Breve historia de la deuda externa

Leí este artículo en este blog, y me pareció un buen resumen de un par de libros que leí hace tiempo y que analizaban el tema (tabú?) de la deuda externa argentina.

(El post es largo: todavía no me he puesto a investigar para saber cómo puedo sólo parte de un post con un link de «leer más» para seguir leyendo, pero es cuestión de tiempo)


Deuda Externa: ¿Qué pagamos?
La historia

Por Gabriel Martin (Investigaciones de Rodolfo Walsh)

Desde que asumió el gobierno, el presidente Néstor Kirchner abrió diversos frentes que le posibilitaron la acumulación de consensosocial, logrando un apoyo popular que no se reflejó en la primera vuelta electoral, que había ganado Carlos Menem con el 25% de los votos, y detrás de Kirchner se posicionó el hoy casi extinguido Ricardo López Murphy. Todo un sándwich de panes neoliberales.

Kirchner disparó su popularidad a las nubes, decapitando al Ejército, embistiendo contra la Corte Suprema hoy ya renovada, puliendo las fuerzas de seguridad, golpeando al menemismo y con una inaudita política reivindicativa de los Derechos Humanos. Pero hoy en el cuadrilátero están los primeros enemigos de peso. En un rincón, la Argentina, en otros dos rincones los organismos buitres (FMI, BM y el BID) y los fondos buitres (tenedores de bonos). En esta pelea va el futuro de la Argentina, y en cierta medida, el del gobierno. La Casa Rosada ofertó por los bonos en default una quita, mientras que con los organismos multilaterales de crédito se sigue «honrando» ladeuda. Pero, ¿hay que pagar?

El puntapié inicial

Se puede revisar la historia de buitres y traidores, en materia dedeuda externa, desde el empréstito del 19 de julio 1824 de la inglesa Baring Brothers hasta la fecha. El caso del primer endeudamiento de la Argentina tiene una impronta tan actual que asombra.

El crédito gestionado por Bernardino Rivadavia, y concretado en el gobierno de Las Heras fue por 1 millón de libras esterlinas (6 millones de pesos fuertes, moneda nacional) a una tasa de interés del 6% anual; pero llegaron a las arcas del Estado apenas 600.000 libras, quedando en el medio, en concepto de honorarios, comisiones y trámites varios, el 40% de la operación.

La deuda con la Baring fue cancelada recién en 1904, luego de años en que los ajustes para afrontarla implicaron la «reducción del Estado», mediante el despido de empleados y reducciones salariales bestiales. Cuando se canceló el empréstito, durante la presidencia de Julio Roca, Argentina había pagado 4.800.000 de libras, ocho veces el dinero recibido. Similar a lo que pasaría con toda la deuda en los últimos 28 años. Los negociadores argentinos ante Londres fueron Félix Castro, y los ingleses Juan y Guillermo Parish Robertson. Ingleses que negocian con ingleses con la Argentina en el medio. No iba a ser la primera vez.

En la disparada de la deuda actual, los operadores eran de nacionalidad argentina, pero respondían directamente a intereses contrarios a los de la patria. En la última Dictadura, José AlfredoMartínez de Hoz era un ministro de Economía que obedecía las órdenes de la ortodoxa escuela liberal de Chicago y a la familia Rockefeller.

En esa dictadura, Domingo Felipe Cavallo nacionalizó la deuda privada arrojándosela por la cabeza a todos los argentinos, y luego gestionó más endeudamientos en la presidencia de Carlos Menem y Fernando De laRúa. Hoy está refugiado en Washington dando clases.

José Luis Machinea, quien estuvo en el Banco Central durante el gobierno de Raúl Alfonsín, y cuando fue ministro de Economía de De laRúa acordó el escandaloso Blindaje Financiero; escapó a Washington asilado en el BID (Banco Interamericano de Desarrollo) con una oficina y sueldo de 10.000 dólares: hoy trabaja en el CEPAL.

Daniel Marx, secretario de Finanzas del Ministerio de Economía, se jactaba en el 2001 de seguir cobrando comisiones mensuales del estudio Brady, por el plan económico homónimo, que desdibujó toda línea divisoria que servía para determinar qué parte de la deuda correspondía a gobiernosciviles, y cuál a la Dictadura. El enemigo también se sentaba en nuestro lado del mostrador.

Cuando Juan Domingo Perón asume la presidencia en 1946, el país debía al extranjero unos U$S 3.500 millones (M). Cuando en 1955 partió a su largo exilio, Perón dejaba en U$S 1.500 M en reservas, sin deuda alguna, y con una balanza de pagos favorable para la Argentina.

En 1956, la dictadura de Aramburu y Rojas suscriben a la Argentina al FMI, que ya tenía doce años de vida y Perón lo había gambeteado. En ese año el Club de París nacía como organismo internacional de crédito. Su conformación no había sido producto de la reconstrucción de la Europa de posguerra, sino que como el dulce de leche, fue un invento argentino: el 16 de mayo de 1956, Argentina contrajo allí una deuda por U$S 500 millones, siendo la primer operación del organismo que conglomeraba entonces a Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Suiza, Noruega, Suecia, Dinamarca, Austria y las destruidas Alemania, Italia, Holanda y Bélgica. Queda aún por pagarle un préstamo de U$S 1476 M, del 19 de septiembrede 1991; y otro por U$S 2.700 M del 22 de julio de 1992. Al FMI, al Banco Mundial y al BID, supuestamente se le debe la bolsa y la vida.

«Es la economía, idiota»

Perón había dicho que era imposible lograr la justicia social y la soberanía política si antes no se lograba la independencia económica. También dijo que era capaz de cortarse una mano antes de tomar un crédito de los organismos multilaterales, tan buitres como cualquier fondo de inversión. El 9 de junio de 1974, Perón murió, y en 1987, profanaron su tumba y le cortaron las dos manos. Nada más premonitorio.

La presidente María Estela Martínez (Isabel), viuda de Perón, comenzó tomando un crédito de U$S 6.000 M. Por aquel entonces, cada argentino debía U$S 320, y al 24 de marzo de 1976, la deuda externa era de U$S8.280 M. Cuando la Dictadura se retiró, Argentina debía U$S 45.087 M, nacionalización de la deuda privada mediante, por obra y magia de sus espaldas.Así nació la deuda externa que hoy jaquea al país. La Dictadura y las siguientes administraciones civiles no hicieron más que profundizar el infinito espiral de endeudamiento.

Las cuentas que no dan

Desde 1976 a la fecha, la deuda externa se multiplicó por 22. Y las cuentas de una deuda tomada por un gobierno dictatorial, lo cual basta para declararla ilegítima, no cierran. De 1976 a 1982, la deuda creció en U$S 36.807 M. En el mismo lapso, Argentina pagó amortizaciones e intereses de ladeuda por U$S 30.281 M. Si se aplica la más elemental de las matemáticas, la deuda contraída en ese período sería de 6.526 M. Pero no siempre uno más uno es dos: Alfonsín llegó a la Casa Rosada y pese a los pagos realizados, la deuda era de U$S 45.087 M. Se pagaron U$S35.436 M, pero la deuda creció casi en un 50% entre 1983 y 1989, y cuando dejó la presidencia, Argentina debía U$S 65.256 M.

Y vino la frutilla del postre con la década menemista, Cavallo como ariete y el auge de las relaciones carnales: durante la presidencia de Carlos Menem, Argentina pagó al exterior U$S 115.637 M, y pese al ingreso de divisas por las privatizaciones, entregó el poder a De la Rúa con una deuda de U$S 147.881 M.

Con De la Rúa, en dos años de gobierno, se contrajeron otros U$S40.000 M (millones) de deuda y en su primer año como presidente, giró pagos por U$S 31.369 M, poco más de lo pagado por toda la Dictadura, poco menos que en todo el mandato de Alfonsín.

En limpio, la deuda de hoy es de U$S 185.000 M, y en el período 1976-2000, Argentina pagó 212.280 millones de deuda [1].

El pago de la deuda es una descomunal transferencia de riqueza producida en el país hacia el extranjero. A medida que se incrementa el endeudamiento con los países de Europa y EE.UU., estos dan nuevos préstamos con esos mismos fondos.

En los años de la Dictadura, según suaves cálculos del Banco Mundial, se fugaron de la Argentina más de U$S 38.000 M y a continuación, el gobierno de Alfonsín se endeudó en U$S 18.353 M: el dinero que sale, vuelve como préstamos a tasas usurarias. Mientras tanto, la «burguesía nacional» de la patria financiera de Martínez de Hoz, endeudada hasta el cuello, recibiría el regalo de Cavallo estatizando sus privadas deudas.

Sólo las ganancias se privatizan, las pérdidas se socializan: el Estado se hizo cargo de unos U$S 14.000 M que debían las sucursales argentinas de Renault, Ford, Mercedes Benz, Citibank, Chase Manhattan Bank, Bank of America, Crédit Lyonnais, Bank Boston, Société Générale y el Deutsche Bank. Cuando finalizó la Dictadura, el Banco Central declaró no tener registro contable sobre la deuda externa pública, por lo que el Estado, de ahí en adelante, se tuvo que basar en las declaraciones de los acreedores.

El FMI fue condicionando su «ayuda» a reestructuraciones estatales y exigiendo privatizaciones. En el caso argentino las privatizadas entre 1990 y 1992, se subvaluaron y el Estado perdió por lo menos U$S 85.000 M. Aerolíneas Argentinas es todo un emblema: no era deficitaria y se vendió a la española Iberia por U$S 130 millones: sólo el derecho a las rutas aéreas de la aerolínea de bandera valían U$S 800 millones, y se pagó un valor simbólico de $1.54 por cada Boeing 707.

En 1985, Fidel Castro denunció que Latinoamérica está financiando la economía y el desarrollo de los países industrializados más ricos del mundo [2]. Entre 1981 y 1985, América Latina había pagado cerca de U$S 170.000 M, equivalente a más de dos veces el Plan Marshall que se le dio a Europa para que se reconstruya luego de la Segunda Guerra Mundial [3]. La deuda externa de América Latina hoy llega a los U$S 800.000 millones.

Juicio a la deuda

El periodista Alejandro Olmos denunció la ilegitimidad de la deuda externa en 1982. En 1985 Alfonsín disolvió la comisión parlamentaria que debía estudiar y expedirse sobre su ilegitimidad. Desde enero de 2004, EE.UU. pide una quita del 90% de la deuda de Irak por haber sido tomada por un gobierno dictatorial [4]. La causa judicial terminó recién en el año 2000. Se habían investigado a los responsables económicos de la dictadura así como a directivos de las empresas cuyas deudas habían sido estatizadas. Por la prescripción de los diversos delitos, nadie fue preso, pero la sentencia del juez federal Jorge Ballestero, marca al menos 400 ilícitos.

Se destacan las siguientes sentencias: El FMI apoyó activamente a la dictadura, proporcionándole uno de sus altos funcionarios, de nombre Dante Simone. La Reserva Federal (de Estados Unidos) sirvió de aval ante los de ese país para que presten dinero a la dictadura, siendo además intermediaria en varias operaciones del BCRA. La Dictadura permitía a los capitalistas argentinos colocar en el extranjero, entre 1978 y 1981, más de U$S 38.000 M. Aproximadamente el 90% de los recursos provenientes del endeudamiento de empresas públicas y privadas y del gobierno, fueron transferidos al exterior en operaciones financieras especulativas. Empresas públicas como YPF han sido sistemáticamente puestas en dificultades.

El régimen de transición «democrática» que sucedió a la dictadura, transformó la deuda de empresas privadas en deuda pública de manera totalmente ilegal. Los responsables condujeron las operaciones en condiciones de verdadera clandestinidad, sin rendir cuenta alguna. En la deuda figuran U$S 4.000 M ya cancelados que se computan como «impagos».

Las conclusiones del fallo son por demás elocuentes: «La deuda externa de la Nación ha resultado groseramente incrementada a partir de 1976 mediante la instrumentación de una política económica vulgar y agraviante que puso de rodillas al país, que tendían, entre otras cosas, a beneficiar y sostener empresas y negocios privados en desmedro de sociedades y empresas del Estado, que a través de una política dirigida, se fueron empobreciendo, lo cual se vio reflejado en los valores obtenidos en las privatizaciones».

Ballestero expidió incompetencia en la materia y remitió el expediente al Congreso, único poder capaz de tratar el tema. Pero, allí se esquivó el tema y todo quedó archivado en algún desconocido cajón.

Cavallito liberal

El «superministro» de Menem y De la Rúa, Domingo Cavallo, fue designado por el dictador Reynaldo Benito Bignone al frente del Banco Central el 2 de julio de 1982. Le bastó quedarse hasta el 25 de agosto para licuar los pasivos de los privados endeudados e intervenir en la estatización de la deuda privada a través de los seguros de cambio [5]. Este traspaso de la deuda privada al Estado, en su primer año implicó un monto equivalente al 12 por ciento del PBI, y siguió hasta 1984, cuando ya estaba Alfonsín en el gobierno [6].

En 1992, Cavallo recibió el premio al «economista del año». Entre los ilustres empresarios que asistieron a la gala, estaban además de Carlos Menem, Henry Kissinger, David Rockefeller, José Alfredo Martínez de Hoz, y el vicepresidente del First Boston Group, [7]. Este último era intermediario del Plan Brady, y se reencontraría con su amigo Cavallo cuando llevaron adelante el Megacanje durante el delarruismo.

En diciembre del 2000, De la Rúa mandó al Congreso el presupuesto del año siguiente que implicaba que el 20% de los gastos del Estado, precisamente U$S 11.143 M, saldrían en pago de la deuda. Al mismo tiempo Machinea cerró Blindaje Financiero que implicaba un «préstamo» del FMI, el BID, el B.M., AFJP, bancos privados y el gobierno español por U$S 32.700 M, más otros 7.000 M en canje de bonos. El plan fracasó a los dos meses y en marzo de 2001 Machinea renuncia. Ricardo López Murphy asume, aplica un terrible ajuste en el estado (especialmente en educación pública) y a los pocos días debe abdicar.

Al asumir, de forma casi inmediata, Cavallo acuerda con su amigo Mulford el Megacanje: un rescate de U$S 28.144 M en bonos, canjeados por nuevos títulos por 30.401 M, refinanciando la deuda con un crecimiento de 2.257 millones. También se canjeaban bonos del Plab Brady, en el que había intervenido Mulford y el viceministro de Cavallo, Daniel Marx, que tenían una tasa del 6% anual, por bonos nuevos al 12%; y se pagarían intereses anualmente por U$S 3.677 M. La comisión por la operación del Megafraude en beneficio de Mulford, y muchos dicen de Cavallo, era de 150 millones de dólares. Todo por cambiar unos papeles de cajón a cajón.

Pero la oligarquía no se contentaba con todo este bochorno. En septiembre de 2001, se calculaba que la deuda externa privada era de U$S 61.839 M. Franco Macri, por entonces concesionario del Correo Argentino, dijo sin empacho: «Deberían tomarse medidas drásticas, como por ejemplo, estatizar toda la deuda privada» [8].

La reestructuración

El principal problema de la deuda externa es la atomización de los bonos, en manos de fondos o personas no identificadas. No es lo mismo tener que negociar con tres o cuatro grandes acreedores, a tener que salir a buscar por el mundo a decenas de miles.

La deuda, en 1989, estaba compuesta por un 61% a los bancos, casi el 30% a organismos multilaterales, y el 10% estaba en manos de tenedores individuales. Nicholas Brady, hombre de finanzas, entabló relación amistosa con Daniel Marx, el eterno negociador de deuda argentina. La rosca llegó a «buen puerto» el 5 de diciembre de 1992, cuando William Rohdes viajó a la Argentina para firmar el Plan Brady con Carlos Menem al día siguiente, y fue agasajado en la estancia Villa María, de Raúl Moneta, junto al propio ex presidente Menem, Domingo Cavallo, Roque Fernández, Emilio Cárdenas, Handley del Citibank, y Carlos Marx, quien se convertiría en socio del mismo Brady años más tarde.

La deuda en ese momento era de U$S 59.000 M. El negocio era tomar de ese monto 29.900 M y refinanciarlos con nuevos bonos, gracias a lo cual los bancos lograron transferir casi la totalidad de sus bonos a tenedores particulares, sacándose de encima el riesgo del default argentino, aunque en muchos casos, los anónimos o fondos buitre no son otra cosa que testaferros de los bancos; y especialmente, los bonos que cotizaban a un 18% de su valor, eran canjeados por el gobierno de Menem por nuevos títulos al 100%. Alfredo Calcagno calculó que ante la cotización del 18%, con U$S 5.500 M se podían recomprar los títulos emitidos por U$S 30.000 M, y así repatriar la mitad de la deuda externa.

El 19 de febrero de 1993, Carlos Menem le otorgó a Rohdes la condecoración de la Orden de Mayo [9], y el 24 de agosto de ese año le dan a Brady la medalla de la Orden del Libertador, gracias al plan ideado por él y su socio comercial Daniel Marx. La deuda estaba ya atomizada por el mundo.Desde el 2000 y hasta la caída de De la Rúa, el gobierno emitió bonos a diestra y siniestra, dispersando aún más la deuda, siempre y como antes, con la supervisión y visto bueno del FMI y Washington. El festival de bonos emitidos por la (mala) administración de De la Rúa, tan sólo en Italia desparramó títulos entre más de 430.000 tenedores, entre ahorristas particulares y fondos de inversión.

A Néstor Kirchner le tocó la impostergable tarea de enfrentar el problema de la deuda y buscar una salida lo menos ensangrentada posible. El 22 de septiembre de 2003, Argentina propone en Dubai, India, la oferta de pagar hasta el 25% los bonos privados en manos de ahorristas y fondos especulativos. Es decir, Argentina propuso la quita del 75% sobre los U$S 78.000 M en bonos. Por otro lado, la mancha negra de Kirchner es la compensación a los bancos por la pesificación asimétrica de enero de 2002, que afectó a todos, pero según está contemplado en la Ley del Presupuesto 2004, se transferirán $50.054 M, dinero del Estado (todos) a la banca [10], que amasó fortunas en los ’90.

Mientras tanto, los alemanes Horst Köhler y Anne Kruegger, ex director y actual titular del FMI disparaban contra el proyecto de quita, en perfecta sincronía con los sicarios del capital transnacional en nuestro país, encabezados por López Murphy, Manuel Solanet, Juan Alemann y demás piratas.

Los países que más presionan para que Argentina pague esta deuda fraguada, son los miembros del G-7. Se destacan por su virulencia Alemania, Italia y Japón. Casi la mitad de los bonos en default están en manos de empresarios argentinos que especulan con el enfermo apostando a la hora de su muerte. Los tenedores extranjeros tienen U$S 45.000 M en bonos defaulteados en diciembre de 2001, mientras que fronteras adentro, los timbeadores acaparan los 33.000 millones restantes. El resto de la deuda está diseminada en U$S 14.000 M del FMI y otros 20.000 millones entre el BM y el BID, y diversos créditos con la banca extranjera.

Estados Unidos no está con la alarma en rojo porque apenas tienen un 3% en bonos del Tercer Mundo.Entonces, ¿por qué la cabeza del FMI presiona a favor de los bonistas? Muchos bancos tienen bonos argentinos a nombre de fondos testaferros. Y el listado de los operadores de estos bonos son elocuentes. Köhler y Kruegger, alemanes, extorsionan a la Argentina en nombre del Drensder Bank; el Deutsche Bank; el Bankers Trust (frente bancario llamado Deutsche Bank Trus Company Americas); y el ABN Ambro Bank, todos asentados en Frankfurt, capital de la timba financiera alemana.
La presión italiana es básicamente por la Banca Profilo de Milán, y Japón presiona en el G-7 como ventrílocuo del Bank of Tokio Mitsubishi y el Shinsey Bank. El eje Alemania-Japón-Italia se reencuentra luego de la Segunda Guerra.

En Economía, tienen identificados a los tenedores de bonos desperdigados de la siguiente manera: de todos los títulos en cesación de pagos, capitalistas argentinos tienen el 38.4%, el 15.6% están los italianos con más de 13.000 millones de euros, en Suiza poseen el 10.3%, EE.UU. el 9.1%, el 5.1% está en manos alemanas y el 3.1% son tenedores japoneses; desperdigados por el resto del mundo hay un 5.4%, y fondos no identificados poseen el 12.8% de la deuda, que sumado a los depositados en Suiza, se acumula un 23.1% de la deuda en fondos buitres y testaferros de la banca alemana, italiana y japonesa.

En el período Kirchner, pese a los pagos realizados que serán cerca de U$S 10.000 M, más refinanciaciones y sin contar los bonos en default, la deuda pasará de U$S 92.094 millones a U$S 93.393 M. Hoy la deuda que se paga equivale al 105% del PBI.

¿Los lobos cuidan corderos?

Por exigencia del FMI, Argentina debió conformar dos sindicatos de bancos, uno extranjero y otro nacional, para renegociar los bonos declarados en default en el 2001, con los tenedores del exterior y los nacionales respectivamente. El 10 de febrero de 2004, el Ministerio de Economía comunicó que el sindicato bancario, que de lograr la renegociación se llevará una comisión de175 a U$S 400 M, está conformado por el estadounidense Merrill Lynch; la Unión de Bancos Suizos (UBS Investment Bank); y Barclays Bank Ltd. de Gran Bretaña. Deberán renegociar 152 series distintas de bonos, realizados en 7 tipos de monedas y bajo 8 legislaciones diferentes.

Y se empezó con el pié izquierdo: Barclays Bank fue el principal acreedor de deuda pública y privada durante la dictadura 1976-1983. Merrill Lynch fue elegida por Menem para tasar el valor de YPF. El banco estadounidense redujo inmediatamente el 30% de las reservas petroleras para bajar el valor antes de su venta.De los integrantes de la banca nacional, sindicato compuesto por el Nación, Galicia y Francés, no sobran flores. En medio del proceso de la negociación del Megacanje, Cavallo recibió un crédito del Banco Galicia por U$S 556.000 , y otros U$S 204.000 para su partido Acción por la República. Llamativamente, en meses previos figura un depósito que Cavallo hizo en el exterior por U$S 780.000 [11]. Y el Galicia no está al margen del prontuario de antecedentes en la fraguada deuda nacional: entre los 15 principales deudores privados, cuyos compromisos fueron estatizados, el Banco Galicia se ubicaba en el décimo lugar con U$S 400 M. Este puñado de empresas, en 1983 representaban el 40% del total de la deuda privada [12].

La oferta

El Gobierno ofertó más que generosamente un pago del 25% de los bonos a quienes, jugando a la lotería, compraron esos títulos al 10 o 15% de su valor. En el peor de los casos, tendrán una ganancia del 70%, y aquellos que los compraron por el piso ganaran un 150% del dinero real «invertido».En Italia, el ministro Humberto Bossi, líder de la Liga del Norte, cargó las responsabilidades contra los ancos: «Colocaron los bonos conociendo los riesgos, pero eludiendo informar a los ahorristas, con el objetivo de aligerar sus carteras de bonos argentinos» [13].

En los mismos días, bonistas alemanes fueron a tribunales para cursar embargos sobre bienes argentinos como aconteciera ya en EE.UU., pero se encontraron con la sorpresa que el juez les dijo que se vayan a quejar a los bancos que los engañaron y les ocultaron el peligro de comprar papeles emitidos por Machinea y Cavallo, estando a un paso de la quiebra. De hecho se sentó como precedente en Frankfurt, donde un banco fue sentenciado a indemnizar a un bonista por haberlo mal asesorado escondiendo información [14].

De todos modos, el secretario de Finanzas, Guillermo Nielsen, y Eduardo Borenstein, del Departamento de Investigaciones del FMI, comenzaron a esbozar un nuevo bono atado al crecimiento del país [15], que pagaría más o menos de acuerdo al crecimiento del PBI. Esto dejaría el esquema tal cual está, ya que el crecimiento sería pagar más y no reinvertir más en el país. Distinto sería proponer un bono atado a la inversión, el cual «permite mejorar la capacidad de cobro sobre la base de mejoras en la productividad, y que el repago de la deuda se vincule a la inversión, genera incentivos a la no fuga» de divisas [16].

Alegremente, Mariano Grondona escribió en La Nación que para mostrar «buena fe», el gobierno podría ofertar a los organismos multilaterales el pago del 4.5% del superávit primario, en vez del actual 3%. Desconoce el académico periodista-operador, que un punto del PBI equivale a todo el gasto social para desocupados, o a todo el salario docente de un año, o como explicó Eric Calcagno, «20 veces la inversión en investigación que hoy hace el Estado». Desde la comodidad de una quinta en San Isidro es fácil jugar con los números, sin ver que en cada decisión se decide la vida y la muerte de los desnutridos del Gran Buenos Aires, Salta, Misiones o Formosa.

La calle o el cadalso

La reestrucuración es sólo una herramienta táctica, sobre la que hay que ir a fondo, pero si no hay un proyecto de país, industrial y productivo, con o sin deuda, el infierno es inevitable, y viviremos con este mismo modelo productor de materias primas, igual que aquel de los años de la colonia. La renegociación que se hace con los bonistas, deberá en algún momento ser encarada con los propios organismos. Y el propio presidente lo sabe. Kirchner ha acusado al FMI y demás escuadrones del terror supranacionales, como cómplices del desastre, y que deberían cargar con sus culpas en los números concretos. Pero ante esta situación no se puede jugar al vanguardismo infantil de supuestas agrupaciones que se definen de «izquierda revolucionaria» y exigen la ruptura total con estos organismos. Tales decisiones sólo pueden ser tomadas según las relaciones de fuerza en pugna, y la debilidad argentina es extremadamente delicada.

Pretender que con cerrar los ojos dejarán de existir entes conocidos como «FMI», «Banco Mundial», o «Estados Unidos», no deja de ser entrañable, pero nada más lejos de la realidad.

Es deseable que en futuro más inmediato posible Argentina pueda despegarse de esta red donde las finanzas es el arma y la política el momento de jalar el gatillo. Pero un país que tiene comprometido más del 150% de su PBI en deuda, guste o no, no es capaz de enfrentar a toda la banca internacional y sus fondos buitres, y a estos organismos que actúan como embajadores de Washington. Por ahora, ante el frente del FMI, la Casa Rosada sigue las lecciones del milenario Arte de la Guerra: «si tu enemigo es más fuerte, elúdelo». Deberá, si realmente está al servicio del pueblo, plantear una revisión de la deuda ilegítima que hoy religiosamente se sigue «honrando» con fidelidad ortodoxa. Hasta el propio Cavallo considera que el FMI debería resignar dinero, y que en esta crisis «el Fondo la está pasando demasiado bien» (Burgo, Ezquiel, ¿Cavallo critica el acuerdo con el Fondo?), [17].

Conclusiones

El surgimiento del proceso de endeudamiento de los países periféricos de las potencias capitalistas corresponde a la lógica histórica del movimiento del capital financiero hacia la concentración como “el pasaje histórico del capital monopólico en la sociedad burguesa”.

El proceso de concentración del capital financiero ya anunciado por Lenin , confirmó esta tendencia histórica y ya entrada la segunda mitad del s.XX, el mismo no dudó en imponer gobiernos democráticos que le garanticen el control de los resortes esenciales de la economía, o dictaduras que repriman salvajemente las resistencias populares para desembarcar con los capitales y afectar toda la vida política, económica y social de la Nación, como lo hiciera desde 1955 hasta la retirada de 1983.

Los gobiernos formalmente democráticos, o “administraciones civiles del Estado” se mostraron, o incapaces o cómplices sobre esta tendencia de creciente dependencia. A partir de 1983 hubo por lo menos incapacidad declarada, y a partir del menemismo, complicidad descarada. Luego del estallido de diciembre de 2001, los sucesivos gobiernos buscaron administrar suavemente esta tendencia al saqueo financiero. La permisividad del ingreso de capital financiero por parte de un país dominado, como Argentina, “contribuye para desarrollar el modo de producción capitalista” en beneficio de los países dominantes.

En febrero de 2005 Argentina terminó el canje de bonos, esto es, deuda vieja por emisión de deuda nueva en tres tipos de bonos para emprolijar la deuda, con una aceptación del 76%, y el Gobierno se mostró sorprendido porque no hubo un festejo popular, según trascendió en los medios.Creyendo el cuento oficial, esto es, que la quita es la que se vocifera desde y para las tribunas, los argentinos deben el 85% del total de la producción de un año a los bonistas y organismos financieros: esto es, un obrero que gana $500 por mes, le debe al jefe $425 y se supone que con el resto debe vivir.

A partir de la fecha, considerando un crecimiento normal y optimista del PBI, cercano al 5% anual , el Estado (los argentinos) dispondrán sólo del 2% mientras que el 3% restante está afectado a “honrar la deuda”, y si el superávit es del 3%, el FMI se lleva nuevamente la bolsa entera de una deuda ilegal. Para colmo, en la construcción de un “país en serio”, la recaudación del Estado sigue basada en un modelo exportador de materias prima (especialmente grano e hidrocarburos) que representa el 80% del PBI, y altísima presión impositiva sobre el consumo masivo, sin discutir la redistribución de la riqueza que se sigue concentrando en las grandes corporaciones como Repsol-YPF que declaró en 2004 un crecimiento del 40%.
Los bonos nuevos emitidos por la administración Kirchner se ajustan por la inflación interna, y la quita “en términos de la moneda norteamericana, la deuda final que deberá pagar el Estado bien podría aproximarse al 80 o 100% del valor original que tenía la deuda en default” mientras que para favorecer a la burguesía “nacional” dependiente del capital financiero transnacional, el Banco Central sale a comprar dólares diariamente pese a que éste se devalúa constantemente, para garantizar la tasa de ganancia de las corporaciones con capacidad de exportar.

La conformación del sindicato de bancos que debían “renegociar” la deuda defaulteada es escandalosa en cuanto ya tenían injerencia en la creación de la deuda externa argentina y ahora se pretendía que los mismos personeros actúen en beneficio de la Nación.

En tal sentido, Jorge Altamira considera esto como una “capitulación” de Kirchner y Lavagna, pero esta caracterización es errónea: para capitular hay que ser derrotado en una confrontación y en este caso esta no existió realmente. Kirchner viajó en enero de 2004 a España para una renegociación jugosa a favor de las privatizadas españolas y Francia exigió el mismo trato.

La confrontación hubiese implicado una serie de medidas concretas contra el capital financiero, pero esta no existió: en dos años de gobierno Kirchner permitió la fuga de capitales por U$S 25.000 M, con un deterioro salarial en dólares del 60% a la par que los nuevos bonos, que supuestamente tenían un valor de sólo el 25% de los defaulteados, estos ya se habían revalorizado en un 50% : entre no cobrar nada por papeles quebrados y cobrar hay una abismal diferencia.

En dos años, la deuda creció en U$S 20.000 M y para marzo de 2005, a pocos días de efectivizado el canje de bonos, por ajuste del CER, en apenas un mes la deuda volvió a crecer en U$S 724 M, equivalentes al pago de un mes y medio de 3 millones de jubilados y pensionados y por ajuste de inflación, calculada para el 2005 en 10%, la deuda crecerá sin pedir préstamo alguno en U$S 5.000 M, empujados también por la depreciación del dólar y el crecimiento de la deuda en pesos.La política monetaria del BCRA coordinada con el Estado, responde a la lógica de la clase a la que éste representa.

Luego de la ficticia convertibilidad del 1 a 1, el gobierno de Kirchner deroga diariamente más de 10 millones de pesos para mantener una nueva convertibilidad, esta vez 3 a 1 respecto al dólar, en un claro reacomodamiento en beneficio de la burguesía vacuna y los intereses petroleros que exportan el barril de crudo a precio récord en dólares y paga salarios en pesos subvaluados a la fuerza.En tal sentido, puede verse quién respaldaba esta “cruzada” kirchnerista: publicado en Clarín el 1º de noviembre de 2003, “para mostrar el unánime respaldo empresario a la renegociación de la deuda estuvieron la gran banca (los nucleamientos de los bancos extranjeros y los privados nacionales) los monopolios de la industria (aglutinados en la Unión Industrial Argentina), las cadenas comerciales, los pulpos de la burguesía terrateniente (de la Sociedad Rural Argentina) y las privatizadas” .
Kirchner no estuvo rodeado por los obreros de empresas recuperadas ni trabajadores desocupados, claro está.

Por último, manteniendo los canales de este tipo de democracia, el gobierno de Kirchner tenía otras alternativas si realmente pretendía defender los intereses nacionales: 1) Elevar al Congreso la evaluación de la deuda externa real de la ficticia y determinar cuantas veces de más se pago la primera; 2) Presentar ante la Corte Suprema la validación del fallo favorable de la “Causa Olmos” que probó la falsedad de la deuda; 3) Dejando de lado la retórica confrontativa, el Gobierno podía convocar a un referendo nacional para que sea el pueblo quien decida en última instancia quien decida directamente su destino y qué rumbo político hubiese elegido. El gobierno no hizo nada de esto, volvió a arrojar niebla sobre una deuda perteneciente a la burguesía que fue nacionalizada por Cavallo durante la Dictadura, convalidada por el gobierno de Alfonsín, vuelta a licuar por el menemismo, pesificando la deuda externa de los monopolios con Duhalde-Lavagna (sólo el Grupo Clarín debía U$S 4.500 M y pasó a misma cantidad en pesos y haciéndose cargo el Estado del 33.3% restante), y reactualizada con el canje de Kirchner-Lavagna. Y Kirchner llegó a decir que cuando concluyera el canje, lo iban a terminar comparando con José de San Martín.

NOTAS:

[1] Toussaint, Eric, Crisis financiera en Argentina: ¿el origen de la deuda?, s/d, 09/01/02.
[2] Fidel Castro, 21/03/85.
[3] Cepal, Informe Anual, 1985.
[4] Página/12, 26/02/04.
[5] Varela, Luis y Zicolillo, Jorge, «Domingo en el purgatorio», BEAS, 1992.
[6] Galasso, Norberto, De la Banca Baring al FMI, Colihue, Buenos Aires, 2002.
[7] David Mulford Página/12, 16/12/92.
[8] Macri, Franco, Clarín, 24/10/01.
[9] Clarín, 20/02/93.
[10] Cafiero, Mario, ¿Deuda Externa, ahora o nunca?, El Descamisado, Buenos Aires, feb-2004.
[11] Bossi, Jéssica y Straccia, Jairo, «Entre ceja y ceja», Segundo Enfoque, Buenos Aires, nov-2001.
[12] Galasso, Norberto, op. cit.
[13] Clarín, 14/02/04.
[14] Mercado, 23/02/04.
[15] Clarín, 16/02/04.
[16] Leyba, Carlos, «Quijote es el que promete lo imposible», Debate, Buenos Aires, 13/02/04.
[17] El Economista, Buenos Aires, 19/09/03.

Ocupar, resistir, producir

Este reportaje aparece en la última entrega del Informe Dipló, de Le Monde Diplomatique.

Habla de argentinos que en medio de la última crisis económico-política intentan seguir trabajando. De esta forma se pone de pie un país.

Empresas recuperadas por sus trabajadores
EN ARGENTINA, ¡OCUPAR, RESISTIR, PRODUCIR!

A fines de 2001, la prensa mundial reproducía imágenes escalofriantes de la crisis argentina. Sin embargo, varios periodistas e investigadores se interesaron por procesos de fondo que el impacto mediático dejaba de lado.

Reproducimos a continuación un artículo publicado por Le Monde diplomatique (Francia) sobre las empresas recuperadas por sus trabajadores.

Por Cécile Raimbeau
Periodista. Autora (junto con Daniel Hérard) de un libro sobre la Argentina autogestionada, que publicará éditions Alternatives en febrero de 2006.

Traducción: Gustavo Recalde

20 de marzo de 2003. Treinta trabajadores despedidos del Hotel Bauen ingresan desde una playa de estacionamiento a su ex empresa, un hotel cinco estrellas de veinte pisos ubicado en el corazón de Buenos Aires. Inaugurado en 1978 para el Mundial de Fútbol, está cerrado desde hace quince meses. Desde luego, ocuparlo es atentar contra el derecho a la propiedad privada. Pero también es atacar un símbolo del capitalismo desenfrenado impulsado por la dictadura.

Marcelo, 56 años, 23 de los cuales los pasó en la recepción del hotel, buscó desesperadamente trabajo en 2002. Gladys, ex mucama, ganaba cuatro euros por noche en una agencia de remises ilegal. Rodolfo, antes empleado de mantenimiento, juntaba material reciclable, como decenas de miles de nuevos desempleados que revuelven la basura de Buenos Aires.

La audacia de estos desocupados nada tiene de excepcional en un país donde la tasa de desempleo alcanza el 20%, y el 45% de la población vive por debajo de la línea de pobreza. Sus “recuperaciones” conllevan la idea de una reapropiación, en nombre del bien social, de espacios abandonados por los “ladrones” del sector privado. La revuelta popular de diciembre de 2001 alentó este fenómeno, generando vínculos entre acciones hasta entonces aisladas. Mientras que en aquella época se contabilizaban 44 empresas recuperadas, actualmente ascienden a aproximadamente 170, que emplean a más de 10.000 personas (1).

La recuperación de empresas quebradas por parte de sus ex empleados comenzó a desarrollarse a mediados de los años 1990. El modelo neoliberal aplicado fervientemente por el entonces presidente Carlos Menem producía cada año miles de desempleados (2). No sólo las privatizaciones masivas dejaban en la calle a empleados del sector público, sino que además la eliminación de las restricciones a las importaciones y de los subsidios a las exportaciones habían generado un tal flujo de productos extranjeros que la pequeña industria nacional no podía competir con ellos.

Las empresas recuperadas no suelen ser, como en el caso del Bauen, empresas de servicios, sino pequeñas y medianas industrias. Los sectores metalúrgico, mecánico, de imprenta y alimentación son los más representados. Concursadas o quebradas, estas empresas tienen en común estar cubiertas de deudas. El fisco, los bancos, los proveedores son sus acreedores. También lo son sus empleados a quienes se les adeudan salarios e indemnizaciones.

Los empleados que aspiran a una reactivación de la empresa prefieren una indemnización en máquinas-herramientas en vez de dinero. Sin embargo, aunque la ley de quiebras argentina contemple el principio de prioridad de los empleados sobre los demás acreedores, no favorece claramente la reactivación por sobre la liquidación. Un artículo facilita la compra de la empresa por inversores, sin privilegiar a los empleados acreedores. Llamada cramdown, esta medida reintroducida como consecuencia de la extorsión perpetrada por el Fondo Monetario Internacional (FMI) fomentó frecuentemente la aparición de compradores fantasmas, manejados secretamente por patrones ávidos de readquirir su propia empresa a bajo precio.

El caso del Bauen es emblemático: construido en plena dictadura, gracias a un préstamo público nunca pagado, el edificio fue vendido en 12 millones de dólares en 1997 a un empresario chileno, que sólo pagó 4 antes de cerrarlo, a fines de 2001. Antes de ocupar “su hotel”, los ex empleados del Bauen presentaron el estatuto de una cooperativa, con la ayuda del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas (MNER). Este movimiento federativo cobró fuerza a comienzos de 2002, impulsado por dos ex simpatizantes de Montoneros (la guerrilla peronista de los años 1970). Eduardo Murúa y José Abelli resumen las tres etapas de su estrategia con una fórmula tomada del Movimiento de Campesinos Sin Tierra de Brasil: “¡Ocupar, resistir, producir!”.

En 2002, una reforma a la Ley de Quiebras introdujo la posibilidad de ceder la explotación de las empresas quebradas a cooperativas. Sin embargo, un juez que pretenda alentar una cooperativa debe negociar un contrato de locación con el propietario o esperar una decisión de expropiación emanada de los poderes públicos. “El Estado expropia para construir rutas, ¿por qué no para el bien social y el derecho al trabajo?”, arguyen los voceros del MNER. Si bien el 31% de las empresas recuperadas gozan de un acuerdo judicial de locación, y muchas funcionan sin un marco legal, sólo el 29% logró formas de expropiación. Los trabajadores son generalmente autorizados a utilizar las máquinas y a ocupar el edificio por dos años. Al cabo de este período, si el Estado no ha indemnizado al propietario y a los acreedores, éstos pueden solicitar la venta del edificio y las máquinas…

En noviembre de 2004, las empresas recuperadas lograron una victoria más prometedora: la expropiación definitiva de doce establecimientos por parte del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Las cooperativas beneficiadas con la medida disponen de tres años de gracia, y luego de veinte años para comprar los edificios y las máquinas a crédito. Pero este tratamiento caso por caso no es suficiente: los trabajadores reclaman una ley nacional de expropiación definitiva que sirva para todas las empresas recuperadas.

Haciéndose eco de las presiones de los poderes económicos, editorialistas de los grandes medios de comunicación condenan estos “ataques a la propiedad privada” considerados ¡ofensivas bolcheviques en el Río de la Plata! “Antes era la ideología la que impulsaba la toma de empresas, no la defensa del trabajo, –responde el equipo del sociólogo Grabriel Fajn (3)–. Hoy, quienes representan a este movimiento conforman un grupo muy heterogéneo, donde la mayoría no tiene ninguna experiencia sindical”. Generando “nuevos sujetos políticos”, la ideología se desarrollaría después de la recuperación.

Increíble sensación de libertad

Los desocupados que eligen este camino atraviesan necesariamente períodos de conflicto con la patronal, la justicia y la policía. Para enfrentar estas situaciones, deben recurrir al apoyo de sus familias y solidarizarse. Esta comunión en la rebelión crea no sólo nuevas relaciones de cooperación y amistad, sino un proceso democrático de toma de decisiones: la asamblea. Cada trabajador dispone allí de un voto. “La libertad que sentimos es increíble, –señala satisfecho Marcelo, presidente de la cooperativa Bauen–. Pero no todos tenemos el mismo enfoque: algunos piensan que se trata de hacer lo que tienen ganas; otros que se trata de no hacer nada. Lo más duro de la autogestión es luchar contra el individualismo y la ausencia de iniciativas. Debemos formarnos para superar ‘el ser obrero’, ¡sin transformarnos en patrones!”. En este contexto, una parte de los asalariados se retira, principalmente los directivos, ausentes en un 80% de las empresas recuperadas. Sin patrón ni jefes, más por pragmatismo que por ideología, las asambleas adoptan el principio de salarios igualitarios. Es preciso entonces redistribuir las tareas en función del conocimiento y la antigüedad, reforzar la polivalencia, elegir coordinadores revocables por sector, trasladar ex trabajadores de la producción a la administración, formarlos y establecer mecanismos que aseguren la transparencia de los balances contables.

Ex empleada doméstica, María tomó clases de comercialización durante cuatro meses con un profesor voluntario, luego pasó al área de ventas. Osvaldo, empleado de vigilancia devenido cocinero, se puso el gorro para vivir finalmente de su pasión. Al caer la tarde, en el tercer piso, se escuchan tímidas voces repitiendo a coro: “May I help you, sir?”. Profesores de idiomas les enseñan a cambio de que les presten las salas para sus cursos pagos.

Tras dos años y medio de ocupación, la cooperativa Bauen rehabilitó el edificio y sus habitaciones con el único capital de la solidaridad y la creatividad. Poco a poco, se hizo de una clientela interesada en los precios módicos y las facilidades de pago. Se incorporaron unos sesenta nuevos socios. Actualmente son 110 y cobran un salario mensual superior al de un maestro. Cuando todo va bien, el 40% de las ganancias pasan a la masa salarial, el resto se reinvierte. En la actualidad, el 79 % de las empresas ocupadas producen. Sin embargo, aunque se hayan beneficiado de la reactivación económica y la devaluación del peso, todas debieron superar los vericuetos legales, la falta de capital y subsidios, una clientela incierta y proveedores a menudo desconfiados de la autogestión. La mayoría de estas cooperativas trabajan a destajo: los obreros venden un proceso industrial a clientes que proveen la materia prima y pagan el producto contra entrega. Reduciendo los ingresos y generando vínculos de dependencia con los clientes-proveedores, esta solución no constituye sino una etapa transitoria, hasta que los trabajadores se capitalicen para comprar ellos mismos la materia prima, dado que su producción apenas alcanza la mitad de su capacidad anterior.

Estas empresas se ayudan mutuamente hasta convertirse en clientes o proveedores unas de otras y otorgarse créditos. Su producción es utilizada por otras industrias, y en escasa medida por los consumidores. Esto constituye un inconveniente: es imposible considerar ventas directas en un mercado solidario. Responsable de un departamento de la Facultad de Filosofía que apoya la autogestión (4), el profesor Andrés Ruggeri considera esta realidad una desventaja: “Las empresas recuperadas que fabrican autopartes sólo pueden venderlas a los fabricantes de autos. Ahora bien, estas multinacionales se niegan a trabajar con cooperativas, mucho menos con empresas recuperadas. La única solución es vender a una empresa intermediaria que revende a las multinacionales, pero los trabajadores pierden un porcentaje en esas transacciones”.

La inserción de las empresas recuperadas en el mercado capitalista suscitó un vivo debate en 2002. Una corriente trotskista, minoritaria, reivindicaba entonces la estatización bajo control obrero. Tenía presencia en cuatro empresas, entre ellas una textil de Buenos Aires (Brukman) y una fábrica de cerámicos de Neuquen (Zanon). Sus obreros consideraban la recuperación como la etapa previa a una reconstrucción socialista en la cual el Estado sería el vector de la planificación económica. Los partidos de extrema izquierda de esta corriente no creen en la viabilidad de las cooperativas en el mercado capitalista.

Debate ideológico aparte, esta posición tuvo una consecuencia: la prolongación indefinida de un conflicto. Ésta fue al menos la lección aprendida de la experiencia de Brukman, donde los trabajadores fueron desalojados por la policía. Luego, Brukman se convirtió en una cooperativa que, ironía del destino, pasó a estar bajo la influencia de una corriente más reformista: el Movimiento Nacional de Fábricas Recuperadas por los Trabajadores (MNFRT) fundado por Luis Caro, un abogado vinculado al sector de los negocios, la Iglesia católica y la derecha peronista. “Rindiendo culto a la eficiencia económica, despoja a las cooperativas, a las que sustrae de la influencia del MNER, sus experiencias culturales alternativas”, lamenta Andrés Ruggeri.

Los obreros de la fábrica de cerámicos Zanon optaron por una forma jurídica de cooperativa sin dejar de reivindicar la estatización soñada. La unidad de sus trabajadores convirtió a esta empresa recuperada en un símbolo nacional de lucha. Gracias a los sólidos lazos que tejieron con los movimientos sociales, estos ceramistas resistieron a siete intentos de desalojo. Cada mes, producen ilegalmente más de 300.000 metros cuadrados de cerámicos. Habiendo contratado a 210 trabajadores, pagan salarios igualitarios equivalentes a los de los policías y siguen encontrando los medios de hacer regularmente donaciones en los barrios.

Crear empleo en una empresa declarada en quiebra es un admirable “pito catalán” a la patronal. Pero esto no significa que todas las empresas recuperadas tengan su futuro asegurado. Todo dependerá de la viabilidad de cada una de las condiciones económicas globales, pero también, en gran medida, de la ayuda financiera, técnica y legal que el Estado argentino quiera efectivamente brindarles. En el MNER, están convencidos de que si recibiera ayuda la autogestión podría recuperar 150.000 empleos, y representantes de este movimiento mayoritario se presentan a menudo como posibles socios del Estado para luchar contra el desempleo. Sin embargo, nunca consiguieron los créditos sin intereses ni las reformas legislativas que esperaban. Los sectores económicos ejercen una influencia tal en los poderes político y judicial que a los funcionarios y jueces les cuesta menos darles la espalda a los obreros rebeldes que ayudarlos, a pesar de la popularidad de las empresas recuperadas.

1 “Empresas recuperadas”, Secretaría de Desarrollo Económico, Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, septiembre de 2003.
2 La tasa de desempleo aumentó del 8% en 1992 al 18% en 1995; entre 1989 y 2000, el número de obreros empleados cayó un 35%. Carlos Gabetta, “Le lent naufrage de l’Argentine”, Le Monde diplomatique, París, octubre de 1999.
3 Centro Cultural de la Cooperación, “Fábricas y empresas recuperadas”, noviembre de 2003.
4 Programa Facultad Abierta, Facultad de Filosofía (UBA),“Informe del relevamiento entre empresas recuperadas por los trabajadores”, abril de 2003.

C.R.
ARTICULOS VINCULADOS: Para acceder al resumen de contenidos de notas anteriores de El Dipló sobre Argentina, haga click aquí.

Helado de soja

Apareció en Cartas al Director el martes en el diario El País.
Cómo me gustaría ver estos textos en la prensa argentina, aunque sea de vez en cuando…

Helado de soja

Una de las novedades más chics del verano es la posibilidad de disfrutar del rico helado de soja. Es curioso esto de la soja, de ser algo «exótico» y reservado para los menús en el «chino», ahora encontramos soja hasta en la sopa: leche con soja, yogurt con soja y qué-se-yo con bífidus y tropezones de soja. ¿Y de dónde saldrá tanta soja?

El primer productor del mundo es Estados Unidos, pero en su mayoría está dedicada a su consumo interno. La que llega a nuestro país procede en su casi totalidad de Argentina (segundo productor mundial). Y lamento decir, a quienes ven en la soja algo ecológico y sano, que en su mayoría esta soja es transgénica.

En la Argentina la moda de la soja también está causando estragos. Se están distribuyendo por el país recetarios de cosas como flan de soja, ñoquis de soja, albóndigas de soja, arroz con leche de soja y muchas sojas más. La diferencia con nuestro helado de soja es que estos «manjares» se sirven en los comedores de beneficencia, donde acuden las capas más humildes de la población, o bien se entregan en programas de ayuda alimentaria junto con saquitos de soja.

El «granero del mundo», el país que el siglo pasado cobijó miles de inmigrantes para poblar sus fértiles tierras y a la las que tenemos que agradecer buena parte de las proteínas que alimentaron la posguerra española, ha cambiado su modelo agrícola. Seducidos por las necesidades de soja de los países europeos para alimentar a nuestro ganado y obligados a generar divisas para saldar la deuda externa, el monocultivo de soja para la exportación ha tupido el suelo argentino. Y se ha desterrado así la soberanía alimentaria de Argentina.

El generoso negocio de la soja ha reactivado la fascinación por la tierra. Incendios intencionados de bosques, talas ilegales y compra de tierras públicas han provocado la pérdida del 70% de los bosques nativos argentinos. La agricultura -el arte de cultivar la tierra- tiene sólo una perspectiva económica, que la soja transgénica cumple a la perfección. Las labores agrarias que requiere su cultivo, gracias a la tecnología, han quedado reducidas a la mínima expresión, pues con una maquinaria muy especializada se siembra a la vez que se rotura la tierra, se fumiga en avioneta, etc. A tal extremo ha llevado la codicia de la soja que por miles se cuenta el número de pequeños agricultures -chacareros- que, bien porque han sido desalojados de sus tierras, bien porque han tenido que vender sus parcelas, bien porque no se pueden permitir la tecnología requerida, o porque se han perdido muchos puestos de trabajo rural, llenan hoy día arrabales y suburbios. Son los que pasan hambre. Hambre que pretende ser aliviada con potingue a base de la causante de la misma. Hambre de soja.

Gustavo Duch Guillot, director de Veterinarios sin Fronteras.
El País, martes 16 de agosto de 2005.

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Y en Irak, algo parecido.

http://www.sojasolidaria.org.ar/
http://barcelona.indymedia.org/newswire/display/165711/index.php

Un mate no es sólo un mate


El otro día en el cumple de Ana, intentábamos explicarle las argentinas a una amiga española que el mate no es una droga, porque no causa adicción física, pero sí acostumbramiento, y ella no podía dejar de pensar que estábamos todos los argentinos «enganchados» al mate. (En España esto tiene una connotación que quiere decir adictos).

Después vi una entrevista e Federico Luppi en Lo+Plus donde hacían alusiones al mate como un vicio alucinógeno que tenemos los argentinos… Siempre que nos ven con un mate por estas tierras, nos preguntan sobre los efectos. Mi hermano les dice que es un té, entonces pierden interés y se termina el tema. Si no es una droga, ¿por qué no podemos vivir sin él?

Encontré esto en internet, y me gustó. Espero que pueda satisfacer un poco tanta curiosidad, porque es absolutamente cierto.

El mate no es una bebida, corazones de otro barrio. Bueno, sí. Es un líquido y entra por la boca. Pero no es una bebida. En este país nadie toma mate porque tenga sed. Es más bien una costumbre, como rascarse.

El mate es exactamente lo contrario que la televisión. Te hace conversar si estás con alguien, y te hace pensar cuando estás solo. Cuando llega alguien a tu casa la primera frase es «hola» y la segunda «¿unos mates?».

Esto pasa en todas las casas. En la de los ricos y en la de los pobres. Pasa entre mujeres charlatanas y chismosas, y pasa entre hombres serios o inmaduros. Pasa entre los viejos de un geriátrico y entre los adolescentes mientras estudian o se drogan. Es lo único que comparten los padres y los hijos sin discutir ni echarse en cara.

Peronistas y radicales ceban mate sin preguntar. En verano y en invierno. Es lo único en lo que nos parecemos las víctimas y los verdugos. Los buenos y los hijos de puta.

Cuando tenés un hijo, le empezás a dar mate cuando te pide. Se lo das tibiecito, con mucha azúcar, y se sienten grandes. Sentís un orgullo enorme cuando un pedacito de tu sangre empieza a chupar mate. Se te sale el corazón del cuerpo. Después ellos, con los años, elegirán si tomarlo amargo, dulce, muy caliente, tereré, con cáscara de naranja, con yuyos, con un chorrito de limón.

Cuando conocés a alguien por primera vez, te tomás unos mates. La gente pregunta, cuando no hay confianza: ¿Dulce o amargo? El otro responde: – Como tomés vos.

Los teclados de Argentina tienen las letras llenas de yerba. La yerba es lo único que hay siempre, en todas las casas. Siempre. Con inflación, con hambre, con militares, con democracia, con cualquiera de nuestras pestes y maldiciones eternas. Y si un día no hay yerba, un vecino tiene y te da. La yerba no se le niega a nadie.

Este es el único país del mundo en donde la decisión de dejar de ser un chico y empezar a ser un hombre ocurre un día en particular. Nada de pantalones largos, circuncisión, universidad o vivir lejos de los padres.

Acá empezamos a ser grandes el día que tenemos la necesidad de tomar por primera vez unos mates, solos. No es casualidad. No es porque sí. El día que un chico pone la pava al fuego y toma su primer mate sin que haya nadie en casa, en ese minuto, es porque ha descubierto que tiene alma. O está muerto de miedo, o está muerto de amor, o algo: pero no es un día cualquiera.

Ninguno de nosotros nos acordamos del día en que tomamos por primera vez un mate solos. Pero debe haber sido un día importante para cada uno. Por adentro hay revoluciones.

El sencillo mate es nada más y nada menos que una demostración de valores… Es la solidaridad de bancar esos mates lavados porque la charla es buena, la charla, no el mate. Es el respeto por los tiempos para hablar y escuchar, vos hablás mientras el otro toma y viceversa. Es la sinceridad para decir: basta, cambiá la yerba! Es el compañerismo hecho momento.

Es la sensibilidad al agua hirviendo. Es el cariño para preguntar, estúpidamente, «¿está caliente, no?». Es la modestia de quien ceba el mejor mate. Es la generosidad de dar hasta el final. Es la hospitalidad de la invitación. Es la justicia de uno por uno. Es la obligación de decir «gracias», al menos una vez al día. Es la actitud ética, franca y leal de encontrarse sin mayores pretensiones que compartir. Un mate no es sólo un mate.

[Update: Este texto está en muchos lugares en internet, dicen que es de Lalo Mir.]

Brasil y Argentina

ARTÍCULO // EL PULSO DE LA PRENSA INTERNACIONAL
RESQUEMOR ENTRE BRASIL Y ARGENTINA
Publicado en El Periódico de Cataluña

CARLOS Elordi

Juan Gabriel Tokatlian, que es director de Ciencia Política de la argentina Universidad de San Andrés, ha escrito lo siguiente en LA NACIÓN de Buenos Aires: «La Estrategia Nacional de Defensa (END) de Estados Unidos, que recientemente ha hecho pública Donald Rumsfeld, comienza con una aseveración escueta y categórica que no había precedido los documentos estratégicos previos: ‘Estados Unidos es una nación en guerra’. Se deja de lado definitivamente la concepción militar de la era Clinton, que buscaba prepararse para combatir en ‘dos grandes teatros de guerra’ y se adopta el ambicioso plan conocido como 1-4-2-1. Esto es, defender totalmente el país, combatir en operaciones en cuatro regiones (Europa, el noreste de Asia, Asia del este y Oriente Próximo/suroeste de Asia), derrotar simultáneamente a dos agresores en esas regiones y vencer decisivamente en uno de esos conflictos mediante la ocupación de un país y la sustitución del régimen existente. El principio que sustenta la END es el de la primacía, lo cual implica que Estados Unidos no tolera ni tolerará ningún competidor, sea éste aliado (por ejemplo, la Unión Europea) u oponente (por ejemplo, China). Por ello, se asegura que Estados Unidos se mantendrá ‘inigualado’ unmatched en términos militares. La nueva estrategia subraya la importancia de expandir la presencia de tropas y soportes militares alrededor del globo con objeto de tener más cobertura espacial y mayor flexibilidad operativa. A diciembre del 2004, Estados Unidos tenía 399.969 soldados desplegados en el mundo. La Estrategia Nacional de Defensa reitera el criterio de evitar que las tropas estadounidenses puedan ser sometidas al Tribunal Penal Internacional».

Tras resumir de forma tan eficaz un documento que, a la postre, es también la base ideológica de buena parte de la actual política exterior de Estados Unidos, es decir, de algo que condiciona todo el escenario mundial, el profesor concluye: «En este contexto, cabe preguntarse qué racionalidad puede tener retornar a un esquema de rivalidad entre la Argentina y Brasil. Sólo la ceguera estratégica en Buenos Aires y Brasilia puede explicar que se debiliten los vínculos bilaterales, algo que contribuye a facilitar el despliegue dominante de Estados Unidos en América del Sur». La cosa viene a cuento de que el creciente protagonismo de Brasil en la escena política subcontinental no gusta al Gobierno argentino. Tokatlian le llama ciego por eso. JORNAL DO BRASIL no se queda atrás y critica los modos de la diplomacia de su país: «Las recientes tensiones entre Brasil y Argentina son una evidencia más de que las acciones de la diplomacia brasileña deben tener formas menos arrogantes. Brasil no es para el Cono Sur lo que Alemania es para el mercado común europeo, pues así como los alemanes corren con buena parte de los costes de la integración europea, los brasileños no tienen fuerza suficiente para resolver por sí solos los dilemas que afligen a las relaciones comerciales en la región. Ha llegado el momento de desdramatizar».

Y una frase sobre Irak, para terminar. La que ha escrito David Ignatius en THE WASHINGTON POST: «Lo que se hace inmediatamente después de concluir las hostilidades es crucial y los errores que se cometen en ese momento pueden ser imposibles de revertir. No se debe intentar transformar toda una sociedad sin tener las tropas y la fuerza política para imponerlo».

móviles y chicos

El teléfono móvil, nuevo sujeto de debate en la relación entre padres e hijos, escuela y padres, normas de convivencia. Incluso salud, ya que prueban en un estudio que los alumnos que tienen móvil fuman menos (http://www.pagina12web.com.ar/diario/sociedad/3-48993.html), debido a que prefieren gastarse el dinero del tabaco en tiempo de llamadas.