Adiós Google Reader

Este fue el último mensaje que leímos en Google Reader hoy. Para mí ha sido una herramienta casi indispensable, que cambió absolutamente mi forma de leer y encontrar contenidos en internet. Por suerte hay algunas opciones y los más listos han copiado todo lo posible el diseño y las funciones de Google Reader. El RSS es mucho más que una herramienta, ha sido uno de los elementos que han cambiado nuestros hábitos y que han dado protagonismo al usuario más que al medio. El RSS tiene mucho que ver en que usemos la web como lo hacemos ahora.

Muere (o matan) a GReader, y no puedo evitar la necrológica, pero ¡que viva muchos años el RSS!

Google Reader goodbye

Escribo en Cuadernos #2 sobre desigualdades en internet

Portada de Cuadernos #2 de eldiario.es

 

Más Desiguales, el segundo número de los Cuadernos de eldiario.es habla de las desigualdades. De las desigualdades en lo económico, ante Hacienda, de las mujeres, de las monarquías, de los banqueros, de los inmigrantes.

Cuando nos ponemos a pensar en la tecnología, en estos tiempos de optimismo digital, pareciera que internet, llena de oportunidades, es justamente la tierra donde esas desigualdades se desvanecen. ¿Hasta qué punto eso es cierto y no un mantra que nos repetimos sin pensar demasiado? La vigilancia de los gobiernos, el cerco constante a nuestra privacidad, las brechas de género, de riqueza y de acceso que seguimos perpetrando a través de internet hacían necesario que el tema fuera analizado con datos. Y ese fue mi desafío en el segundo Cuadernos, y cuando hablamos la primera vez del tema con nuestro editor jefe, había tantas cosas que me dí cuenta que era un tema que pedía ser escrito.

Estaba feliz de que me hubieran pedido un artículo para Cuadernos, y a la vez estaba ese thrill en el estómago. Todo cambia cuando son tus palabras las que estarán en papel. Me faltaban lugares para poner los enlaces, me sobraban caracteres, sorprendentemente me angustiaba el contar letras y palabras. El haber escrito siempre para pantallas hizo que me dé el síndrome inverso cuando pensaba que esto se imprimiría en papel. La nueva nostalgia. Que eso no se podrá reescribir, cambiar, corregir, comentar con otros lectores al pie del post. Horror.

Me encerré un par de días, y ahí está. Hoy circulaba en una copia cero que revisamos 40 veces en busca de erratas y ya está de camino a la imprenta. Mi artículo se titula «Internet. Ciberutópicos y pesimistas digitales» y lleva ilustraciones de Belén Espejo y  gráficos de Covadonga Fernández. Cuadernos estará en kioscos y en el buzón de nuestros socios la próxima semana y más adelante en versión digital (EPUB y MOBI para Kindle). Disfrútenla.

La sabiduría de las multitudes, Wikipedia y el periodismo

Crowd

Mucho se ha escrito sobre la sabiduría de las multitudes (the wisdom of the crowds) y creo que mucho aún se escribirá, en estos tiempos movedizos donde la autoridad tiende a ser puesta en duda y la conectividad parece un factor más importante que otros, mientras el aporte cooperativo y altruista construye obras como la Wikipedia.

Esta semana, en una interesantísima discusión con compañero, llegamos a un debate interesante: si un trabajo que utilizase información proveniente de cualquiera que tuviera acceso a internet podía considerarse periodístico. Y si eso cambiaría si fuera una multitud la que aportase los datos.

Uno de los deberes innegables del periodista es comprobar todos los datos que incluye en su trabajo, pero ¿qué pasa cuando no es posible por la alta cantidad de aportes? Cuando debe fiarse de los contenidos que aporta de esa masa, ¿sigue siendo periodístico, o es otra cosa? ¿Nos negamos a reconocerlo como periodístico? ¿Tiene menos calidad?

El primer ejemplo vivo del logro de la inteligencia colectiva que me vino a la mente fue la Wikipedia. Con 26 millones de artículos en 285 idiomas a fecha de mayo de 2013 es uno de los mayores repositorios de conocimiento de la Humanidad contemporáneos. Nació en 2001, lanzada por Jimmy Wales y Larry Sanger, como un side-project de Nupedia, una enciclopedia online editada únicamente por expertos. Uno de los problemas de Nupedia era la lentitud que exigía el proceso, ya que no era una wiki sino que los expertos debían pasarse los papers y aprobarlos. En sus primeros 6 meses lograron sacar 2 artículos, y en su primer año sólo 21, mientras que en su primer mes Wikipedia había producido 200.

Rápidamente alcanzó popularidad, y casi media internet ya usaba Wikipedia (es un decir), cuando dejó de ser una fuente innombrable en 2005. En marzo de ese año la revista Nature publicó «Internet Encyclopedias Go Head to Head», un paper de Jim Giles, donde se comprobaba que la Wikipedia es al menos igual de fiable que la Enciclopedia Británica en los artículos científicos. Nature había pedido a expertos de distintas disciplinas que revisaran 50 artículos sobre los mismos temas y longitud similar en cada enciclopedia y los evaluaran teniendo en cuenta la exactitud de los datos. El resultado arrojó 2,9 errores por artículo en la Britannica versus 3,9 en la Wikipedia.

Nature también entrevistó a más de 1.000 de sus propios autores sobre su uso de enciclopedias, y encontró que más del 70% de los encuestados dijeron consultar Wikipedia en temas científicos, mientras que el 80% calificaba como «excelente» o «satisfactoria» la cobertura de un tópico, la relevancia de la información, la exactitud y la oportunidad de Wikipedia.

Rápidamente los wikipedistas crearon un proyecto para corregir los errores que había señalado el paper de Nature, y también crearon una página en la Wikipedia que listaba los errores que había en la Enciclopedia Británica.

¿Cómo puede ser posible? Con esto tenía algo que ver la Ley de Linus, basada en lo que dijo Linus Torvalds: «Dado un número suficientemente elevado de ojos, todos los errores se convierten en obvios». Este enfoque es usado para sostener el software libre, cuyos desarrolladores liberan el código cada cierto tiempo para obtener una mayor cantidad de correcciones en menos tiempo.

Ya se habla de ejemplos de comprobación de la sabiduría de las multitudes en 1906, cuando en una feria rural en Plymouth, 800 personas participaron en un concurso para estimar el peso de un buey. El estadístico Francis Galton observó en ese momento que la estimación de media, 1207 libras, se alejaba sólo por 1% de error del verdadero peso del buey que era 1198 libras.

Parece sin embargo que las multitudes y su sabiduría no aciertan siempre. James Surowiecki, en su libro The Wisdom of Crowds, trata sobre cómo los grupos toman decisiones mejores que las que hubiera tomado su miembro más inteligente. Surowiecki analiza muchos casos y también detalla los factores que hacen que la multitud falle: homogeneidad entre esas personas; división de manera en que no haya difusión de información necesaria para otros miembros; imitación o factores emocionales que puedan llevar a la presión de los pares o comportamiento gregario.

Entonces ¿crees en la Wikipedia? Yo creo, pero no voy a misa. Creo pero busco otras fuentes, creo pero sigo leyendo. Para mí estamos en momentos clave para el periodismo, porque es ahora cuando debemos aprender cómo navegar en estos nuevos flujos y fuentes de información, cómo no perder el norte en el torrente de datos, y cómo ejercer esa necesaria tarea de darles sentido. Y que lo hagamos sin complejos, sin miedo a la autocrítica, abrazando la riqueza de internet y estos nuevos procesos, sin perder la experiencia de la historia que nos precede.

Foto: James Cridland

Ben Scott: «La crítica al activismo online se equivoca en la escala»

Ben Scott

Ben Scott es asesor político e investigador de comunicación del Open Technology Institute en el New America Foundation. Anteriormente consejero de Hillary Clinton, estuvo en re:publica 2013, el evento sobre tecnología y medios digitales, hablando sobre las nuevas formas de participación de la sociedad en política a través de las redes. Al término de su conferencia nos acercamos para hacerle algunas preguntas.

MG – Hace un rato estabas hablando de activismo online y en España hace dos años nació el movimiento del 15M (Ocupar Sol), ayudado por las redes en internet (Ben asiente con la cabeza). Después de dos años no vemos respuesta desde los políticos, la situación económica ha empeorado, hay un alto porcentaje de desempleo, y hay quienes se cuestionan si todo eso sirvió para algo. Se habla del «clictivismo», nos preguntamos si el hecho de dar muchos Likes en Facebook hace que las cosas cambien o simplemente es una forma de mantener nuestra conciencia tranquila y como dice Susan George, de Attac, las cosas no cambian realmente hasta que no se sale a las calles.

BS – Hay algo de verdad en la crítica que dice que la organización en internet quita fuerza al activismo de calle. Pero creo que el error en esa crítica está en la escala. El número de gente que puedes organizar yendo puerta a puerta y sacándolo a las calles es pequeño comparado con los recursos que tienes que invertir para llegar a una muchedumbre. El número de personas a las que puedes llegar online es enorme y esto se relaciona con lo que dije antes sobre información, organización y el apoyo activo a una causa.

Por eso, obviamente, cuando estás construyendo un movimiento quieres que el 100% de los participantes apoyen activamente la causa, quieres que todos se levanten de su ordenador y salgan a las calles. Pero no todo el mundo en un movimiento es un participante activo. Tienes a algunas personas que sólo están enterándose de los temas, tienes a otros que están deseando ser organizados para ser parte del movimiento, que sólo quieren estar en la lista de email, ser parte de la página de Facebook, pero nunca van a dar el paso a ser participantes activos de la causa. Hay un porcentaje para la gente que sólo es informada, otro para la que es organizada y otro  para la que lucha activamente. Y no puedes tener a todos en una sola categoría.

Con internet puedes hacer crecer las tres categorías, y puedo entender que estés frustrado si tienes a 10 millones de personas en tu página de Facebook y solo 10.000 salen a la calle, pero eso no significa que los 10 millones no valgan la pena.

MG – Ha habido un debate sobre si internet tiene que ser un derecho humano o no. Algunos países ya lo han incluido en sus leyes, pero por el otro lado, Vint Cerf ha dicho que esto no es correcto ya que internet es meramente una herramienta y no un derecho humano en sí. ¿Cuál es tu punto de vista en esto?

BS – Los derechos humanos son la libertad de expresión y la libertad de reunión. Internet permite que estos derechos humanos existan en formas nuevas. Así es que hay una nueva idea de los que son los derechos humanos en el ámbito de la libertad en internet, lo que  realmente se refiere a los antiguos derechos aplicados a un contexto digital. Vint Cerf está en lo correcto, internet en sí misma no es un derecho humano, pero la manera en que las personas la usan lo es.

MG – ¿Está internet contribuyendo o no al progreso de la humanidad? ¿Somos más o menos iguales gracias a ella?

Es una pregunta difícil de responder, pero voy a decir algunas cosas sobre esto. Internet nos da acceso al conocimiento, lo que previamente era imposible, y trae una oportunidad para que puedas comunicarte fuera de tu comunidad, fuera de tu ideología política, fuera de tu religión, de tu país, idioma o región… Tiene el efecto de interconectar a las personas en maneras que previamente eran imposibles y yo pienso que todo eso son beneficios. Por supuesto, hay maneras de usar internet para estrechar aún más las mentalidades, para promover el extremismo, para atacar a tus enemigos, pero en general, la mayoría de las personas están usando internet de una manera beneficiosa. No lo veo como un bien innegable o indiscutible pero es definitivamente progreso para nosotros.

 

La conferencia que Ben Scott dio en re:publica 2013 a continuación:

 

Esta entrevista fue publicada en eldiario.es