Wikileaks

Wikileaks

Con Wikileaks y el caso de los documentos filtrados de la guerra de Afganistán estamos viviendo un momento transformador, no sólo en la historia del periodismo moderno, sino también en el debate sobre privacidad y transparencia, seguridad y control, en ámbitos empresariales, políticos y hasta círculos de la Casa Blanca y el Pentágono. Hasta ahora las filtraciones eran algo conocido que de vez en cuando ocasionaba debates internos en las redacciones, pero Julian Assange a bordo de su nave Wikileaks con la transparencia como bandera, ha quitado a los medios de en medio (nunca mejor dicho) y ha exclamado: aquí estamos para mostrar lo que tenga que ser revelado.

Esto es parte de un post mío que sale hoy publicado en ALT1040, lean el resto y si están o no de acuerdo, me encantará escuchar sus puntos de vista, allí o aquí.

David Simon: «La gente que lleva los periódicos ya no respeta su propio producto»

David Simon

La televisión generalista depende fundamentalmente de la publicidad, del número de globos oculares que ven los programas. Así que no puedes ofender a nadie ni hacer nada demasiado complicado, pues debes mantener a todo el mundo mirando, incluso a la gente que está habitualmente distraida, aburrida o que es simplemente estúpida. La necesitas, porque la publicidad necesita a 10 ó 20 millones de personas viendo el programa y los 30 segundos de anuncio. Esta era la estructura económica de la televisión hasta que llegó el cable. Y sólo entonces pudimos saltarnos estas normas al escribir. “Mire, no me importa si confundo a algunos espectadores. Si no pueden seguirlo, que se jodan”. Tú puedes decir eso ahora, contar una historia con sentido y sobrevivir.

Y esto es análogo a lo que sucede en los periódicos, aunque ellos hicieron el camino contrario. Mucho antes de Internet, empezaron a recortar su producto, a hacerlo más magro, más simple y con menos matices. Se deshicieron de los reporteros experimentados y contrataron chavales que no tenían experiencia en la ciudad. Y ahora están desesperados y no se atreven a cobrar por lo que ofrecen.

La televisión hizo lo contrario. Antes había cuatro canales y nadie pagaba por ellos, así que una vez que comprabas el televisor, toda la programación era gratis. Ahora, millones de estadounidenses pagan 40, 50, 70 ó 100 dólares al mes para tener 120 canales o más. La televisión extendió su oferta: canales completos dedicados a deportes, al tiempo, a la mujer, a las series. Ofreció más y cobró más, pasando de ser un servicio gratuito a ser un servicio de pago.

La gente me dice “Nadie nunca pagará por los periódicos, cuando puede conseguirlos gratis”. Pero es que nadie pagaría por la mierda de ahora. ¿Qué habría pasado si en lugar de que los periódicos hubieran sido vendidos y recortados, se hubieran hecho más esenciales, más viables, más sutiles? ¿Que habría pasado si no pudieras entender tu ciudad, o el mundo, sin leer el periódico por la mañana? Hicieron lo contrario. La transición de la televisión al cable es análoga a lo que podría haber pasado con los periódicos en el viaje a Internet.

(…)

Lo cierto es que la cuestión de espectador medio y de los recortes se la tomaron muy mal los periodistas de Estados Unidos. Porque se ven a sí mismos como víctimas de un asesinato, como gente que hacía su trabajo, que cubría el mundo y… “la tecnología cambió. No fue nuestro fallo, la tecnología cambió y es algo que no podemos controlar”. Gilipolleces. Esta no es la historia del que construía carrozas hasta que apareció el automóvil. No es la analogía más honesta. La verdad es que se supone que debes elaborar información precisa y de calidad sobre el mundo. Y llega Internet. El sistema de distribución cambia pero tu producto sigue siendo el mismo. Si te hubieras dedicado a hacer tu producto mejor, podrías cobrar por él en el nuevo sistema de distribución, que podría ser el centro de una fuente de ingresos. Pero en los diez años previos, destripaste tu producto porque no lo respetabas, siguiendo los consejos de Wall Street. Esto es algo que los periodistas no queremos escuchar. Preferimos pensar que fuimos asesinados, antes que cómplices de nuestro propio fracaso.

Lo dice David Simon, creador, productor y guionista de The Wire (HBO), en una estupenda entrevista. Negritas mías.

Foto: Imdb

Twitter como periodismo ambiental

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Dado que siempre el periodismo ha tendido a cuestionarse y a repensar sus métodos y sus fines, sería curioso que no lo hiciera en una época de tantos cambios en la distribución de la información y elaboración de la noticia. La despampanante irrupción de Twitter como abrumador canal de datos y eficiente red de comunicación supone un nuevo desafío en los límites que el periodismo tradicional ha puesto al definir sus conceptos.

¿Hasta qué punto los tweets son periodismo? ¿Y si el tuitero es un periodista? ¿Deberíamos considerar a Twitter una fuente válida? ¿Es periodismo lo que no sigue un proceso editorial propiamente dicho? ¿De qué depende la veracidad y la fiabilidad de un tweet? ¿Cuando retuiteamos, deberíamos verificar la información?

Hay quienes se ciñen a los conceptos del periodismo más tradicional, como Scott Cohn, corresponsal senior de la CNBC, quien sostiene que «los tweets no son periodismo», argumentando que el periodismo consiste en reportar hechos basándose en un proceso editorial.

Pero otros coinciden con Alfred Hermida, quien considera que Twitter es parte de la emergencia del «ambient journalism» y que ese proceso editorial también se da, pero de una manera distribuida y colaborativa en el social media, es decir, fuera de las estructuras formales del periodismo.

Los sistemas de conciencia social (awareness systems) son sistemas de comunicación mediados por ordenadores que intentan ayudar a las personas a construir y mantener un estado de conocimiento sobre las actividades, contexto o status de otros, aún cuando los participantes no están en el mismo lugar, según Markopoulos. (Más información).

Varios autores, entre ellos Boyd, coinciden en hablar también de conversación ambiental (ambient conversation), una corriente de mensajes emitidos por Twitter que permite a los individuos estar informados periféricamente de los debates que se producen, sin ser participantes activos de los mismos.

Ese tipo de información social, terriblemente útil para fijar contexto a los datos, tiende a llegar llena de ruido en canales como Twitter, por lo que Hermida propone como línea de acción para el periodismo a futuro el desarrollar aproximaciones y sistemas que ayuden al público a regular ese flujo de información, proveyendo de herramientas que tomen en consideración este nuevo modo de circulación de las noticias. Los periodistas serían «hacedores de sentido», más que simples reporteros.

Para mí es evidente que hay periodismo en Twitter, así como hay también entretenimiento, música, diálogo cotidiano, ruido, política. Un tweet es información verificable en muchos casos y podemos acercarnos a descubrir su veracidad o la calidad de su información; una fuente es más o menos fiable según ciertas características, y Twitter como plataforma no es periodismo ni deja de serlo, sino que es un canal a través del cual nos llega un stream ambiental de información. Twitter es una forma más en que la información se está distribuyendo y a la vez es esa corriente de conversación ambiental que nos acerca el contexto de los hechos.

Twitter se ha integrado ya, con su velocidad y riqueza en alertas informativas, como medio de consulta de muchas redacciones. Esos awareness systems están haciendo que la noticia no sea algo que el periodista presenta empaquetado y atado, una «historia», sino que los hechos sean acercados y puestos en relación por el periodista como parte de una conversación en la que todo el contexto y los comentarios posteriores serán parte de la historia. Estos sistemas amplios, asíncronos y permanentemente activos están permitiendo a la sociedad mantener un esquema mental de noticias y eventos a su alrededor. Somos parte de esa conversación, como periodistas y como público. Tendremos que aprender a hacer periodismo en estos nuevos horizontes.

Foto: William Brawley

Twitter, ese cachorro

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Twitter cumplió 4 años ayer. Lo hemos visto nacer, tambalearse, crecer. Hemos ido adoptándolo en muchos usos y lo hemos integrado a nuestras vidas de una forma que no hubiéramos imaginado. Para mí Twitter es un poco ese cachorro que uno encuentra un día en la calle, decide tener en casa un par de días hasta encontrarle un lugar y finalmente acaba siendo parte de la familia, y resulta imposible pensar cómo hubieran sido las cosas de otra manera.

Estas cosas pienso al responder algunas preguntas que ayer, Luzangelly Medina, estudiante de Comunicación Social de la Universidad Central de Venezuela me hizo para un trabajo sobre Twitter como herramienta periodística. Aquí las respuestas:

¿Cómo utilizas el microblogging Twitter?

Utilizo Twitter de muchas formas y continuamente desde hace más de 3 años. Es una herramienta que he integrado completamente a mi vida profesional y personal. Me resulta muy útil. Básicamente es una forma de comunicarse con una gran cantidad de personas, cercanas o no; un canal de información y búsqueda de temas; un termómetro permanente del ánimo y las percepciones de millones de personas.

¿Crees que es una herramienta útil para el oficio periodístico?

Sí, absolutamente. Cada vez más Twitter se utiliza como la red donde primero aparecen las alertas informativas, debido a la gran cantidad de personas que la utilizan. También como red de contactos y como un medio de comunicarse con profesionales, medios, instituciones y otras personas que lo usan.

¿Lo consideras una fuente de información?

Twitter no es una fuente, es un medio. La fuente es la persona o el usuario que vierte cierta información en este medio.

¿Cuál es el rol del periodista ante el desarrollo de las nuevas tecnologías, específicamente Twitter?

El rol del periodista siempre debe ser estar al servicio de la verdad y utilizar todo tipo de herramientas que sirvan para desarrollar mejor su trabajo. Una de las cualidades esenciales de todo periodista es la curiosidad y en este sentido, toda persona que trabaja con información debería abrirse una cuenta de Twitter, usarla, experimentar y finalmente decidir si la utiliza o no. A mí me parece que un periodista que quiera estar informado sobre lo que está pasando en ciertas áreas no debería quedarse afuera de la gran red de personas conversando que es Twitter.

Algunos consideran que el Twitter puede ayudar a mejorar el ejercicio periodístico. ¿Qué opina usted al respecto?

Lo que mejora el ejercicio periodístico es conectar con la gente y saber qué temas necesitan ser indagados. En este sentido Twitter ayuda muchísimo a saber de qué se habla, qué temas interesan, qué se dice sobre un tema. Twitter es un lugar maravilloso para escuchar, si se sabe cómo, y también para difundir.

Foto: keiyac

Estado de la blogosfera (en inglés) en 2009 según Technorati

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Technorati sacó este año el informe sobre el estado de la blogosfera que viene realizando desde 2004, utilizando por segunda vez la encuesta directa a los 2900 bloggers que formaron la muestra.

La mitad de los bloggers consultados son estadounidenses y casi el 80% escribe en inglés, como bien señala Bitacoras.com, por lo que los datos no son extrapolables a la realidad de los blogs en español.

Sin embargo el estudio aporta datos interesantes:

  • Dos de cada tres bloggers son hombres.
  • El 73% de los bloggers usa Twitter.
  • El 72% de los bloggers escribe por hobby.
  • Un 40 por ciento de los bloggers han trabajando en alguna ocasión para medios tradicionales.

y empieza clasificando en 4 tipos de bloggers:

  • Bloggers que publican por hobby: El 72% de los encuestados postean para divertirse. No obtienen beneficios económicos de su actividad y sólo algunos dijeron que les gustaría que fuese así. Más que ningún otro grupo, los «hobbyistas» (hobbyists) dicen bloguear para expresarse (53%).  Un 71% de ellos actualiza al menos una vez por semana, mientras un 22% lo hace diariamente. Su forma de medir el éxito de su blog es su satisfacción personal.

Luego dividen el grupo de los profesionales (quienes ganan al menos algo de dinero y consideran el blog parte de sus objetivos empresariales) en 3 subgrupos:

  • Part-Timers: El siguiente grupo más grande con un 15%, los part-timers dicen que  «postean para complementar sus ingresos, pero no lo consideran un trabajo full time». El 75% postean para compartir sus conocimientos, mientras un 72% lo hace para atraer nuevos clientes. La forma de valorarlo está repartida: un 61% dice medir el éxito de su blog por las visitas únicas, pero un 60% dice que también valoran la satisfacción personal.
  • Autónomos: Con un 9% de los encuestados, los empleados por cuenta propia son en muchas formas los más profesionales. Dicen postear full time para su propia empresa u organización y el 10% dice bloguear 40 horas o más por semana. 22% dicen que su blog es su empresa, mientras el 70% dicen tener una compañía y bloguear sobre su negocio. Los autónomos también valoran más las páginas vistas (63%) que la satisfacción personal (53%), y un 53% está posteando más que cuando empezaron. Finalmente, los autónomos son los que más tuitean de todos: 88% dice usar el servicio.
  • Profesionales: el grupo más pequeño, con un 4%, dicen bloguear durante su jornada laboral completa para una compañía u organización, aunque realmente muy pocos reportan cubrir completamente las 40 horas por semana blogueando. 46% postean más de lo que lo hacían cuando comenzaron. 70% lo hace para compartir sus conocimientos; 53% para atraer nuevos clientes al negocio en el que están. De forma acordde, las páginas vistas son la métrica más importante para ellos (69%), comparada con un 53% de satisfacción personal.

El informe se divide en 5 partes:

1 – Quiénes son los bloggers

2 – El qué y el por qué de los blogs

3 – El cómo del bloguear

4 – Réditos económicos de los blogs, marcas y blogs

5 – Twitter, el impacto global y el futuro de los blogs

Las principales conclusiones del estudio apuntan a que los bloggers profesionales son cada año más prolíficos y más influyentes. Twitter y las redes sociales representan una tendencia importante que afecta a la blogosfera este año. Los blogs comienzan a pisar el terreno histórico de los medios tradicionales, como puede verse en la cobertura de las protestas en las elecciones iraníes. Con más áreas en las que sumergirse, y nuevas maneras de contar las historias, la blogosfera es fuerte y cada año se vuelve más potente.