Jóvenes audiencias, nuevos lenguajes: reflexiones desde Cartagena

Tuve la suerte de participar en el XXII Foro Eurolatinoamericano de Comunicación, celebrado en Cartagena de Indias entre el 24 y el 26 de octubre. El evento, organizado por la Asociación de Periodistas Europeos (APE), la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) y la CAF-Banco de Desarrollo de América Latina, reunió a periodistas jóvenes y emprendedores de toda Iberoamérica. Fue una experiencia enriquecedora en lo profesional y lo personal. Me encantó estar allí compartiendo aprendizajes con tantos colegas y proyectos innovadores de medios latinoamericanos que están transformando la manera en que se hace y se entiende el periodismo.

Participé en el panel “La juventud como audiencia”, moderado por Flavio Vargas (CAF), junto a Álvaro González de Radiónica (Colombia), Rafael González y Daniel Mountain. Durante la conversación, hablamos de algo que para mí es fundamental: cómo conectar con las audiencias jóvenes desde un periodismo que no solo informe, sino que también escuche, dialogue y emocione. En Vozpópuli, donde trabajo como jefa de Producto, apostamos por medir no solo el tráfico, sino también el tipo de interacción que genera cada contenido. Nos interesan las métricas cualitativas porque nos ayudan a entender cómo se relacionan nuestros lectores con lo que publicamos, y qué los mueve a compartir, a comentar, a volver.

También compartí cómo usamos herramientas de analítica en tiempo real para adaptar los contenidos a lo que está ocurriendo en ese preciso momento, y cómo las redes sociales deben dejar de ser vistas únicamente como canales de distribución para convertirse en espacios de cocreación. Las audiencias —especialmente las más jóvenes— quieren formar parte de la conversación. No buscan solo informarse, sino también participar. Y eso implica que el periodismo debe estar dispuesto a abrirse, a escuchar, a replantearse constantemente sus formatos y su lenguaje.

Una de las grandes riquezas del foro fue el intercambio con colegas que están creando nuevos medios en contextos muy diversos. Ver de cerca proyectos como Chequeado en Argentina o La Silla Caribe en Colombia me reafirmó en la idea de que el periodismo emprendedor no es una moda, sino una respuesta real y necesaria a los desafíos actuales: la desinformación, la polarización, la pérdida de confianza. Estos medios jóvenes no solo ofrecen información rigurosa y verificada, sino que además están experimentando con modelos sostenibles y con formatos narrativos frescos, creativos y profundamente conectados con sus comunidades.

Las conclusiones del encuentro reflejaron precisamente eso: que hay una generación de periodistas que no solo se adapta, sino que innova; que no solo se forma, sino que emprende; y que entiende su papel social con responsabilidad. La lectura de la Declaración de Cartagena de Indias cerró el foro con un llamado claro: fortalecer un periodismo joven, independiente y comprometido que enfrente con rigor los discursos manipuladores y defienda la verdad como bien público.

Volví de Cartagena con muchas ideas y una certeza: el futuro del periodismo está en la conexión real con las audiencias. No se trata solo de alcanzar a los jóvenes, sino de entenderlos, de hablar con ellos y no solo para ellos.

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