos más interesantes del fenómeno MdT es que pone sobre la mesa el tema de las mediciones. Cuando se habla del éxito de esta serie es necesario explicar que estuvo mal programada, que los primeros cuatro capítulos no tenían un mismo horario, que su audiencia en vivo y en directo era alta pero es en el diferido y en web donde se dispara finalmente: 3.100.000 personas vieron el último capítulo, mientras que “sólo” 600.000 lo vieron en directo. ¿Hasta qué punto es miope seguir considerando sólo a un tipo de medición, la de los audímetros y olvidar a una gran porción de la audiencia, audiencia bastante más exigente además, que ya no ve TV en directo sino a la carta y en diferido?

La participación en redes generada por parte de los ministéricos (así se llaman los fans de MdT) generó fanfics, memes, un podcast, tumblrs, incluso subtítulos en inglés y hasta húngaro; también una petición en Change.org para que TVE hiciera una segunda temporada, algo que al final se ha confirmado por parte de la cadena. Por cierto, en breve tendremos a Javier Olivares en el Pregúntame, los encuentros digitales con los lectores de eldiario.es.

 

Más enlaces:

El Ministerio del Tiempo – Capítulos completos

Entrevista a Javier Olivares – Informativos.net (video)

La fiebre ministérica – La Vanguardia

La gracia y el ceceo

Así gobierna El Ministerio del Tiempo las redes sociales

Entrevista a Javier Olivares en Vaya Tele

‘El Ministerio del Tiempo’ es también el Ministerio del Éxito

Conclusiones de un ministérico después del final de El Ministerio del Tiempo

Ruta ministérica por las localizaciones de El Ministerio del Tiempo

La guía imprescindible para descubrir el Madrid de El Ministerio del Tiempo

Generador de certificados del Ministerio del Tiempo

Los Soprano, James Gandolfini y aquello que no ves venir

Los Soprano

You probably don’t even hear it when it happens, right? – Bobby Bacala

¿Qué hacemos cuando terminamos la última temporada de una de las mejores series de TV de nuestra vida? Pasamos unos días pensando y penando, buscando en internet. Intentando aceptar que ha terminado. Nos obsesionamos con las reviews. Perseguimos a los actores e idolatramos a los personajes.

Empecé a escribir esto una semana después de devorar las 6 temporadas de Los Soprano, y estuve allí otra vez. Como después de la finale de LOST, la de The West Wing, o la de The Wire. Decir que Los Soprano es la o una de las series más grandes de la televisión es tan obvio que da hasta rubor, pero no por eso debemos dejar de constatarlo.

gal-sop8-jpg

Estuve un mes leyendo obsesivamente todo lo que las búsquedas arrojan como “The Sopranos” o “James Gandolfini”. Recuerdo el día en que murió Gandolfini. Recuerdo la pena de todos los que habían visto ya la serie, y me parecía tan profunda que decidí no dejar pasar más tiempo sin verla.

Gandolfini no daba buenas entrevistas, huía sistemáticamente de los paparazzis y siempre decía más o menos las mismas cosas, eso no ayudaba a mi recuperación. Mi búsqueda de un Tony carismático termina en un Gandolfini esquivo. Intento terminar de aceptar que (spoiler alert) a Tony lo mataron, The Sopranos se terminó, e incluso James Gandolfini murió. Es duro. Todo lo bueno se termina.

Decidí dejar este post para, de alguna manera, cerrar el duelo, y ayer buscando algo en YouTube encontré el Tributo a James Gandolfini, volví a verlo y me emocioné.

Lo escribí para compartir algunos enlaces sobre el debatidísimo final, declaraciones de David Chase y otros extras que gustarán a quienes acaben de ver la serie. También contaré algunas cosas que he leído o compartido en charlas y que recuerdo porque me llamaron la atención. Lamentablemente no he guardado todos los enlaces, así que toco de oído, si en algún momento encuentro las referencias otra vez, las agregaré. O escribiré más posts, quién sabe con las obsesiones.

James Gandolfini, ese bello monstruo

James Gandolfini

Gandolfini fue como todo buen actor, alguien a quien no le creemos una palabra fuera del set. Ese as de espadas que llenaba la pantalla no puede ser este señor esquivo y casi tímido, que responde en monosílabos y con frases de cualquier hijo de vecino. Alguna vez dijo cuando un periodista se lo reclamó: “lo que sucede es que los guiones de Los Soprano eran muy buenos, y yo no los tengo ahora”.

David Chase confesó que no tuvieron mucho contacto con Gandolfini después de Los Soprano, porque el final había sido muy difícil para el actor. Algo del personaje se te queda dentro, explicó Chase, “él es casi hippie, y toda la brutalidad y la interminable crueldad del show le hizo tener que ir a un lugar muy oscuro para poder actuarlo”. Cuando Chase lo llamó para que hiciera una película con él, Not Fade Away, después de un tiempo de terminada la serie, Gandolfini le dijo que no pensaba que quisiera volver a trabajar con él en su vida.

El peso del personaje de Tony fue algo que siempre giraba alrededor de Gandolfini. Supo componer un Tony Soprano tan complejo, a la vez tan creíble, que cuanto más lo analizas más te das cuenta de su impresionante trabajo. Cuando lo elogiaban diciendo que tenía un don para la actuación, decía que eso no existía, que todo lo que la gente veía en la pantalla son años de trabajo, y que eso era lo que había habido detrás de su actuación. Horas y horas de ensayos y trabajo actoral.

Bromeaba un poco sobre su personaje, como para alejarse de él. Una vez aceptó a un periodista que la relación entre el actor y el personaje puede ser complicada. Contó que en una ocasión tuvo que golpear la puerta a un vecino para pedirle que no hiciera tanto ruido, y cuando su vecino abrió la puerta y vio a James Gandolfini ahí, vió cómo su expresión cambió. Gandolfini, en sus palabras, se sorprendió al ver en la mirada de su vecino cómo aparecía una especie de miedo. Él no estaba viendo a Gandolfini, estaba viendo a Tony Soprano a la puerta de su casa.

James Gandolfini

Después de haber visto al monstruo Tony Soprano, el segundo descubrimiento es conocer a la persona detrás del actor, contada por sus compañeros y a través de entrevistas. Gandolfini era una persona increíblemente humilde, que no pensaba que era un genio. Ante las presentaciones y elogios se limitaba a sonreír apenas. Sus compañeros de plató hablaban muy bien de él, y en general se consideraban todos una familia. Se pasaba horas firmando autógrafos después de sus ensayos, hasta que terminaba con el último en la cola, y en una ocasión, alguien que estaba allí tenía un cachorro en brazos. Gandolfini dejó de firmar para acariciar al perrito, y llamó a su hijo para que lo viese.

“It’s all in his eyes”, decía David Chase casi como para intentar explicar la enorme estatura actoral de un tipo como Gandolfini. Dicen que manejaba la emoción como un maestro, que a pesar de que las palabras de su personaje no decían la verdad, él sabía transmitir perfectamente lo que pasaba.

James Gandolfini

Chase dijo que se divirtió mucho haciendo la serie, cuando le preguntan por qué, dice que “Todo lo que se dice en la serie es exactamente lo opuesto: mentiras, engaños, delirios. Casi todas las líneas de los diálogos son lo opuesto a la verdad. Cuando Tony Soprano decía algo, la verdad era absolutamente lo contrario. Es muy divertido escribir sabiendo eso”.

Por su papel en Los Soprano, Gandolfini ganó tres premios Emmy por mejor actor dramático y dos premios SAG, además de numerosas nominaciones. Participó en muchas películas y produjo varios documentales: uno de ellos sobre los soldados lisiados de la Guerra de Irak y el coste emocional de la guerra, otro que analizaba los efectos del estrés postraumático a través de la historia de Estados Unidos. Además de otras producciones, entre ellas una película sobre Hemingway, volvió al teatro y estuvo nominado a un Tony por mejor actuación. Murió en Roma, Italia, de un ataque al corazón, unos días antes de recibir un premio en el festival de cine de Taormina.

Sobre el final (spoilers, obvio)

Como toda serie de culto, tiene un final controvertido, debatido y excepcionalmente, magistral. Los Soprano tiene un final abierto pero no ambiguo, en mi opinión. No hay consenso en lo que mostraron las últimas escenas, pero nadie discute que el final es brillante. Después de leer mucho de lo que se dijo, mi explicación preferida coincide con la visión del análisis de 22.000 palabras que es muy conocido en ciertos foros.

Escena final de Los Soprano

Básicamente: esa última escena son los últimos momentos con vida de Tony Soprano. En la escena del restaurante, se utiliza el recurso del PoV (Point of View) donde el director nos pone en la piel del protagonista mostrándonos su mirada en ciertos planos, en este caso, la mirada es la de Tony.

El final llega abruptamente: de repente dejamos de ver y de oír “Don’t Stop Believing”, la música y el sonido ambiente del restaurante, el plano se corta a negro y se quedará así 10 larguísimos segundos hasta que aparece el logo de HBO. No es un fundido a negro, es un corte abrupto, como fue la muerte de Tony, como si alguien le hubiese disparado desde atrás en el lado derecho de su cabeza. Chase confirmó en el libro Ultimate Sopranos HBO que originalmente no quería que aparecieran ni siquiera los créditos al final, lo que enfatizaría la naturaleza eterna de la muerte.

Tony no escuchó la bala. Chase tuvo la elegancia de obviar la sangre, el espectáculo gore y la violencia en la muerte del protagonista absoluto de Los Soprano, y nos advirtió “you don’t see it coming” dos veces en episodios anteriores.

En “Sopranos Home Movies”, Tony y Bacala hablan en un bote sobre cómo la mayoría de los capos de la mafia terminan muertos o en prisión. Bacala pronuncia una frase: “You probably don’t even hear it when it happens, right?”.

Bobby Bacala

Ese momento se le aparece como un flashback a Tony en un episodio posterior, “The Blue Comet”. Siendo un show con escasos flashbacks, esto tiene especial significado. Tony no vio venir su final ese día. Esto también está en la escena del restaurante en la que matan a Jerry Torciano: Silvio no oye las balas y no ve lo que sucede hasta que ya ha sucedido.

Chase se negó en varias entrevistas a explicar el final porque consideraba -con toda la razón del mundo, agrego yo- que si lo hacía perdía la gracia. En una de ellas, para la edición final del libro sobre los Soprano, Brett Martin le pregunta si hay un puzzle que al final se resuelve, y Chase contesta:

There are no esoteric clues in there. No Da Vinci Code. Everything that pertains to that episode was in that episode. And it was in the episode before that and the one before that and seasons before this one and so on.There had been indications of what the end is like. Remember when Jerry Torciano was killed? Silvio was not aware that the gun had been fired until after Jerry was on his way down to the floor. That’s the way things happen: It’s already going on by the time you even notice it.

En otra fue más explícito, y dijo:

“He [Tony] was an extremely isolated, unhappy man. And the finally, once in a while he would make a connection with his family and be happy there. But in this case, whatever happened, we never got to see the result of that. It was torn away from him and from us.”

No puedo imaginarme una mejor finale: sorprendente, pero no bizarra o desconectada del resto de la serie, y con el concepto de la fugacidad de la conciencia. Esa certeza de que hay cosas que realmente entiendes o aceptas, bastante después de que hayan sucedido.

[Update 27 de agosto: Dos días después de publicado este post, y tras años de insoportables fans que le preguntaban una y otra vez lo mismo, Chase ha decidido contestar por fin a Vox cuando le preguntó si Tony estaba muerto y muy sucintamente ha dicho que no, que Tony no moría en el final, en su forma de recordarnos que lo que hace grande a las grandes series es el recorrido, no el último capítulo. Y paradójicamente, el reportaje donde lo dice es menos interesante por eso que por el retrato que nos acerca de Chase.]

 

Más enlaces:

Toda la música de Los Soprano

David Chase On George Stroumboulopoulos Tonight

Aros de cebolla, un año después (un blogger que se resiste a creer en la muerte de Tony recoge el debate en los comentarios)

The Night that Tony Soprano disappeared (y cómo era trabajar con David Chase) 

Explaining The Sopranos’ final scene

Algunas de las mejores escenas de Los Soprano

Más sorkinismos y la habilidad de reciclar de Aaron Sorkin

Me encanta Sorkin. Sus ritmos, sus diálogos, el carácter de los personajes. The West Wing es considerada una de las mejores series de televisión de la historia y probablemente esto hizo que hubiese demasiado hype al recibir sus siguientes obras. Aunque todas me gustaron, algunas me decepcionaron, como The Newsroom. Y sin embargo me reconcilio con todas cuando veo los vídeos de sorkinismos, ese reciclaje que Sorkin hace de tramas y diálogos.

Ya había posteado uno una vez pero ahora encontré dos videos más, que me hicieron echar mucho de menos a todos los personajes de Sports Night, de Studio 60, de The West Wing, de The Network. Qué ganas de tener tiempo para ver todas estas series otra vez.