El ocio en tiempos del coronavirus

Foto de Retha Ferguson en Pexels

Los momentos de desconexión son sagrados para todo freelance que esté obligado a trabajar desde casa. No es un aspecto menor en esta cuarentena de teletrabajo masivo en la que vemos cómo se multiplican las recomendaciones de cultura.

Pocas cosas como sumergirse en la mente de un personaje, entrar en una historia y vivir otros escenarios para escapar durante una hora diaria del monotema. O levantarse cada día con una canción que nos levante el espíritu. La cultura como terapia social.

Desde el día uno de la cuarentena hemos visto cómo los artistas comparten sus obras y las editoriales ponen libros en descarga gratuita, quizás como una estrategia a la crisis que se les viene encima. Las plataformas de ventas de libros online ven un repunte notable. Creo que será uno de los cambios que veremos tras esta pandemia: es un abreojos para varios sectores que ven la conveniencia de una estrategia de procesos y distribución online y por primera vez entienden la necesidad de digitalizarse en serio. Ojalá.

Va una lista de libros y lecturas con acceso gratuito que voy encontrando en estos días.

Julian Marquina ha recopilado más librerías que se han unido con el hashtag #YoMeQuedoEnCasaLeyendo

Autores

Los de siempre

Otros

  • eldiario.es ha abierto el acceso a descargas de todas sus revistas
  • El grupo de revistas Hearst ha puesto acceso gratuito a todas las revistas del grupo previo registro en Kiosco y Más: Esquire, Men’s Health, Women’s Health, Runner’s World, ELLE, Diez Minutos, Harper ‘s Bazaar, Cosmopolitan, Car and Driver,, ELLEDecoration, ELLE Gourmet, Fotogramas, Casa Diez, Cocina Diez, De Viajes, Mi Casa, Nuevo Estilo, QMD y SuperTele.

Leer en papel o no

La asociación entre verano y libros siempre me ha resultado un poco forzada. Esos artículos que recomiendan lecturas de verano, como si uno necesitara tiempo libre para leer. Viene bien, claro, no voy yo a decir que no. Pero creo que no conozco a nadie que lea tres libros más en unos meses si no tiene una adicción regular a lo largo del año.

Estos días he leído a Moeh Atitar y a Ramón González Ferris sobre el tema de la acumulación de libros y aquel debate tan recurrente sobre si es necesario dejar el papel. Hemos designado a las bibliotecas decoración necesaria de una casa que nos resulte familiar o de un huésped deseable (e incluso sexy), pero hay que aceptar que dedicamos muchísimo lugar a los libros, y esto en épocas en que el espacio que tenemos en casa cada vez es más escaso. Cuando he tenido que meter en una maleta mi vida para venirme a vivir a otro hemisferio he tenido automáticamente claro que muchos libros podían ocupar un lugar inamovible en mi alma pero no iba a ser posible trasladarlos toda la vida.

Conozco una persona que al darse cuenta de que normalmente no relee libros, sólo mantiene en su casa los libros que está leyendo en ese momento. Cuando los termina los regala o incluso los pone en la basura si no le gustan. Puedo entender la lógica de esto y aún así ese pensamiento me causa un inevitable escalofrío. Soy de las que no releo, pero aún así el marycondismo me asusta un poco. Nunca he contado la cantidad de libros que tengo en casa, y al leer a Ramón, que ha cifrado los suyos en una sana cifra de 2.500 he empezado a pensar si debería hacerlo.

Recuerdo pasar hace unos años por esta misma disquisición interna del papel-digital, aunque no me duró mucho. Coincidió con la llegada a mis manos del Kindle Paperwhite. Lo cito con nombre y apellido porque creo que es una de mis posesiones más queridas. Esta sí que es una máquina perfecta.

Tener un Kindle significó para mí una multiplicación exponencial de la cantidad de libros que leía, algo que ya he contado por aquí. El tener cientos de libros a mano, con la simplicidad del único click de Amazon para comprar (son muy listos en eso), y poder llevar literalmente esa cantidad de libros todo el tiempo conmigo hizo que mis horas de leer se multiplicaran automáticamente. Confieso ser de esas que va andando y leyendo el Kindle, pero sólo con libros que me gustan mucho.

Que nadie crea que he renunciado al derramamiento de savia innecesario. Suelo comprar libros de papel si me gusta la encuadernación, o si son de amigos. Hay libros que valen por su edición, porque el objeto tiene un significado emotivo especial, porque los recuerdos son dulces e invencibles. Y al regalar, regalo libros de papel, claro. Ramón cuenta ese momento tan bonito que es cuando has hablado de un libro con un amigo y puedes sacarlo de tu biblioteca y dárselo. Sabes perfectamente que estos libros muchas veces no vuelven pero no te importa demasiado, porque eso será que se han gustado.

¿Por qué nos gustará tanto hablar de libros? En la página de los libros que estoy leyendo voy apuntando los que termino, y en mi Goodreads están con la puntuación que les he dado.

Por tu culpa (sin spoilers)

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«A ese papelito arrugado que todos llevamos dentro». He leído la dedicatoria después de terminar el libro y ha sido la cereza de la tarta. Es el primer libro que termino este año: ha durado 15 minutos. Es el tiempo en el que uno no puede menos que devorar el último libro de (disclaimer: mi amiga) Silvina Monge: Por tu culpa.

Silvina descifra las emociones como la atenta observadora de almas que es, pero además ha sabido mostrárnoslas sin adjetivos y sin metáforas peregrinas. Pocas palabras y frases contundentes para explicar situaciones y sentimientos tan complejos. Lo que sucede en la mente y los corazones de los seres más cercanos a Alfredo una mañana de primavera. Hasta aquí para que no haya spoilers. El resto pueden leerlo descargándose el libro desde 2,99 euros en su página en el formato que prefieran, también está en Amazon.

Algunos libros que leí en el 2012 (y que recomiendo)

Creo que nunca he hecho lista de libros en el blog. 2012 ha sido mi año de acercamiento a las lecturas largas por dos razones: ebooks + Kindle. Como explicaba en la reseña, para mí ha sido un volver a los libros pero hacia adelante: el e-reader me ha devuelto ese espacio de concentración que no encuentro con otros dispositivos y me acerca una variedad de títulos imposible de conseguir en librerías físicas.

Este año dejé de decir la página y empecé a decir «voy por un 48%» de tal libro; comencé a preguntar a los autores si podía conseguir su libro en versión digital, y hasta pedí que me pasaran PDFs de alguno que no se había publicado aún para poder leerlo, sabedora de que si me mandaban el físico quedaría en alguna estantería esperando un turno lejano.

Sin embargo lo importante es que, tanto de papel como digitales, he leído buenos libros que recomendé en su momento y quiero recordar ahora, un apunte rápido sobre los que me acuerdo:

  • Steve Jobs, por Walter Isaacson. Esquivando el tema tan cansino de los fanatismos pro y contra Apple, esta es una biografía impecable sobre un creativo cuya influencia en varias industrias es innegable. Isaacson asumió un reto y creo que ha logrado mostrar al personaje y a la persona en sus virtudes y sus aristas más polémicas. Sólo por eso hay que leerlo.

  • Que la muerte te acompañe, de Risto Mejide: Hubo quien pensó que exageraba pero Risto Mejide me sorprendió con este relato de ficción que habla del amor, de la incoherencia y de la muerte. Ahora estoy por empezar su último libro, Annoyomics, pero en este ya estoy prevenida.

  • Gutemberg, the geek, de Jeff Jarvis: Es más bien un ensayo corto, o lo que se llama un Amazon single. Tenía ganas de leer algo que relacionara la época de la invención de la imprenta con los grandes cambios que está trayendo la existencia de internet; y en este trabajo, Jarvis cuenta cómo Gutemberg puede ser considerado un entrepreneur, cómo ideó una herramienta, cómo lideró equipos y cómo se movió incansablemente para llevar a cabo su invención.

  • El olvido que seremos, de Héctor Abad Faciolince. El único libro que me ha hecho llorar este año ha sido el de Héctor Abad. Dos veces, además. Una de ellas en el tren, sin pañuelos a mano. Imperdonable. En el libro, Héctor habla de su padre, Héctor Abad Gómez, médico sanitario asesinado por paramilitares en Colombia, pero antes de eso, describe y nos hace conocer a un hombre maravilloso, solidario y brillante, mientras desde las vivencias de un niño entendemos la realidad política y social de muchos países de Latinoamérica en aquellos años.

  • Basura, de Héctor Abad Faciolince: Después de leer El olvido que seremos me encontré con Héctor y me regaló otro libro suyo, Basura, advirtiéndome que no le tenía tanto cariño como a otros que había escrito. A mí sí me gustó, porque es la historia de un escritor excéntrico y habla de manías de los escritores, de soledades y caprichos. El último libro de Héctor se llama Un racionalista en las selvas del Vaupés, pero aún no lo he leído.

  • Tocar los libros, de Jesús Marchamalo: Un libro pequeñito pero doblemente especial para mí: primero porque habla de las manías que tenemos con los libros, por qué guardamos libros que jamás volveremos a leer, qué orden seguimos al colocarlos en estanterías y otras peculiaridades en esa relación que trabamos con lo que al fin y al cabo es un objeto, y lo leí en pleno proceso de mudanza, ordenando mi biblioteca y cuestionándome mucho todas estas cosas. También especial porque Jesús, a quien conocí en el Simposio Internacional del Libro Electrónico en México, después de eso siguió mi consejo y abrió una cuenta en Twitter y renovó su blog, lo que me llena de un orgullo tonto. Otro libro suyo que leí es Donde se guardan los libros, donde recoge entrevistas a varios escritores que hablan sobre sus bibliotecas.

  • María Inés de la Sierra, por Silvina Monge. Un relato en la voz de una mujer con una vida complicada y siempre al borde de la tragedia, la mitad de un diálogo donde sólo se oye la voz de ella: este libro es ágil y sorprende que en pocas páginas la autora logre definir una personalidad tan rica, una historia de vida tan vertiginosa y nos haga entender tan pronto a su personaje. La mezcla de argentino, mexicano y español en la voz de María Inés es simplemente deliciosa. Disclaimer: Silvina es una gran amiga desde hace años. Pero este es un librazo.

  • Rework, de Jason Fried: La gente de 37signals escribió un libro lleno de sentido común e ideas para empezar a trabajar de otra forma, derribando mitos sobre la forma en la que hay que gestionar una empresa, sobre todo cuando es pequeña. Muy recomendable.

  • Escribir para internet, de la Fundación para el Español Urgente: No queda demasiado elegante recomendar un libro en el que he tenido la oportunidad y el honor de participar, pero es que lo haría de todas maneras. Mario Tascón ha conseguido dirigir a filólogos y expertos digitales, con el apoyo de la mismísima RAE, para producir un libro tremendamente necesario e imprescindible para todos los que producimos contenidos para internet.

En estos momentos estoy leyendo:

Foto: Johan Larsson

Kobo: la plataforma de ebooks más social

Quizás en España no se oye mucho de ellos, pero mientras en Latinoamérica se empiezan a ver algunos e-readers de Kobo, esta plataforma empieza a ser más conocida por los amantes de los libros. Kobo es unaplataforma de ebooks bastante conocida en otros países, que ofrece un catálogo de libros gratuitos y de pago, una herramienta de autopublicación, varias aplicaciones para leer sus libros en casi cualquier dispositivo y una buena gama propia de e-readers o tablets. Su lector electrónico ocupa actualmente el tercer lugar en la escena de la edición digital, detrás del Kindle de Amazon y del Nook de Barnes&Noble.

Su nombre es un anagrama de la palabra «book», pero «kobo» también es la fracción de naira, la moneda nigeriana (1 naira son 100 kobo) y en japonés tiene diferentes significados (elemento de la ceremonia del té, una persona distante, un plumín, un árbol viejo.)

Kobo nació en Toronto en 2009, como una subsidiaria de Indigo Books & Music, una gran editorial canadiense y el apoyo de otras empresas tecnológicas como Borders, REDgroup Retail, y Cheung Kong (Holdings) Ltd.

Desde su nacimiento su lema es Read freely, «Leer en libertad», y una de sus premisas es considerar que el lector debe tener la libertad de leer en cualquier dispositivo cuando y como quiera. Basados en eso, desarrollaron una plataforma propia pero de estándares abiertos, que está presente en 190 países y alcanza a 10 millones de usuarios. En enero de este año la compró Rakuten, la empresa detrás de la tienda online más grande de Japón, y su desarrollo continuó con planes de expansión en Europa, donde abrieron tiendas en Alemania y Francia, anunciaron hace meses un acuerdo con Mondadori en Italia, y en Reino Unido se asociaron con WHSmith, una gran editorial y distribuidora inglesa, pero además, la compañía que creó los códigos SBN (Standard Book Number), que luego fueron adoptados internacionalmente como ISBN.

Cuentan con un catálogo de 3 millones de referencias, entre los que hay best-sellers, y tiene títulos en más de 60 idiomas, entre los que está incluido el español. Un millón de sus ebooks están disponibles gratuitamente. Además de sus propios e-readers, cuenta con aplicaciones de lectura gratuitas para otros entornos, como iOS, Android, BlackBerry y Windows.

Kobo ha ido ganando terreno sin hacer mucho ruido y gracias a su política de precios bajos y con ayuda de más socios ha seguido creciendo. Una de las diferencias de Kobo es su bajo precio y la posibilidad de leer formato ePub con Adobe DRM, el estándar «de facto» en el mercado español.

Kobo y la lectura social

Desde el principio Kobo ha apostado fuertemente por las redes sociales y la lectura social. Consideran que aunque la lectura se practique individualmente, desde siempre los lectores han buscado comentar lo que leen y hacen comunidades donde recomiendan autores y obras. Y desde luego han sabido llevar eso a su ecosistema porque las funciones sociales en sus aplicaciones están muy bien integradas y son uno de sus puntos fuertes.

Kobo readers

Reading Life es el nombre del sistema que recoge estadísticas sobre tus hábitos de lectura en Kobo, contabilizando número de páginas leídas, libros empezados y acabados, hora del día en las que lees, entre otros. Los usuarios tienen la posibilidad de compartir o no esos datos con su comunidad. El sistema también tiene badges y premios.

Una de las funciones que me parece más interesante se llama Kobo Pulse: es un pequeño botón oculto en la pantalla de cada página de un ebook que te permite ver qué personas están leyendo ese libro al mismo tiempo que tú y te da la opción de conversar con ellos (dentro del libro) cuando quieras. El botón se pone más brillante y aumenta de tamaño cuando hay más comentarios o actividad. Esto puede quedar oculto cuando queramos seguir sumergidos en la concentración de la lectura.

Por otro lado, los libros de Kobo se pueden descargar para leer en otros dispositivos que no sean de Kobo y también se puede regalar. Dentro de las opciones, como en otros lectores, está la de marcar páginas y compartir en Twitter y Facebook. Además, Kobo permite transferir ePubs o PDFs a nuestro e-reader usando Calibre.

Los e-readers de Kobo

Además de tener su plataforma de ebooks, Kobo vende sus propios lectores electrónicos y tablets y tiene una gama muy atractiva.

Ereaders-de-Kobo

  • Kobo Touch: escogido por la revista Wired como el mejor e-reader táctil del mercado, con pantalla de 6 pulgadas y 185 gramos de peso.
  • Kobo Glo: un lector de tinta electrónica pero iluminada mediante tecnología Comfortlight para seguir leyendo cuando hay poca luz.
  • Kobo Mini: el más pequeño, de sólo 5 pulgadas y 134 gramos. Mil libros literalmente en un bolsillo.
  • Kobo Arc: la tablet a todo color, con 7 pulgadas y un procesador de doble núcleo para aprovechar su capacidad multitarea.

Los ereaders pueden comprarse en Francia, Italia, Alemania, Austria, Portugal, Reino Unido y en tiendas online como Redcoon.es en España.

Kobo Writing Life y la distribución y venta de ebooks

Conocí a Kobo porque tiene una plataforma bastante interesante para autoeditar y comercializar ebooks, llamada Kobo Writing Life, donde los autores y pequeños editores independientes pueden autogestionar sus propios ebooks. Kobo entrega el 70% del precio del libro al editor y no cobra tarifas por distribución. No pide exclusividad pero el precio tiene que ser igual -o menor- al de la venta en otros sitios online. Writing Life ha sido lanzada en español, inglés, alemán, francés, italiano y holandés.

De esta manera, Kobo distribuye todo tipo de títulos, de autores independientes o de escritores famosos, gratuitos o de pago, además de a través de su librería online, Kobo Books, y también mediante su red de canales, que incluye acuerdos con proveedores locales o por país: Chapters/Indigo en Canadá, FNAC en Francia, WHSmith en el Reino Unido, la Asociación de Librerías Independientes de Estados Unidos o Mondadori en Italia, entre otras.

Este artículo fue originalmente publicado por mí en Bitelia.

Audiobooks o cuando los libros no son sólo texto

En estos tiempos en los que el transporte cotidiano de un lado a otro en las ciudades suele quitarnos más tiempo del que quisiéramos, los audiobooks o audiolibros son una opción interesantísima para no dejar de leer por falta de horas de sofá. Cuando pensamos que un libro no tiene por qué estar hecho de papel, empezamos a encontrar otras opciones para disfrutar de obras largas o cortas, pero que de otras maneras se nos haría complicado leer.

Un audiobook es básicamente la grabación de un texto leído. Si es su autor quien lo lee (atención editores que publican en digital) tenemos un extra en la experiencia de lo que nos está contando y una oportunidad de acercarnos al escritor a través de una sensibilidad diferente. Aunque también existen programas que reproducen texto en modo de audio, que «leen», con una voz más o menos robótica. No recomiendo para nada usar esta modalidad para lecturas de ocio o placer, a menos que sea absolutamente necesario, pero es bueno tenerlo en cuenta para, por ejemplo, un documento que necesitemos tener leído y no tengamos el espacio, tiempo o las condiciones para hacerlo.

audiobook-en-bici

Aquí de todas maneras, me referiré a los audiolibros como una forma alternativa de estar en contacto con autores y sus libros, sobre todo para quienes ya no tenemos el tiempo de sentarnos a disfrutar un libro durante un par de horas y cada vez más vemos en las opciones digitales disponibles soluciones maravillosas para no perder el contacto con obras literarias.

Algunas personas dicen que no se concentran de igual manera con el sonido de la lectura que con el texto, pero esto depende un poco del contexto en el que lo usemos. Si ya no tenemos vidas que nos permiten horas de lectura, no deberíamos renunciar a conocer nuevos libros o autores por eso, justamente en una época donde se publica más que nunca y hay tanto por descubrir.

Un ejercicio que te propongo: cuenta al final de tu día o semana cuántas horas pasaste en las siguientes situaciones:

  • Transporte público o atascos de tráfico
  • Horas de gimnasio, o de ejercicio, o corriendo en el parque
  • Limpieza y orden en el hogar
  • Salir a pasear el perro
  • Ratos muertos: salas de espera, médico, trámites varios.

Suma las horas y dime cuántos libros escucharías en un mes con este sistema. Estoy segura que más de cuatro.

Recursos para empezar

Hay mil formas de encontrarnos con los audiolibros y utilizar este sistema para nuestras lecturas, dependerá de los dispositivos y formatos que usemos, pero vamos a recomendar aquí algunas opciones para quienes quieran empezar a escuchar a sus autores favoritos.

  • Apps para smartphones: Audiobooks es una aplicación disponible para tanto para Android como paraiPhone y iPad. Con un catálogo de 5.154 audiolibros gratuitos en iOS y más de 2.800 para Android, permiten acceder a los libros por stream o descargándolos y por supuesto, cuando vuelves al libro, encuentras la «audiolectura» en el punto en el que la dejaste. Para darse cuenta de la cantidad de opciones que tenemos sólo basta hacer una búsqueda con la palabra «audiobooks».
  • Audible.com es una compañía de Amazon que pone 100.000 títulos a disposición de los lectores de Kindle u otros dispositivos con el sistema Whispersync for Voice, que permite cambiar entre la versión de texto en el Kindle y el audiolibro, de modo que si estamos leyendo «con la vista» en casa y tenemos que salir, podemos pasar a la versión audiolibro para seguir escuchando la lectura a partir de allí, y volver al libro escrito cuando queramos. Además para que estés satisfecho con lo que compras, te permiten devolver el libro durante los siguientes 12 meses después de que lo hayas comprado, sin hacer preguntas. Tienen distintos planes, pero para empezar hay un período de 3 meses por el que cobran 7,49 dólares. Pasados esos meses, la cuota mensual son 14,95 dólares, con la posibilidad de acceder a un audiobook por mes.
  • Spotify: Con el gran servicio que provee Spotify y un plan de suscripción por 10 euros/dólares por mes que permite escuchar audio desde el móvil en modo offline, es lógico preguntarles por la idea de audiobooks para Spotify como un servicio agregado o diferenciado de las pistas de música. Pero la compañía ha dicho que prefiere enfocarse en el mundo de la música y no en el editorial, pese a nuestras ganas de tener un Spotify Audiobooks. De todas maneras, muchas de sus pistas no son canciones sino libros locutados y haciendo una búsqueda en la aplicación podemos encontrar audiobooks, en general clásicos u obras de dominio público.

Foto: josemanuelerre

Este post fue publicado originalmente por mi en Bitelia.