Escribo en Cuadernos #2 sobre desigualdades en internet

Portada de Cuadernos #2 de eldiario.es

 

Más Desiguales, el segundo número de los Cuadernos de eldiario.es habla de las desigualdades. De las desigualdades en lo económico, ante Hacienda, de las mujeres, de las monarquías, de los banqueros, de los inmigrantes.

Cuando nos ponemos a pensar en la tecnología, en estos tiempos de optimismo digital, pareciera que internet, llena de oportunidades, es justamente la tierra donde esas desigualdades se desvanecen. ¿Hasta qué punto eso es cierto y no un mantra que nos repetimos sin pensar demasiado? La vigilancia de los gobiernos, el cerco constante a nuestra privacidad, las brechas de género, de riqueza y de acceso que seguimos perpetrando a través de internet hacían necesario que el tema fuera analizado con datos. Y ese fue mi desafío en el segundo Cuadernos, y cuando hablamos la primera vez del tema con nuestro editor jefe, había tantas cosas que me dí cuenta que era un tema que pedía ser escrito.

Estaba feliz de que me hubieran pedido un artículo para Cuadernos, y a la vez estaba ese thrill en el estómago. Todo cambia cuando son tus palabras las que estarán en papel. Me faltaban lugares para poner los enlaces, me sobraban caracteres, sorprendentemente me angustiaba el contar letras y palabras. El haber escrito siempre para pantallas hizo que me dé el síndrome inverso cuando pensaba que esto se imprimiría en papel. La nueva nostalgia. Que eso no se podrá reescribir, cambiar, corregir, comentar con otros lectores al pie del post. Horror.

Me encerré un par de días, y ahí está. Hoy circulaba en una copia cero que revisamos 40 veces en busca de erratas y ya está de camino a la imprenta. Mi artículo se titula «Internet. Ciberutópicos y pesimistas digitales» y lleva ilustraciones de Belén Espejo y  gráficos de Covadonga Fernández. Cuadernos estará en kioscos y en el buzón de nuestros socios la próxima semana y más adelante en versión digital (EPUB y MOBI para Kindle). Disfrútenla.

La sabiduría de las multitudes, Wikipedia y el periodismo

Crowd

Mucho se ha escrito sobre la sabiduría de las multitudes (the wisdom of the crowds) y creo que mucho aún se escribirá, en estos tiempos movedizos donde la autoridad tiende a ser puesta en duda y la conectividad parece un factor más importante que otros, mientras el aporte cooperativo y altruista construye obras como la Wikipedia.

Esta semana, en una interesantísima discusión con compañero, llegamos a un debate interesante: si un trabajo que utilizase información proveniente de cualquiera que tuviera acceso a internet podía considerarse periodístico. Y si eso cambiaría si fuera una multitud la que aportase los datos.

Uno de los deberes innegables del periodista es comprobar todos los datos que incluye en su trabajo, pero ¿qué pasa cuando no es posible por la alta cantidad de aportes? Cuando debe fiarse de los contenidos que aporta de esa masa, ¿sigue siendo periodístico, o es otra cosa? ¿Nos negamos a reconocerlo como periodístico? ¿Tiene menos calidad?

El primer ejemplo vivo del logro de la inteligencia colectiva que me vino a la mente fue la Wikipedia. Con 26 millones de artículos en 285 idiomas a fecha de mayo de 2013 es uno de los mayores repositorios de conocimiento de la Humanidad contemporáneos. Nació en 2001, lanzada por Jimmy Wales y Larry Sanger, como un side-project de Nupedia, una enciclopedia online editada únicamente por expertos. Uno de los problemas de Nupedia era la lentitud que exigía el proceso, ya que no era una wiki sino que los expertos debían pasarse los papers y aprobarlos. En sus primeros 6 meses lograron sacar 2 artículos, y en su primer año sólo 21, mientras que en su primer mes Wikipedia había producido 200.

Rápidamente alcanzó popularidad, y casi media internet ya usaba Wikipedia (es un decir), cuando dejó de ser una fuente innombrable en 2005. En marzo de ese año la revista Nature publicó «Internet Encyclopedias Go Head to Head», un paper de Jim Giles, donde se comprobaba que la Wikipedia es al menos igual de fiable que la Enciclopedia Británica en los artículos científicos. Nature había pedido a expertos de distintas disciplinas que revisaran 50 artículos sobre los mismos temas y longitud similar en cada enciclopedia y los evaluaran teniendo en cuenta la exactitud de los datos. El resultado arrojó 2,9 errores por artículo en la Britannica versus 3,9 en la Wikipedia.

Nature también entrevistó a más de 1.000 de sus propios autores sobre su uso de enciclopedias, y encontró que más del 70% de los encuestados dijeron consultar Wikipedia en temas científicos, mientras que el 80% calificaba como «excelente» o «satisfactoria» la cobertura de un tópico, la relevancia de la información, la exactitud y la oportunidad de Wikipedia.

Rápidamente los wikipedistas crearon un proyecto para corregir los errores que había señalado el paper de Nature, y también crearon una página en la Wikipedia que listaba los errores que había en la Enciclopedia Británica.

¿Cómo puede ser posible? Con esto tenía algo que ver la Ley de Linus, basada en lo que dijo Linus Torvalds: «Dado un número suficientemente elevado de ojos, todos los errores se convierten en obvios». Este enfoque es usado para sostener el software libre, cuyos desarrolladores liberan el código cada cierto tiempo para obtener una mayor cantidad de correcciones en menos tiempo.

Ya se habla de ejemplos de comprobación de la sabiduría de las multitudes en 1906, cuando en una feria rural en Plymouth, 800 personas participaron en un concurso para estimar el peso de un buey. El estadístico Francis Galton observó en ese momento que la estimación de media, 1207 libras, se alejaba sólo por 1% de error del verdadero peso del buey que era 1198 libras.

Parece sin embargo que las multitudes y su sabiduría no aciertan siempre. James Surowiecki, en su libro The Wisdom of Crowds, trata sobre cómo los grupos toman decisiones mejores que las que hubiera tomado su miembro más inteligente. Surowiecki analiza muchos casos y también detalla los factores que hacen que la multitud falle: homogeneidad entre esas personas; división de manera en que no haya difusión de información necesaria para otros miembros; imitación o factores emocionales que puedan llevar a la presión de los pares o comportamiento gregario.

Entonces ¿crees en la Wikipedia? Yo creo, pero no voy a misa. Creo pero busco otras fuentes, creo pero sigo leyendo. Para mí estamos en momentos clave para el periodismo, porque es ahora cuando debemos aprender cómo navegar en estos nuevos flujos y fuentes de información, cómo no perder el norte en el torrente de datos, y cómo ejercer esa necesaria tarea de darles sentido. Y que lo hagamos sin complejos, sin miedo a la autocrítica, abrazando la riqueza de internet y estos nuevos procesos, sin perder la experiencia de la historia que nos precede.

Foto: James Cridland

El día en que El Mundo sacó su exclusiva tras Orbyt

¿Dije divertido? Me quedé corta. El viernes fue un día fascinante periodísticamente hablando. Nos llega la noticia de que El Mundo ha publicado una bomba: el pago de sobresueldos en negro durante años por parte de Luis Bárcenas, el tesorero del PP a altos cargos del partido. La sacamos en eldiario.es, citando y continuando con la historia. Había mucho que contar y la redacción se puso manos a la obra.

Día movido y no pude escribir aquí sobre un debate que leí de reojo en Twitter y me pareció muy interesante: El Mundo publicó la que bien podría ser su exclusiva del año en Orbyt, un formato sólo disponible a suscriptores.

Su muro de pago dejaba a la mayoría de lectores online sólo con un título. La noticia se extendió por todos los medios, y durante todo el día se habló extensivamente sobre el tema en redes sociales y en las charlas de taxis y cafés. Varios medios digitales mostraron celeridad para enlazar y no desaprovechar el momentum del tema: todos o casi todos se beneficiaron de visitas y conversaciones de sus lectores, dejando atrás a El Mundo, que pese a llevar la exclusiva, se cerró las puertas a ser referenciado, enlazado, y probablemente llegar a lectores que no tenían.

¿Error estratégico de El Mundo? Según Ricardo Galli en su post sobre el tema, sí, porque olvida «la gran paradoja de las noticias: las que son importantes, las que presuntamente tienen más “valor de mercado”, son rápidamente replicadas por lo que rápidamente se convierten en una commodity, y sólo benefician a los medos más pequeños y sin recursos que se dedican a copipastearla (por ejemplo) o resumirla y opinar».

Concuerda Antonio Ortiz en reconocer que habría optado por mostrar más en la web para conservar la relevancia, pero se muestra a favor de modelos de pago por contenido, que «tienen más que ver con la calidad media diaria y el valor añadido sostenido en el tiempo que con exclusivas puntuales». Juan Varela hizo un análisis de la estrategia, que considera acertada pero mejorable y dio detalles para afinarla.

A pesar de que no tenemos los números de suscriptores del viernes de Orbyt, y nos perdemos algunos datos que podrían ser más concluyentes, quienes trabajamos con la información no podemos ni deberíamos dejar de analizar estos momentos periodísticos también desde la nueva configuración del espacio informativo.

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Una twittervista es una entrevista hecha a través de Twitter. ¿Ventajas? El tiempo real de Twitter le da agilidad cuando estamos entrevistando a personas a las que no tenemos la oportunidad de ver en persona o contactar por teléfono. El límite de caracteres obliga a la necesaria concisión en las respuestas del entrevistado. Y otros pueden sumarse al hashtag y sumar preguntas.

Ayer Javier Montes, de Soma Comunicación me hizo una twittervista que pueden leer entera en 360 grados press, donde hablo de medios digitales, de Twitter, de la neutralidad de internet, de Movistar Fusión, de la crisis y Latinoamérica. Eso sí, muy corto.

Bambuser: el poder de la transmisión en vivo para todos

Nacidos con la misión declarada de democratizar el poder del vídeo en directo, Bambuser es mucho más que un servicio de streaming y se ha convertido en un aliado de periodistas y ciudadanos comprometidos con mostrar lo que sucede en sus países.

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Aunque existe desde hace algunos años, Bambuser ha visto crecer la cantidad de sus usuarios y su popularidad tras las protestas de la Primavera Árabe, en países como Egipto y Siria, donde jugó un rol clave al permitir mostrar los bombardeos de Homs hacia el exterior del país, y por lo mismo fue bloqueado temporalmente por el gobierno.

También se ha convertido en una fuente confiable para medios, que encuentran una forma accesible y rápida de saber qué está pasando en determinado lugar. Hace poco firmaron un acuerdo con Associated Press por medio del cual la agencia puede utilizar vídeos publicados en Bambuser con consentimiento expreso de los autores, otorgando la acreditación de los mismos en todos los usos que haga de ese contenido. Y como parte de su compromiso con la libre expresión y la democracia, y acorde a su misión de democratizar el poder de transmisión en vivo,dan un servicio premium gratuito a activistas y periodistas ciudadanos. Para solicitarlo tienes que enviar un email a info@bambuser.com con tu nombre de usuario y una descripción del tipo de contenido que emites.

Funciones

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Analizando sus funciones vemos por qué ha tenido tanta aceptación. El servicio es potente, muy fácil de configurar y usar y con distintas funcionalidades que no nos hacen echar de menos otros servicios similares para transmitir en video desde smartphones o desde webcam.

La cuenta se configura rápidamente, permite registrar tu cuenta de Twitter y Facebook y configurar opciones para publicar enlaces a los videos automáticamente. También tiene integración con otros servicios: Tumblr, Blogger, MySpace, Flattr, Foursquare, Yammer, Cuzo, IRLconnect, identi.ca y Friendfeed.

Permite customización del player con colores y añadir sala de chat o no. Los vídeos se pueden embeber y podemos seleccionar las opciones de formatos predeterminada con la que se podrá hacerlo.

Bambuser puede instalarse en varias plataformas: iPhone, Android, Windows Mobile, Bada, Nokia Meego, Maemo 5, Symbian^3 y las versiones S60 5th, 3rd y 2nd Edition y Symbian UIQ 3.

Los videos pueden ser etiquetados, lo que hace que en la web puedan aparecen constantemente las trending tags o etiquetas que están siendo muy populares en las últimas 24hs, día, semana, mes o año.

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Los vídeos que capturemos serán subidos automáticamente a nuestro perfil, y tendremos la opción de marcarlos como privados o públicos antes o después de la grabación. Una vez finalizados se pueden descargar en formato .FLV, marcar con un «Like», compartir en Facebook si es privado o en las redes sociales que tengamos agregadas si es público. Permite suscripción a los usuarios mediante RSS y seguir a otros perfiles de Bambuser (tipo following/followers). Se pueden crear eventos y que otras personas se suscriban, así como suscribirnos nosotros. Además del recuento de followers, se muestra la cifra de vídeos subidos y total de visionados.

El vídeo publicado muestra la geolocalización en el mapa si está activado, día y hora, caja de chat, modelo de teléfono que se usó y opciones de compartir.

Otras ventajas de Bambuser: permite múltiples retransmisiones a la vez, y tiene una opción para guardar los frames que no se han llegado a transmitir, de modo que los sube al servidor y luego reconstruye el vídeo. Muchas opciones para un servicio que además de mantener sus ideales, se muestra muy receptivo hacia sus usuarios (sólo hay que ver que los teléfonos e emails de quienes trabajan en la empresa están publicados en la web, empezando por el CEO).

Este artículo fue publicado originalmente por mí en Bitelia.

 

No me adjunte su CV por favor

Un poco drástico como título, pero es un buen consejo que surgió en la charla con periodistas y alumnos de periodismo en la charla del viernes en Asociación de la Prensa de Madrid. Allí estuve, junto con otros profesionales del medio, como Sindo Lafuente, adjunto al director de El País; Rosalía Lloret, directora general de Desarrollo Digital de Unidad Editorial y Pepe Cervera, autor de Perogrullo y profesor de Universidad Rey Juan Carlos, hablando sobre las nuevas oportunidades laborales abiertas por Internet para egresados de carreras en comunicación.

Coincidíamos con Sindo en que no leemos los CV que vienen adjuntos en los emails de candidatos. Dame enlaces, muéstrame tu blog, cuál es tu twitter. No estamos hablando de no hacer currículums nunca más, sino de que tu trabajo hable por ti, de hacer más en el medio online para que eso pueda ser tu carta de presentación.

De todas maneras nunca viene mal tener un buen currículum a mano, y para eso, están muy bien las recomendaciones de Guy Kawasaki: ¿Qué quieren ver en tu currículum los encargados de contratarte?