The nerd factor

Computers are so fascinating, in and of themselves, that it is easy to get so absorbed in the minutia of their operation that you forget what you started to use the computer for in the first place.

[…]

The seductive thing about the computer is that it presents many interesting puzzles for which there is always an answer. And if you work with it long enough and hard enough, it will always reward you. Most of life is not that way. Rewards are uncertain; you never have complete control. And so it becomes tempting to concentrate on the area where you do have control, the computer and its contents, to the exclusion of everything else. Neither academics nor journalists can afford to become that narrow. The computer needs to be kept in its place: as a tool to help you toward a goal, not as the goal itself.

From «Precision Journalism: A Reporter’s Introduction to Social Science Methods», by Philip Meyer

Kowloon

Kowloon

De vez en cuando me encuentro en internet con la terrible ciudad amurallada de Kowloon, aquél fenómeno que desaparecido aún fascina, y al que podemos reconocer en películas, escenarios de misiones de videojuegos y postales ciberpunks.

«La ciudad de la oscuridad», «La ciudad de la anarquía», «La ciudad de la imaginación»: fue el lugar más densamente poblado del mundo y recibió estos apodos por sus características, antes de ser demolido finalmente en 1994. Con 33.000 habitantes (que según el Washington Post Foreign Service llegaron a ser 50.000) viviendo en sus 2,6 hectáreas, la ciudad amurallada de Kowloon era el barrio de una ciudad de Hong Kong con el mismo nombre, que quedó abandonado del control administrativo por los gobiernos británico y chino. Su brutal densidad de población era de 1.255.000 habitantes por kilómetro cuadrado.

Dentro de sus muros invisibles (que fueron derribados pero continuaron existiendo políticamente) y cuando no hubo más espacio en horizontal, los ciudadanos chinos que quedaron allí apilaron viviendas minúsculas en cualquier sitio donde encontraran hueco, creando edificios de hasta 14 pisos. No podían hacer más porque los aviones que aterrizaban en el aeropuerto de Hong Kong pasaban casi rozando las azoteas. La luz del sol no llegaba a sus calles cubiertas por una maraña de cables y tuberías, que tenían que ser recorridas con paraguas ya que siempre estaba goteando en ellas. Como muchas ciudades asiáticas que crecen en vertical, podía ser recorrida a través de pasajes y azoteas sin prácticamente bajar al nivel del suelo. Los vecinos vivían en aquél mundo aislado sin leyes ni gobierno, pero pacíficamente y en comunidad. Había numerosas organizaciones benéficas y acciones vecinales.

En la ciudad amurallada de Kowloon ejercían su actividad muchos oficios y profesiones que no habían sido autorizadas por el gobierno de Hong Kong: destacaban dentistas sin título, carniceros o vendedores de comida que no pasaba ningún control sanitario, burdeles y vendedores de drogas. Al no haber autoridad proliferaron las mafias. Durante más de 20 años, la policía no se aventuraba a entrar, y se recomendaba a los turistas que no se acercaran al lugar a riesgo de no salir de allí.

Greg Girard, un fotógrafo canadiense y Ian Lamboth, su colaborador, pasaron 5 años tomando fotos en aquella ciudad, y su trabajo puede verse en el Daily Mail. Fueron entrevistados por el Wall Street Journal para un documental corto que puede verse online:

En el museo Paul Getty, en Los Ángeles, hay una foto enmudecedora que tomó Ryuji Miyamoto. Es la que ilustra este post. Igual de impresionante es el mapa de corte transversal que hizo un equipo japonés antes de su demolición. Adolfo Arranz, un infografista español, hizo hace poco una ilustración para el South China Morning Post. Encontré también un podcast (en inglés) de 99% Invisible sobre esta ciudad. Como si mirando y remirando sus fotos y mapas y escuchando a quienes estuvieron allí podamos creernos que Kowloon fue posible y que los escenarios distópicos no son tan lejanos.

¿Cambiarán el futuro las redes sociales? -revisited-

Marilín Gonzalo, Irene Cano, Pepa Romero, Marisa Toro

A fines de 2011, la revista Yo Dona nos convocó a varias mujeres que trabajamos en medios digitales y plataformas de internet para hablar del futuro y de los retos profesionales: Irene Cano, directora de Facebook en España en ese momento; Marisa Toro, directora de Comunicación y Asuntos públicos de Google para España y Portugal, y Pepa Romero, directora y responsable del área de banca y gran consumo de Territorio Creativo.

La nota salió en papel pero esta semana me encontré en YouTube con varios videos que no había visto, así que los pongo en una entrada en el blog junto con el reportaje. Aunque sigo estando de acuerdo con lo que dije, en líneas generales, esto fue hace más de 2 años y fue curioso ver cómo las experiencias han hecho que mis puntos de vista se hayan matizado y enriquecido. También están las fantásticas fotos que nos hicieron (algunas tipo demasiado tipo brigada femenina de la red, para qué negarlo).

Interaction makes for better journalism

“Journalism must shift from seeing itself primarily as a producer of content for masses to become more explicitly a service to individuals and communities. Content fills things; service accomplishes things. To provide a service with relevance and value requires knowing those you serve, and to do that requires building relationships with those people.”

For journalists, interacting with readers isn’t just good practice — it could mean survival, por Matthew Ingram

Mujeres y negros en ciencia: opina DeGrasse Tyson

«Sé que las fuerzas de la sociedad que previenen a negros y mujeres de ser científicos son reales porque tuve que sobrevivirlas para estar hoy aquí. Así que antes de empezar a hablar de diferencias genéticas, hay que encontrar un sistema en el que las oportunidades sean iguales.»

– Neil DeGrasse Tyson, astrofísico norteamericano y presentador de Cosmos: A Space-Time Odyssey, la serie de TV secuela de aquella que fuera escrita y presentada por Carl Sagan.

Malena Pichot, una entrevista nada fácil

Sigo a Malena desde que me enteré de su existencia a raíz de un video en el que devolvía violencia a los piropeadores callejeros. Sí, era border, y eso me encantó. Luego me encontré con Jorge, la serie que hizo para la televisión pública argentina y me pareció brillante, simple y real. Me ví todos los capítulos en un par de tardes. Luego hemos hablado en la redacción muchas veces de lo que escribe o de sus vídeos, y en algún momento después de sacar Micromachismos pensé que teníamos que entrevistarla.

Malena Pichot - marilink

A mí me fascina cómo Malena puesto sobre la mesa un discurso que hasta ahora estaba escondido o negado. Sobre todo en el ámbito de la cultura de internet donde ser feminista no es cool; sobre todo en Argentina, donde el machismo es tan invisible y tan hegemónico a la vez, que ella haya logrado que un programa en prime time de la tele o una revista como Cosmopolitan la llamen para proponerle espacios me parece notable. Que una comediante nacida de internet hable desde una posición feminista real y tenga verdaderos fans, es un logro casi social, diría. Hace una década no había una Loca de Mierda. Hay algo bueno que está cambiando en todo eso.

Después de publicar la entrevista, aparecen unas reacciones curiosas. Gente que la ama con fervor, gente que no la conocía y se ha quedado como entre descolocada y fascinada y no saben bien qué decirme, gente que no la soportaba y abiertamente me dice que no leerá la entrevista. Y sobre todo, gente que empieza a preguntarse sobre los límites del humor o qué quiere decir feminismo si no es lo contrario que machismo.

Por otro lado, el más inesperado, la entrevista con Malena no fue fácil. Hablamos en argentino, obvio, pero en el momento de preguntarle, yo sabía que no podía usar expresiones demasiado argentinas que luego no pudiera «traducir» al español, y eso me hacía buscar un equilibrio complicado en el que no podía tirarme con tranquilidad por ninguno de las dos variantes del castellano completamente. Cuando ella contestaba con giros tan porteños, no podía dejar de pensar cómo escribiría eso para que se entienda por lectores españoles sin dejar de ser una traducción fiel de sus palabras. Cuando finalmente la transcribí, estuve hasta último momento leyéndola con ojos españoles y latinoamericanos a la vez para que ningún lector se quedara afuera de todo lo que Malena contó. Doble traducción, una explicando las frases argentinas y otra que iba del coloquio y expresión oral (que tan bien maneja una estandapera como Malena) a las letras en una pantalla.

Además de eso, entrevistar a alguien con el que coincides en muchas ideas y posiciones es terrible, y hay que hacer un esfuerzo por crear un espacio incómodo, por hacer de abogado del diablo, para sacar una mejor conversación. Y si además te hace reír (y a mí que no me cuesta nada lanzar carcajadas), bueno, sales de la entrevista pensando que ha sido la peor de tu vida.

Juro que lo intenté. La entrevista se puede leer entera en la sección de Cultura, de eldiario.es, y si no la conocen, este es un perfil de Malena Pichot, donde además hay una pequeña selección de videos.