Rastros


Crédula habló de mudanzas, y de cosas perdidas u olvidadas por los antiguos moradores. Perder, que sería algo así como olvidar desde el subconsciente, según Freud. No creo haber dejado nada en otras casas, aunque recuerdo que en una mudanza se perdió una bolsa llena de muñecas. Yo tendría cuatro años. Pero quizás se perdió en el camión así que no lo cuento.

Crédula me hizo acordar de mis mudanzas: cuando era chica, adoraba mudarme de casa, era como empezar de nuevo en un barrio o en una ciudad llenos de cosas por descubrir, y no entendía a mi madre que resoplaba al hablar de las mudanzas.

No recuerdo hallazgos inesperados. Pero no por eso he dejado de buscar huellas que cuenten historias.

Mi última mudanza fue a un piso amueblado, que tiene vajilla, almohadas y hasta un set de cacerolas. La mayoría de las cosas habían sido compradas por la dueña y estaban nuevas, pero a mí se me ocurre que algunas simplemente debieron haber sido usadas por el inquilino anterior, compradas e instaladas a su gusto. El empapelado con flores chiquitas en toda la habitación, los caracoles de fantasía pegados en el espejo del baño lo delatan. Siempre me he preguntado viviendo en este piso, cómo era la persona que vivía antes aquí. Me invento historias de su vida, reproduzco sus hábitos de acuerdo a los detalles que quedaron.

Era una mujer, joven y guapa. Lo primero está confirmado por las cartas de promociones que siguen llegando al buzón y que ya no devuelvo a la dueña del piso porque dice que no sabe dónde se ha ido. (¿Quizás no se llevaban muy bien? Mmm. Prueba no determinante). Lo segundo porque se suscribía a muchísimos catálogos de moda y porque la propietaria siempre se refiere a ella como a una chica. Lo tercero me lo imagino, sí, es irracional, pero pienso que poniendo tanto esmero en decorar la casa también habría sido así consigo misma.

Tenía mucha ropa (los armarios son gigantes y hay por todas partes) y le gustaba maquillarse: el espejo del baño tiene muchas luces y es inmenso. ¿Tenía novio, amante, marido? ¿Se llevaba bien con los vecinos? ¿Compraba en el mismo supermercado que yo? O más intrigante todavía: ¿sigue viviendo en el barrio y mira hacia arriba, mi balcón, cuando pasa?

Confieso que muchas veces me he sentido tentada de preguntarle a la dueña del piso sobre ella. Pero tengo miedo de que la verdad me desilusione.


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Laura pidió que habláramos de olvidos o abandonos y yo termino hablando de un fantasma. Ojalá comprenda que por carecer de recuerdos no quiero dejar intacta su posta. Lo escribió en forma de meme, y yo no sé muy bien a quién mandárselo. La mayoría de mis «amigos de blogs» escriben sobre tecnología o proyectos para el tercer mundo o en otros idiomas, o hacen fotos o música y no escriben y no me van a hacer ni puñetero caso. Lo dejo para el que quiera retomarlo. Que me deje un comment así lo leo.

2 respuestas a «Rastros»

  1. Te había dejado un comentario ayer pero veo que no llegó. Básicamente te decía que creo que tu post sí se ajusta al meme porque, si bien no habla de olvidos y abandonos, sí lo hace de encuentros: los que tenés cada día con los rastros -voluntarios e involuntarios- que dejó la antigua moradora de tu casa.
    Me encantó la idea de que también ella pasa por ahí y mira hacia tu balcón preguntándose cómo será la que hoy se mira en el espejo de caracoles o se apoya en la pared con flores. Las dos se piensan, se investigan y de alguna manera se inventan.
    Saludos.

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