Guerra informativa en Ucrania

El papel de internet en la primera ciberguerra global está más relacionado con la desinformación y la propaganda que con los ciberataques. Algunos analistas ya plantean que internet puede ser un elemento fundamental en esta guerra. Nunca tantas personas habíamos visto una guerra en tiempo real a través de las redes sociales: inteligencia militar debatida en Twitter, soldados bailando, una adolescente que hace un Tiktok desde un refugio para contar día a día cómo es su vida bajo el asedio ruso. Elon Musk ha batido a duelo a Vladímir Putin. Jeffrey Lewis, un experto en inteligencia en fuentes abiertas cree que puede haber sido el primero en ver la invasión, cuando detectó y tuiteó un «atasco», en un movimiento de vehículos en la frontera de Ucrania con Rusia. Fue a través de Google Maps.

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, se ha convertido en el protagonista de esta guerra a golpe de vídeos desde el frente de batalla. Las imágenes y los vídeos que vemos en estas dos primeras semanas de guerra son tan inéditos, que los vídeos falsos o descontextualizados circulan fácilmente, y ya todo parece creíble. «El vídeo de Zelenski disparando en el parlamento no es de su campaña presidencial: es de una de sus películas», dice una de nuestras últimas verificaciones publicadas. ¿Qué ha pasado con esa ciberguerra que parecía que se nos venía encima en enero? Los expertos me dicen que no hay que subestimar, que las amenazas son persistentes porque se extienden en el tiempo y y que probablemente Rusia no ha sacado su mejor ciberarsenal por estrategia, que realmente no sabemos qué puede pasar más adelante. Lo que sí está funcionando es lo de siempre: censura, propaganda y relato. Y en esto internet siempre funciona si sabes cómo hacerlo.

He escrito sobre esto para Newtral: «El papel de internet en la invasión de Rusia a Ucrania: más guerra informativa que ciberguerra (por el momento)» [Archivo]

Brecha digital: no vemos la misma internet

No todos vemos la misma internet

Hasta hace poco cuando hablábamos de brecha digital se usaban métricas de penetración de internet, cantidad de dispositivos o líneas de datos de ADSL entre la población, cantidad de personas que decían haber utilizado internet en el último mes. Esto hace rato que ha quedado atrás. En el mundo muchas cosas han cambiado y no es raro encontrar números bastante altos de porcentaje de líneas móviles en países africanos, donde un móvil con una conexión es algo básico para la supervivencia.

La brecha digital también se transforma, y ahora el precipicio se abre entre las formas en las que usamos la red unos y otros. Incluso en países donde casi todos tenemos internet, un grupo de la población, el de las personas mayores, se está quedando afuera y reclaman su inclusión.

El primer estudio con análisis masivo de datos de telecomunicaciones de un país entero, europeo, desarrollado, revela que con un acceso igualitario hay dos grandes grupos de comportamiento en la red, que sobre todo, están relacionados fuertemente con la renta media y el nivel educativo de la población. Cuando leí el estudio, enseguida me puse en contacto con dos de sus investigadores, Esteban Moro e Iñaki Úcar, para hacerles muchas preguntas. "Nosotros vimos que no todos veían la misma internet", me dijo Esteban.

Casi todo lo he dejado anotado en este reportaje para Newtral. [Archivo]

Foto de mentatdgt en Pexels

Censura en redes sociales 2015-2022

Mapa de censura a redes sociales en el mundo 2015-2022

Los gobiernos de casi uno de cada tres países han censurado redes sociales desde 2015. La excusa es la seguridad, pero los cortes suceden en momentos de protesta social y conflictividad política. Sólo el año pasado se registraron cierres de redes sociales o apagones completos de internet en al menos 17 países, que afectaron a 250 millones de personas en todo el mundo.  Esto ha resultado en la paralización de la comunicación entre millones de ciudadanos en un año de pandemia y zozobra política.

Las redes más censuradas: Facebook, WhatsApp, Twitter

Las plataformas más censuradas desde 2015 según la base de datos del estudio de Surfshark, son Facebook (48), WhatsApp (42), Twitter (38), YouTube (36), Instagram (28), seguidas de otras como Telegram (21), Skype (20) y Messenger (17). El estudio también pudo identificar censura o bloqueos específicos de otras plataformas: Tiktok, Linkedin, Zoom, Tinder, Vimeo, Signal, Snapchat, Viber, Facetime, Duo, y Soundcloud. 

Todos los datos están en este artículo publicado en Newtral el 26/1/2022 [Archive]

Caravana refugiados

Un puente como un campo de refugiados, esa es la imagen de la Caravana Migrante. Cuatro mil personas que esperan sobre un puente de un kilómetro en Guatemala, en la frontera, que les den paso a México. Les han dicho que lo harán a las 7 de la mañana. Algunos se tiran al agua, 20 metros hacia abajo.

Alberto Arce pide informar correctamente sobre este tema y advierte que estamos llamando migrantes a quienes son refugiados, a quienes huyen de la violencia, de las fauces de la muerte. He recordado a los héroes que salvan vidas en el Mediterráneo, cuando Óscar Camps y Laura Lanuza nos contaban  lo que habían vivido en Lesbos, y se me ha venido a la mente esta poesía de Warsan Shire:

no one leaves home unless
home is the mouth of a shark

you have to understand,
that no one puts their children in a boat
unless the water is safer than the land

 

Measles: When it’s rich countries that don’t get immunized

This entry is part of some findings in the exercises for the MOOC
Data visualization for storytelling and discovery. 

 

In the last few years there’s been some raising numbers in the spreading of viral illnesses that are completely avoidable by vaccines. Measles is one of them and I’ve downloaded the dataset of the World Bank for the last years to analize that information by country and by groups of them. The last data is from 2015. 

Measles is a highly contagious infectious disease caused by a virus, and it can lead to complications including pneumonia and encephalitis. In 2016, there were 89,780 measles deaths globally – marking the first year measles deaths have fallen below 100,000 per year.

The World Health Organization has recommended that to achieve herd immunity, more than 95 % of the community must be vaccinated. As a result of widespread vaccination, the disease was declared eliminated from the Americas in 2016. It, however, occurred again in 2017 and 2018 in this region. 

Studies have shown that if an unvaccinated minority (around 5-10%) remains small, herd immunity can still be effective. A problem arises when the minority begins to grow.

A view to the world map

Graph: Measles world map

The world map shows the countries in a sequencial colour scale where in the vivid red shows the areas where the percentage of children immunized runs under 85 %. In the orangish medium tone we can see those countries where this ratio sits between 85-95 % which is not enough to prevent spreading of measles. Only those countries with more than 95 % of the children vaccinated are safe from measles, they are the lightest hue in the map. 

Most of the lowest numbers of countries where children are protected against measles are in Africa, with many in Oceania as well. But also a continent with traditionally good healthcare policies as Europe is not completely safe

Ukraine, Bosnia, Serbia and Macedonia are under 85 %, and countries as France, United Kingdom, Ireland, Italy, The Netherlands, Denmark, Croatia, Slovenia, Switzerland, Finland, Estonia, Latvia, Lituania, Belarus, Moldovia, Romania and Bulgaria stay behind the 95 % of vaccination. In Europe, eighteen countries — Austria, Belgium, Iceland, Luxembourg, the Netherlands, Spain and Sweden among them — reported more cases of measles during the first half of 2017 than during the same period in 2016, according to the European Centre for Disease Prevention and Control. 

Also rich countries in America, such as United States and Canada don’t get a 95 % of immunization. 

The distribution shows a median of 92, which falls apart from the recommendation of the WHO for 3 points. There’s a definite outlier with only 20 % of vaccinated children, South Sudan. It’s a new country that has suffered ethnic violence and has been in a civil war since 2013, and is acknowledged to have some of the worst health indicators in the world. 

Equatorial Guinea is the next outlier, with 27 % of vaccination, and in spite of being one of sub-Saharan Africa’s largest oil producers the wealth is distributed extremely unevenly. The country’s authoritarian government is cited as having one of the worst human rights records in the world. Less than half of the population has access to clean drinking water and that 20 % of children die before reaching the age of five.

Countries – Measles & health expenditure per capita

Graph: Measles & health expenditure per capita

If we consider the variable of health expenditure per capita in USD we can explore some interesting cases. There’s an outlier also in this case: San Marino. Health expenditure media of all countries is USD 1,005 per capita. San Marino spends 3,243 USD in public health, almost 3 times more than the media and still has very low numbers of immunized population against measles. It does not seem to be a problem of money. 

The correlation between public expenditure on health and vaccination is interesting because it shows that most of the countries above the levels of immunizations recommended by the WHO don’t necessary spend higher levels on public health. Tanzania, with the lowest amount, only 37 USD reaches a 99 % immunization, and there’s a similar correlation in other countries: Russia, Mexico, Turkey, Vietnam, Georgia, Latvia, Poland, El Salvador, Rwanda, Seychelles, Nauru, and others that stay below the mean and still make the WHO achievement of immunization. 

Cuba is perhaps the most cited example of efficiency in health public policies, and in this case can be it too: with only 817 USD got 99 % of it’s population immunized. As I said before, it’s really compelling that rich countries with higher levels of GDP and also higher health expenditure per person as Canada, the United States, Denmark or France don’t get a 95% of immunization. 

Exploring regions

Graph: Measles & health expenditure per capita per regions 

Click on the graph to open interactive scatterplot

 

In a scatterplot that shows groups of countries or continents there are other observations that we can remark or take as a clue for further research. The mean of the whole world in these variables is 1001,66 USD on health expenditure per capita, and a 84 % of children vaccinated. So we can see that there’s still work to do in this area, cause it’s 11 points below of what WHO recommends. 

South Asia and Sub-Sahara Africa are the less immunized groups of countries. Fragile and conflicted affected situations states, low income, and heavily indebted poor, and least developed countries as per UN cualification, are those in which we can see a strong correlation with less percentage of children vaccinated. 

No continent is completely enough immunized, though Europe and Central Asia have the closest percentages to 95 %, without reaching it. The OECD members have a 94.48 %. The countries that reach the measles vaccination goal of the WHO have only one group in common: they are all upper middle income countries.

These explorations are the first observations and are intended to bring up some clues on to keep doing research. More variables should be considered in a big study like this, as well as getting into the particular economic, demographic and social situation in each country. An interesting variable could be to try to track somehow the anti-vaccines groups in some countries or states and their influence in media or social networks. I couldn’t find this kind of data but I guess that education and information should be an interesting variable to take into account here. 

Other findings in this series:

Body mass index: not (only) a matter of income

Exploring datasets: Bikes in Madrid and education expenditure in Argentina

La brecha digital: ciberutópicos y pesimistas digitales

La brecha digital en cifras
Click en la imagen para ampliar

Si hay un espacio de libertad que puede terminar con las desigualdades de antiguas estructuras e instituciones, ese parece ser internet, con sus modos díscolos y su insurgencia frente a esquemas tradicionales. Si hay una nueva “tierra prometida”, esta parece estar muy cerca del acceso al conocimiento que nos da la red.

La red de redes ha ido revolucionando industrias y modos de organización a escala mundial. Se ha convertido además en el nuevo espacio público, sin necesidad de reconocimiento de autoridades, gobiernos o medios de comunicación. Si antes decíamos “lo ha dicho la tele”, ahora “lo vi en Twitter”, “está en Youtube” o “envíame el enlace” son las nuevas formas de legitimación de los contenidos que nos llegan.

Los modelos de grandes industrias, como la música primero, el cine, los medios de comunicación después, y ahora también las editoriales se ven tambalear cuando los hábitos de consumo cambian y las herramientas de producción se hacen accesibles a más personas. Ya suena a lugar común hablar de las posibilidades que implica subirse en esta nueva nave que nos impulsa hacia el futuro.

Contra este optimismo digital surge el escepticismo de pensadores como Evgeni Morozov. La idea que subyace en la visión de los ciberutópicos, explica Morozov, es que si das dispositivos y conectividad a las personas, la democracia surgirá inevitablemente.

El problema con este tipo de argumento, explica Morozov, es que confunde los usos deseados con los usos reales de la tecnología. Tenemos las herramientas para terminar con las desigualdades, pero ¿lo estamos logrando o es una declaración de intenciones? Morozov define internet como el nuevo campo donde los métodos de control siguen reproduciéndose, porque los gobiernos totalitarios han aprendido a manejar el ciberespacio.

La visión crítica hacia aquel optimismo viene desde hace tiempo, cuando se empezó a hablar de la brecha digital, o fractura digital, que es la cantidad de personas que tienen acceso a internet, entendido como dispositivos más conectividad.

Según la Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU), el 39% de la población mundial está conectada, pero en los países en desarrollo ese porcentaje es del 31%, mientras que en los países desarrollados es el 77% el que tiene acceso a internet. Otra institución, esta vez financiera, como el Banco Mundial, da cifras similares: en 2011, de cada 100 habitantes de países desarrollados, 67,4 estaba en internet, mientras que en el resto de los países esta cifra caía a 27,96.

El crecimiento del acceso a internet no se detiene, pero a pesar de la tendencia positiva, el 90% de no-conectados pertenece a países pobres o en desarrollo. Es decir, de acuerdo con los estudios, dos tercios de la población mundial están desconectados de internet y de las oportunidades a las que un tercio privilegiado tiene acceso.

Para entrar en internet se necesita electricidad o baterías, un dispositivo (ordenador o teléfono inteligente), conexión (infraestructura y acceso a esas redes). Pero para ser parte activa y construir algo en la sociedad de la información se necesitan, además de lo dicho, alfabetización –damos por descontado el saber leer, escribir y manejar un teclado– y habilidades específicas de uso del ordenador, del software y las redes. Y cuando internet empieza a ser más accesible a todos, cabe preguntarnos si los que vamos a bordo de esta nave estamos en la sala de control o sólo vemos las olas pasar.

Aquí nacen las otras brechas digitales, las desigualdades dentro de la brecha. Según un informe encargado por Intel con la colaboración de ONU Mujeres, a escala global en los países en desarrollo, un 25% menos de mujeres que de hombres tiene acceso a internet, disparidad que se eleva a un 45% en regiones como el África subsahariana.

Incluso en economías que están creciendo rápidamente, la brecha es grande: alrededor de un 35% menos de mujeres que de hombres en el sur de Asia, Oriente Próximo y el norte de África se conecta a la red y alrededor de un 30% en algunas partes del continente europeo.

Los coches pueden no ser un derecho, pero la posibilidad de moverte con libertad ciertamente lo es. Internet es más como el sistema de carreteras que como un coche.

El coste económico, el analfabetismo, la falta de conciencia de las oportunidades, y la desigualdad que existe entre unos y otros países e incluso dentro de ellos, hace que estas brechas también se manifiesten en el acceso a la tecnología, dejando a millones fuera de la nave. Internet, además, es un espejo que nos muestra la gran desigualdad presente en el mundo y que estamos perpetuando si no hacemos algo para cambiarla.

Por lo tanto, saber qué hacemos quienes ya estamos en la red también interesa. Si la forma y el grado de participación es un parámetro importante, los estudios hablan por ejemplo de la regla del 1%, o principio del 90–9–1, una ratio que varios estudios en comunidades online, como Yahoo, Flickr, Wikipedia o Menéame han confirmado, donde el porcentaje de productores de contenido es sumamente reducido. La ratio de creadores/consumidores es de un 0,5% también en un estudio llevado a cabo en Twitter en 2011 que confirmaba que sólo una “élite” de 20.000 usuarios generaban tuits con el 50% de las URL que el resto consumía.

Respecto del tipo de actividad, Morozov estudió una jerarquía piramidal de cibernecesidades: nos dedicamos más a 1) divertirnos, 2) hablar, 3) compartir en redes sociales, 4) aprender (en sitios como Wikipedia o las charlas de TED) y, finalmente, 5) a actuar en campañas o por causas a las que nos adherimos.

Cuando usamos internet de forma activa y colectiva, los cambios son tan grandes que equivalen a cambios de categoría y no sólo de escala. En este sentido, Steve Levy observó, al escribir sobre el cambio que significó la aparición del iPod, que si uno hace algo un 10% mejor, logra una mejora, pero si hace algo 10 veces mejor, crea algo nuevo.

Internet no sólo puede hacer que nos comuniquemos mejor, sino que el grado y el alcance de esa comunicación transforma la manera en la que actuamos y vivimos. Hasta tal punto que el acceso a internet ha sido considerado por Naciones Unidas como un derecho humano, porque posibilita la educación, la libertad de expresión y la libertad de reunión de maneras nuevas. Vint Cerf, uno de los padres de internet, no está de acuerdo, porque considera que la web como herramienta no puede ser un derecho en sí, sino que lo es aquello que posibilite hacer esa herramienta.

Mathew Ingram, un periodista especializado en temas tecnológicos, justificaba la decisión de la ONU diciendo: “Los coches pueden no ser un derecho, pero la posibilidad de moverte con libertad ciertamente lo es, e internet es más como el sistema de carreteras que como un coche o un caballo”.

El agua antes que internet, o las matemáticas antes que aprender a programar. La idea de que hay que tener primero ciertos derechos o saberes, para que después vengan las “nuevas tecnologías”, como si el aprender no fuera parte de un proceso en el que el tener una ventana abierta al mundo y estar conectado en redes no favoreciera de manera multiplicadora ese aprendizaje, transformándolo en sí mismo. Como si al analizar el enorme salto que hizo dar la imprenta a la humanidad pudiéramos separar la herramienta del alcance que permitió.

Hay un momento en todo debate en el que se menciona la brecha digital como excusa para quitar importancia a internet, para recordarnos que estamos dejando fuera a quienes no pueden acceder a un ordenador… Y olvidamos así una gran brecha analógica que es y ha sido mucho más grande, pero también más invisible. A aquella cantidad de gente –siempre mayor numéricamente– que por una infinita variedad de causas no podrán estar en un lugar definido en tiempo y espacio.

La brecha digital es un concepto que ha sido usado como excusa muchas veces para negar o subestimar el impacto que tiene internet sobre el progreso de la sociedad y los individuos conectados. Podemos hablar de cantidad de smartphones o banda ancha por país, pero la distancia analógica siempre será mucho mayor, meramente por posibilidades numéricas, ya que internet permite conjugar personas, espacios y tiempos que analógicamente no es posible conectar.

El optimismo no está mal, pero deberíamos dejar de pensar en términos de “iPods per cápita” y más en qué estamos haciendo los que sí accedemos a internet, cómo podemos fortalecer a los intelectuales, a los disidentes, a las ONG y a los miembros de la sociedad civil. Como propone Morozov, “debemos callarnos nuestras conjeturas ciberutópicas y empezar a hacer algo efectivamente”.

Si se trata, como dijo William Gibson, de que el futuro ya está aquí, sólo que no está distribuido equitativamente, quienes somos testigos de sus posibilidades tenemos tarea por hacer.


Este artículo se publicó originalmente en la revista Cuadernos #2 Más Desiguales de eldiario.es, dedicada al análisis de la desigualdad en varios ámbitos, y en Diario Turing, la semana pasada.

Islandia y nosotros

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Llamamos revolución a la egipcia o a la tunecina porque han quitado a tiranos… ¿Cómo llamaremos a las revoluciones que hacen oír la voz del pueblo a gobernantes denominados demócratas que creen que la democracia es sólo votar cada 4 años? Hemos devaluado tanto a nuestras democracias, llamándoles así cuando no lo eran, llamando representantes del pueblo a quienes claramente no nos representan, que ahora, cuando salimos a la calle a decirle unas cosas a una ministra que no nos escucha nos tachan de anárquicos, rojos y otras cosas.

Así empieza Islandia, o cuando una mejor democracia es revolución, el post que publiqué ayer en ALT1040 (léanlo completo) porque continuaba comentando el grandísimo ejemplo que ha dado Islandia en lo que se ha llamado la revolución silenciada. Los comentarios, donde se habla de neoliberalismo, de innovación y de anarquía están cargados de razón y ahí encontré esto:

La innovación no tiene bases políticas (Camanarac)

Tan cierto. Algo está mal cuando muestras a un pueblo que hace escuchar su voz y lo primero que te dicen es que son de religión protestante, que son un país pequeño, en conclusión, que esto no sucederá en [X] (sustituya X por cualquier país hispanoamericano). Cuando nos apresuramos en buscar diferencias en vez de buscar lo que todos tenemos en común.

Todas las sociedades son particulares, porque tienen su historia y sus circunstancias, porque las personas somos diferentes, pero si buscamos excusas siempre nos mereceremos tener los políticos que tenemos. Si buscamos comodidad, tendremos bipartidismo. Si queremos innovación, tendremos que movernos, no pensar que podremos estar incómodos, sino incluso buscar salir de esa zona de confort, hablar con otros, confrontar nuestras ideas. Y puede ser que en el proceso se nos caigan muchos prejuicios, como que la innovación sólo era cosa de neoliberalistas.

Foto: grindlebone


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