Banksy

Banksy es probablemente el artista grafitero under más famoso de la era internet. Todos lo conocen pero nadie sabe quién es. Wired publicó este excelente artículo sobre él (traducción propia a continuación).

El arte ataca

Primero, convirtió callejuelas en galerías. Luego, hackeó el MoMA (Museum of Modern Art) y el Met (Metropolitan Museum of Art New York). Conoce a Banksy, el hombre más buscado en el mundo del arte.
Por Jeff Howe

Es mediodía en Londres, y quien se describe a sí mismo como un «terrorista del arte», Banksy, se está preparando para su próxima instalación. «He creado una pintura de cavernas», dice. «Es un trozo de roca con un hombre cazando a un ñu y empujando un carrito de la compra.» Al día siguiente, Banksy cuelga cuidadosamente su obra -llamada Early Man Goes to Market y atribuida a Banksymus Maximus- en la Galería 49 del venerable British Museum, acompañado por unas pocas líneas de texto explicativo. Lo hace sin el conocimiento o la aprobación de las autoridades del museo, quienes se enterarán sobre la última adquisición de la colección sólo después de que Banksy lo haya anunciado en su página web.

Durante los últimos años, Banksy ha surgido como un diestro e ingenioso transmisor de cultura, adepto a hackear el mundo del arte y a reescribir sus reglas para que se adecúen a sus propias intenciones. Una vez cerró un túnel en Londres mientras él y sus amigos, disfrazados como pintores con ropa de trabajo, blanqueaban las paredes. Luego Banksy aplicó sus característicos stencils negros en la superficie recién pintada. «Llamamos a nuestros amigos, compramos unas cervezas, y montamos una galería de arte», dice con una risita. En marzo pasado, Banksy logró una suerte de cuádruple copa del mundo artístico, cuando escabulló sus obras en cuatro museos neoyorquinos -el Metropolitan Museum of Art, el Museum of Modern Art, el American Museum of Natural History, y el Brooklyn Museum- en un solo día. Estas proezas le hicieron ganar la atención mundial de los medios de comunicación y el tipo de recompensa por la que los artistas tradicionales matarían, incluyendo una oferta de Nike para trabajar en una campaña de anuncios (que no aceptó) y una invitación para hacer pintura pública para la bienal Liverpool 2004 (que aceptó). El British Museum incluso agregó Early Man Goes to Market a su colección permanente.

Los británicos se han acostumbrado a las osadas proezas de Banksy, quien usa un seudónimo para evitar arrestos por travesuras pasadas. Pero los críticos lo ven nada más que como un vándalo demasiado de moda. Peter Gibson, un vocero de la campaña «Mantén limpia Gran Bretaña», dice que el graffiti se ha convertido en una epidemia: «cómo se sentiría él si alguien pintara con graffiti toda su casa?» Banksy dice que su obra es meramente caradura. Y es cierto, las piezas van sobradas de humor: la que Banksy metió al MoMA era una pintura de una marca barata de sopa de tomate británica, una parodia de la icónica lata de Campbell de Andy Warhol. Pero su chispa coloreada de arsénico tiene un propósito: asaltando el sistema establecido de exhibición del arte, Banksy llama la atención sobre sus deficiencias. «El arte es el último de los grandes cárteles», sostiene. Un puñado de gente lo hace, un puñado lo compra y un puñado lo exhibe. Pero los millones que van a verlo no tienen nada para decir.» La mayor parte de la obra de Banksy no se encuentra dentro de ningún edificio. «No hago propiamente exposición en galerías», dice. «Yo tengo una comunicación mucho más directa con el público».

Nacido en Bristol en 1974, Banksy comenzó su carrera a los 14 años como un vándalo cualquiera que pintaba con aerosol antes de cambiarse a los stencils.
Pronto Banksy se hizo un nombre (falso) con imágenes irónicas como colegialas meciendo bombas atómicas, policías británicos sorprendidos besándose, y la Mona Lisa llevando al hombro un lanzador de misiles. Estas pinturas contrastan profundamente con los garabatos de siempre que son de todo menos legibles. «La mayor parte del graffiti es como arte moderno, no?» dice. «La gente se pregunta qué quiere decir esto«.

Los mensajes de Banksy son mucho más accesibles. Una vez pintó una burbuja de pensamiento en la pared del elefante en el zoológico de Londres: «Quiero salir. Este lugar es muy frío. El cuidador tiene mal olor. Aburrido, aburrido, aburrido». La dificultad de esa obra le valió el respeto de la comunidad de grafiteros pero, más que eso, recreó la imaginación del público, que estaba feliz de empatizar con los elefantes.

Banksy tiene algo con los animales. En muchos de sus graffitis sirven como sustitutos de los humanos. Las ratas, esa otra especie que subsiste en nuestras sucias y peligrosas ciudades, aparecen un montón. Armadas con transmisores de radio, artefactos voladores personales, y obviamente, pinceles, muchas parecen estar luchando una guerra encubierta contra alguna autoridad no identificada. Una imagen muestra a una rata arrastrada por la melodía de su propio violín, tocando, tratando, según parece, de extraer un poco de arte de un ambiente estéril.

Lo cual es en buena medida la misión de Banksy, también. Teniendo en cuenta que no le faltan impulsos altruistas -«siempre quise ser bombero, hacer algo bueno por el mundo»- Banksy dice que quiere «mostrar que el dinero no ha acabado con la humanidad de todas las cosas».


Banksy at the British Museum
(londonist.com) (English only)
Cave art hoax hits British Museum (BBC)
Última obra de Banksy

Helado de soja

Apareció en Cartas al Director el martes en el diario El País.
Cómo me gustaría ver estos textos en la prensa argentina, aunque sea de vez en cuando…

Helado de soja

Una de las novedades más chics del verano es la posibilidad de disfrutar del rico helado de soja. Es curioso esto de la soja, de ser algo «exótico» y reservado para los menús en el «chino», ahora encontramos soja hasta en la sopa: leche con soja, yogurt con soja y qué-se-yo con bífidus y tropezones de soja. ¿Y de dónde saldrá tanta soja?

El primer productor del mundo es Estados Unidos, pero en su mayoría está dedicada a su consumo interno. La que llega a nuestro país procede en su casi totalidad de Argentina (segundo productor mundial). Y lamento decir, a quienes ven en la soja algo ecológico y sano, que en su mayoría esta soja es transgénica.

En la Argentina la moda de la soja también está causando estragos. Se están distribuyendo por el país recetarios de cosas como flan de soja, ñoquis de soja, albóndigas de soja, arroz con leche de soja y muchas sojas más. La diferencia con nuestro helado de soja es que estos «manjares» se sirven en los comedores de beneficencia, donde acuden las capas más humildes de la población, o bien se entregan en programas de ayuda alimentaria junto con saquitos de soja.

El «granero del mundo», el país que el siglo pasado cobijó miles de inmigrantes para poblar sus fértiles tierras y a la las que tenemos que agradecer buena parte de las proteínas que alimentaron la posguerra española, ha cambiado su modelo agrícola. Seducidos por las necesidades de soja de los países europeos para alimentar a nuestro ganado y obligados a generar divisas para saldar la deuda externa, el monocultivo de soja para la exportación ha tupido el suelo argentino. Y se ha desterrado así la soberanía alimentaria de Argentina.

El generoso negocio de la soja ha reactivado la fascinación por la tierra. Incendios intencionados de bosques, talas ilegales y compra de tierras públicas han provocado la pérdida del 70% de los bosques nativos argentinos. La agricultura -el arte de cultivar la tierra- tiene sólo una perspectiva económica, que la soja transgénica cumple a la perfección. Las labores agrarias que requiere su cultivo, gracias a la tecnología, han quedado reducidas a la mínima expresión, pues con una maquinaria muy especializada se siembra a la vez que se rotura la tierra, se fumiga en avioneta, etc. A tal extremo ha llevado la codicia de la soja que por miles se cuenta el número de pequeños agricultures -chacareros- que, bien porque han sido desalojados de sus tierras, bien porque han tenido que vender sus parcelas, bien porque no se pueden permitir la tecnología requerida, o porque se han perdido muchos puestos de trabajo rural, llenan hoy día arrabales y suburbios. Son los que pasan hambre. Hambre que pretende ser aliviada con potingue a base de la causante de la misma. Hambre de soja.

Gustavo Duch Guillot, director de Veterinarios sin Fronteras.
El País, martes 16 de agosto de 2005.

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Y en Irak, algo parecido.

http://www.sojasolidaria.org.ar/
http://barcelona.indymedia.org/newswire/display/165711/index.php

Banksy en el muro de la vergüenza

El Gobierno Israelí está contruyendo un muro que rodea los territorios palestinos ocupados. Tiene tres veces la altura del muro de Berlín, y acabará prolongándose por 700 kilómetros – La distancia entre Londres y Zurich. Bajo la legislación internacional el muro es ilegal, y convierte a Palestina en la Prisión más grande del mundo. También es el lugar de vacaciones definitivo para los que pintamos graffiti.

Más sobre Banksy y el muro en Elástico.


The Israeli government is building a wall surrounding the occupied Palestinian territories. It stands three times the height of the Berlin wall and will eventually run for over 700 km – the distance from London to Zurich.
The wall is illegal under international law and essentially turns Palestine into the world’s largest open prison.
It also makes it the utimate activity holiday destination for grafitti writers.

Lo dice él mismo.

Penurias de una chica offline

La historia de mi divorcio con mi proveedor de acceso a internet (Wanadoo, para prevenir a incautos) ha sido muy larga y ha concluido, y mi psicoanalista me desaconsejaría seriamente volver a revivir el trauma. Como resumen diré que sigo sin internet, pese a lo cual no doy por abandonado el blog (gracias por los ánimos tamat) aunque debo admitir que la regularidad, tanto de los posts como de mi provisión de información de actualidad resulta seriamente afectada.

Según las promesas de mi próximo proveedor de internet (Jazztel, por si quieren comentar experiencias), tendré acceso desde casa en aproximadamente 15 días. Ilusos abstenerse.

Desde mayo, último mes en el que disfruté de mi ADSL, he desarrollado una valiosa actitud zen ante las adversidades, lo que no me impide seguir con todas las reclamaciones que siguen su curso ante la Secretaría de Comunicaciones. Si a alguien le interesa saber qué pasó con Warradoo puedo dejar constancia aquí… sólo para transmitir mi experiencia y poner en aviso a quien pueda ser víctima de estos delincuentes.

Estoy dedicando más tiempo a la fotografía, y estoy leyendo un montón. Acorde con los tiempos que corren, terminé la semana pasada un libro sobre Ben Laden, «En nombre de Osama Ben Laden», escrito antes del 11-M con información muy documentada. Ahora no lo tengo a mano, ya lo he devuelto y no me acuerdo del autor, creo que era un periodista francés.

También estoy leyendo varios libros sobre fotografía, («Criterio fotográfico», y «La fotografía del siglo XX», la colección del Museo Ludwig de Colonia), y me gusta saber que estoy aprendiendo a ver las fotos de un modo diferente. Soy totalmente amateur en esto. Algunas de las fotos están en mis fotologs, y agradezco muchísimo las críticas. Me ayudan a afinar la vista.

consejos para un cd recopilatorio

Encontré esto leyendo cosas al azar, y me gustaron los consejos y la selección de la música. Estoy pensando en mi lista, pero la verdad es que nunca hice un CD recopilatorio, me gusta más tenerlos por artista, todos en el mismo CD.
Lo tengo en cuenta.

«Grabar una gran cinta recopilatoria ….es como romper con alguien.
Se tarda más de lo que imaginas.
Hay que empezar a lo bestia para llamar la atención,
y luego ir aumentando la intensidad….
pero sin pasarte de vueltas porque luego hay que bajar de golpe.
Hay un montón de reglas»

ps: Ya sé que el blog está medio abandonado. Sigo sin internet, aunque ya pedí la baja en Wanadoo y me dí de alta en Jazztel. Tardan un mes. El 20 minutos no ha publicado mi carta.